47.- Injusto destino

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Habrías dicho algo de inmediato de no ser por el nudo que se formó en tu garganta. La palabra final de Ego era un hecho, lo entendiste desde el principio. Nunca bromea cuando se trata del proyecto. Lo único que te quedaba era aguantar las ganas de llorar frente a él para evitar quedar como una mala perdedora. Lo cierto era que tu sensibilidad como mujer hacía que aquello doliera como una puñalada en el estómago.

—Tu padre te sacará del país hoy mismo debido al riesgo que corres al involucrarte con tantos hombres en Bluelock —explicó usando un tono más  bajo de lo normal, como si aquello fuese igual de desagradable para él—, específicamente porque vió cuando Shidou te golpeó por accidente, pero esos detalles no le importan, y por si fuera poco, tu identidad pende de un hilo gracias a que saliste en las noticias en un escándalo que te involucra con Itoshi Sae dentro de un centro comercial.

Mierda... cómo me persigue el nombre de ese tipo...

—Por mucho que te oculte, alguien se dará cuenta de esta mentira y la asociación de fútbol se negará a aceptarte cuando sepan que eres una chica, además, posees doble nacionalidad, lo cuál complica una negociación. Sé que dije que te ayudaría hasta donde pudiera, siempre y cuando no causaras problemas, pero todo lo que acontece tu situación me supera. —tras terminar con las razones de tu expulsión, te mostró en pantalla una imágen de un grupo de futbolistas con la bandera de un país que te era muy familiar— Lo único que puedo hacer es ofrecerte entrar a la liga femenil de Alemania, que es el mejor equipo a nivel global, serás reclutada de inmediato y puede que hasta te conviertas en su delantera estrella, podría ser una gran oportunidad para levantar el interés público en el deporte fem...

—No quiero. —cortaste firme, ahogando la rabia que te invadía por dentro, estrujando tu camiseta a la altura del corazón, sumamente ofendida. — ¡Eso sería lo mismo que abandonar mi estilo de fútbol, y lo sabes! ¡Me estás desperdiciando, Ego! ¡Tirando todo lo que soy a la basura! —lloraste elevando el tono, dejando que tu coraje saliera, harta de guardarte las emociones— ¡Si quisiera haber entrado a un equipo femenino, ya lo habría hecho hace años! Pero ese no es mi sueño, no vine a Bluelock para escuchar esas palabras, ¡y mucho menos de tí! —diste un paso al frente dejando que tu cuerpo se inclinara sobre el pecho del entrenador, que permaneció inmóvil y atento a tus palabras sin evadir tus manos aferrándose a su camisa— ¡Eres el hombre que prometió convertirme en la mejor delantero del mundo sin importar nada! ¿O acaso todo esto es mentira y sólo somos parte de un juego para tí?

Mientras mojabas de lágrimas su pecho, Ego se llevó una mano al rostro para quitarse los lentes y tallar sus ojos, buscando una respuesta para sí mismo ante la inquietud de su propio cuerpo.

Sentiste una suave palmada sobre tu cabeza que se quedó ahí para acariciar tu cabello. Estabas sorprendida con aquella sensación y levantaste la mirada para encontrarte con la profundidad de sus orbes oscuras, aparentando frialdad, pero que, de hecho, no podían ser más cálidos, generando confusión en tu corazón al disfrutar del contacto tan cercano con el desquiciado que te había encarcelado durante meses como una prisionera para, al final, sentenciar tu muerte.

—La vida es injusta y el destino incierto. No depende de mí hacer todo el trabajo, Zian. Te doy esta información para que tu mente lo interprete de la mejor forma posible. Si eres lo suficientemente egoísta, sabrás que este no tendría por que ser el final de tu historia.

—¿Que significa eso? —te separaste para limpiar tus lágrimas y recobrar la calma, pero no la alegría— Ya no me queda nada por hacer si soy expulsada.

—La respuesta a tu pregunta la generarás tú misma. Talvez está en Japón, en Alemania o en otro lugar. Dejo en tus manos esa tarea.—Después de acomodarse los lentes te abrió la puerta dejando escapar un suspiro y sacando una carta del bolsillo— Hazme un pequeño favor y dale esto a tu hermano antes de que tu vuelo salga.

ZIAN [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora