Amor y amistad (Parte 4)

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Kurona: 4 pm.
Acuario

—¡¿Esperaste mucho?! —preguntaste una vez que lo alcanzaste en el punto donde quedaron verse. Tenías la camisa de Shidou puesta y un short que compraste antes de salir de la playa donde los echaron por exhibicionismo antes de que el demonio de la lujuria pudiera saciar su sed.

Ranze negó y señaló el camino. Tomaste su brazo y dejaste que te guiara. El contacto hizo que su piel se erizara. Era de pocas palabras, pero sus acciones hablaban por él.

Han llegado a un acuario extraordinario y enorme donde podían encontrar desde pequeños peces y caracoles hasta grandes orcas, cocodrilos y delfines.

Una de las experiencias era sumergirse en el área de los tiburones. Kurona estaba muy emocionado por entrar, pero tú tenías miedo al ver a esas criaturas de enormes dientes y aletas gigantes.

—¿Y si mejor te veo desde aquí? —diste un paso atrás al verlo pedir dos trajes de nado.

—¿Esto te da miedo? —Kurona esbozó una larga sonrisa abierta para mostrarte sus dientes afilados, estirándola con sus dedos en un intento de verse amenazante, logrando el efecto contrario.

Finalmente te pusiste el traje especial y con ayuda de los expertos, fueron sumergidos durante algunos minutos. Pudiste observar a los depredadores de cerca. Retrocedías con temor cada vez que alguno se acercaba a la jaula. Kurona te mantenía tomada de la mano, brindándote valor.

La trenza de Kurona se deshizo accidentalmente, impidiéndole ver bajo los lentes, por lo que tuvieron que salir antes.

Una vez fuera, lo ayudaste a trenzarla nuevamente y en agradecimiento te hizo una también.

Él se sonrojaba cuando tu rostro estaba tan cerca. Te compró una enciclopedia de constelaciones como recuerdo de su pequeña cita y un llavero con una estrella de mar.

—¿Te divertiste, estrellita? —preguntó antes de que te fueras. Para Kurona, eras una luminosa estrella que sobresalía en su cielo y por la que estaría dispuesto a viajar infinitamente para estar juntos.

—¿Hace falta preguntar? —Le besaste la mejilla y apoyaste tu mano en su hombro para susurrar en su oído— La próxima vez, llévame a ver otro tipo de estrellas.~

Probablemente esa frase haya sido culpa de quedarte con las ganas de Shidou.

Nikko: 5 pm.
Convención animé

—Disculpa. No puedes entrar sin un cosplay. —te detuvo un encargado de entrada en el edificio donde se llevaría a cabo un evento de manga y anime. El chico estaba disfrazado de Pikachu.

—Ah, yo, no lo sabía.

—¡Zian! ¡Estás aquí! Gracias por venir. —con una mano detrás de la nuca y un cosplay de jugador de Yu-gi-oh, Nikko seguía ocultando sus ojos bajo un rostro cabizbajo y apenado— Sé que esto es algo raro, pero no quería perdermelo y sabía que los demás te llevarían a lugares geniales y románticos...

Mientras Nikko se disculpaba, observaste una carta que sobresalía de su brazo donde estaba su tablero de juego y después entraste a una tienda de disfraces.

—¡Bieeeen! ¡Qué gran conjunto! —admiró el chico Pikachu al verte junto a Nikko momentos después— ¡Entren, por favor!

Entre música, openings y endings, caminaban y observaban a cientos de personas disfrazadas, posando para fotos, haciendo bailes, cantando, actuando y jugando.

Nikko se detuvo de golpe al ver a otros jugadores de Yu-gi-oh y se unió a ellos. Lo seguiste por la espalda y observaste cómo se sincronizaba con su oponente que llevaba un cosplay del protagonista Yugi, quien invocó a su compañero, un chico que iba disfrazado como mago oscuro.

Tu novio no perdió el tiempo e invocó a la maga oscura, que eras tú. Cuando entraste al círculo de invocación, las miradas se fijaron en tí y lo bien que tu cuerpo lucía aquél disfraz. La gente se iba acercando para ver cómo terminaba el duelo. En términos de pelea, perdiste debido a las estrategias del oponente, pero aún así, ganaste admiradores, fotos y dulces como recompensa.

Nikko también recibió elogios de su oponente por ser tan formidable en batalla. Sus ojos brillaron tanto que te conmoviste y lo abrazaste dulcemente.

—Vaya, tiene novio. —dijo alguien al fondo.

—Sí, es una lástima, es tan linda.

—Se parece un poco a la futbolista, ¿no?

Con aquella pregunta, tu cuerpo se paralizó y Nikko tragó saliva. No querían causar un alboroto.

—No sé, yo no veo fútbol. Vamos al karaoke. —finalizó el encuentro con los Otakus alejándose para seguir con el evento y que ustedes pudieran reírse aliviados.

—La ventaja que tiene el fútbol es que a muchos fanáticos del anime no les gusta, pero eso no evita que se enteren cuando alguien es demasiado famoso. —te explicó mientras abandonaban el lugar. No sin antes tomarse un par de fotos con otros cosplayers.

Nikko te compró una mochila de tu anime favorito para que guardaras la enciclopedia que te dió Kurona. Dejándote en manos de tu siguiente cita.

Yukimiya: 6 pm.
Sesión de modelaje.

—Aquí es, Zian. —Entraste a un estudio de grabación y fotografía de paredes negras y lámparas profesionales. Una amplia gama de vestuarios en racas de diferentes tamaños— Te agradezco mucho haber aceptado, prometo que esta no será como las sesiones de Bluelock porque en esta ocasión, yo seré el fotógrafo.

Comenzaron con algo casual. Ropa cómoda de moda con la que ambos pudieran sentarse al lado del otro.

—Inclina tu cabeza sobre mi hombro y sonríe. Observa la cámara, hazle saber que eres la mujer del momento.

—Tienes mucha experiencia con esto, ¿uh?

—Bueno, nunca había sido yo quien dirigiera una sesión, pero es inevitable, tengo una modelo magnífica.

Después usaste un vestido elegante y él un traje a juego.

—¿Me permites esta pieza?

—¿Ahora vamos a bailar?

—Las fotos en movimiento son una maravilla, Zian. Además, me encantaría llevarte a un baile de verdad. Estoy seguro de que seriamos la pareja más llamativa. La más enamorada.

Más tarde, simularon una boda con un vestido blanco y un traje claro.

—Ya puedes besar al novio. —sugirió colocando un anillo en tu dedo anular.

—Mientras no tenga que firmar un documento al tomar la foto. —arqueaste una ceja bromeando.

—Jamás te haría algo así. —ajustó sus lentes y luego sacó algo de su bolsillo— Pero podrías firmar esta servilleta con forma de acta de matrimonio.

—Jajajaja, ño.

—Qué pena, tenía que intentarlo.

Finalizaron con un disfraz de doctora para tí y uno de paciente para él.

—¿Esto es un fetiche o algo así? —interrogaste al verlo sentado en una silla del pequeño escenario tipo consultorio.

—Ven aquí. —sonrió tomando tu mano y sentándote sobre sus piernas. —Zian, tú conoces la verdad sobre mí. Algún día, yo no podré verte con estos ojos, por eso quiero que recuerdes este momento. No habrá fotos en este set, sólo quiero que me mires y me prometas que no me olvidarás cuando ese día llegue.

Tus manos temblaron sobre sus hombros. Le quitaste los lentes suavemente y derramaste un par de lágrimas mientras lo besabas, rodeando su espalda y acariciando su cabello. Extendiste el beso durante unos minutos. Kenyu pudo acariciar tu cintura y recorrer tus piernas al borde del éxtasis, pero ambos entre lágrimas por el inevitable dolor de una enfermedad incurable.

—No me importa cuándo suceda. —dijiste sollozando, abrazada de él—Yo voy a ser tus ojos... Te lo prometo.

Yukimiya levantó tu mentón y te miró con ternura. Encontró en tí a la persona que necesitaba en el momento correcto.

—Ya lo eres, Zian.

ZIAN [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora