30.- Crisis futbo-amor

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—¿Dentro de mi... corazón? —No querías volver a caer con palabras malinterpretadas. Bachira no podía ser más directo que Rin. ¿O sí?

—¿Acaso está mal, por una vez, quererte sólo para mí? —Los ojos amarillos del chico brillaban suplicantes. Su corazón palpitaba fuerte, en busca de saciar la extraña sensación de goce que experimentaba en ese momento íntimo.

—Bachira... —Tocaste su mejilla caliente con las yemas de tus dedos, incluso su respiración se detuvo para escuchar mejor el sonido de tu voz— Yo también quiero, pero, aún no deberíamos hacerlo.

—¿Qué? ¿Porqué no? —preguntó arrugando repentinamente la frente en medio de su confusión.

—¿De verdad no lo sabes? —El silencio de tu compañero hizo obvia la respuesta, pero te costaba creer que fuera tan despistado— ¿Nunca te han contado la historia de "cuando papá abejita y mamá abejita se quieren mucho, ellos..."?

—¡Ah! ¡Sí, sí! ¡Y se van a dar vueltas felices! —Completó abruptamente, demostrando la poca atención que prestaba en el colegio.

Dios, es tan ingenuo que me da ternura... —sonreíste de manera involuntaria— No, Bachi, se... aparean y tienen abejitas.

—Espera, ¿me estás diciendo que... —pausó un segundo para comprenderlo a su manera— ...no quieres hacer abejitas conmigo?

—¡No!, digo, sí, ¡sí quiero! Quiero construir una colmena entera contigo. —Te cubriste la cara de vergüenza al tener que explicárselo.

—Muy bien, tú lo pediste. —Esbozó una sonrisa inusual, bajo un aura oscura. —Resolveremos esto a mi modo.

—No sé lo que quieres decir, Bachira Meguru, pero creo que me gusta ese idioma.

El dedo índice del chico recorrió desde tu ombligo hasta tu vientre, por encima de tu ropa, causándote un espasmo excitante.

—Quiero hacer algo divertido con mi amada florecita, es todo. —susurró tocando suavemente entre tus piernas, sintiendo la tela húmeda y ligeramente viscosa.

—Mmhgg... Bachira... —te mordiste los labios arqueando la espalda. Tus manos y piernas temblaban de la misma manera en que sucedió al estar con Nagi. Por mucho que deseabas que el encuentro sobrepasara tus límites. Una voz similar al mounstro llamada conciencia te gritaba que siguieras cuerda. —La primera vez que escuché a la razón, me arrepentí de haber dejado solo a Nagi esa noche. Y hoy... con Bachira... yo...

El mounstro solía hacer presencia en momentos imperceptibles, pero en el fútbol su papel era impresionante. Después de un arduo entrenamiento entre los dos, no habías podido arrebatarle el balón a Bachira en ningún momento. Entendiste que el defecto al que se refería Rin era que en un 1 vs 1 no eras capaz de vencer a otros, por la costumbre de jugar sola.

Convertiste el 0 en 1 al usar tu arma para anotar durante la primera fase, pero no lograste hacer más que eso después. Te estancaste, no sólo en el fútbol. En todo.

—No tengas miedo, Ziany. Sé que podrás evolucionar. Hasta que eso ocurra, voy a esperarte, ¿está bien? —puso el balón en tus manos, palmeó tu cabeza y te dió un beso en la cien, antes de dejarte sola.

Asentiste forzando una sonrisa en medio de una melancolía oculta. La decepción que sentías por tí misma iba creciendo al pensar que los chicos te dejarían de querer si perdías tu talento. Un nuevo fracaso en los partidos del programa sería insoportable. No querías convertirte en una carga para los demás.

—¿Cómo mierda hago una reacción química? —te agarraste el cabello bajando la cabeza. Ni practicar con el mounstro pudo servir para encontrar la respuesta a tu pesar.

—¿Quieres orientación, Zian? —Sonó el megáfono seguido de la pantalla instalada en una de las paredes de la cancha de juego.

—¡Ego! Sí, por favor, la necesito. —A dichas alturas, sólo un mentor podía orientarte.

—Llevar a cabo una reacción química es casi lo mismo que congeniar con la persona que te gusta. Poniendo el ejemplo de uno tus romances, Bachira Meguru. Es una conexión agradable para tí que no puedes explicar, funcionan bien juntos, pero en el fútbol es otra cosa, quitarle el balón ha sido complicado para tí por tu falta de experiencia jugando, no sólo con un equipo, sino también con un verdadero rival.

—¿Verdadero rival?

—Apuesto a que jugar con tu hermano fué primordial en tu infancia, ya que él se tenía que esforzar bastante tan sólo para seguirte el paso, lo cuál lo convirtió en un gran delantero. Es una lástima que no haya venido a Bluelock, él pudo ser quien te ayudase a despertar ese talento más rápido que otros.

Carraspeaste al oír esas palabras, recordando la amarga realidad que todavía te costaba aceptar.

—En realidad, mi hermano nunca jugó por gusto... —tuviste que contarle la verdad para evitar consejos innecesarios. Lo cuál, efectivamente, ayudó a Ego a entender tu compleja situación existencial.

—Ya veo, tu caso es especial. Un hermano que sólo juega para ayudar a su hermana a cumplir un sueño, pero que por sí mismo no le gusta el fútbol. Estoy impresionado, tiene sentido, ahora entiendo porqué "casualmente" se fracturó un día antes de venir.

El énfasis en esa palabra fué un golpe repentino de realidad. Jamás habías pensado en eso, porque te resultaba absurdo.

—¿Estás insinuando que mi hermano se lesionó a propósito para que yo pudiera venir a Bluelock?

—Yo no insinúo nada. —dijo encogiéndose de hombros para luego sorber de una lata de refresco— Estoy convencido de ello.

En cambio, en la etapa anterior, un partido 3 vs 3 estaba por dar comienzo para debatirse cuál equipo seguiría adelante para posicionarse más cerca del título de mejor delantero. Aunque en el fondo, también existía una rivalidad intrínseca por el amor de la reina femenina de los goles.

Debería rendirme y dejar que Zian decida con quién estar, —se debatía Reo en lo profundo de sus pensamientos — pero el hecho de que todos la busquen sólo me hace desearla más. Cuanto más pretenden conquistarla, ella nos deja atrás, naturalmente y con tanta gracia, que se vuelve una mujer cada vez más inalcanzable. Quiero que sea mía. Quiero que me elija, y para eso, debo ganar este partido.

—Ya es hora, Isagi. —avisó Nagi. — Quiero ganar para añadir a Reo a nuestro equipo. Sé que Zian estará felíz de tenerlo, es muy atento y...

—Espera, Nagi. Yo quiero a Chigiri, él fué quien inició todo esto con Zian, sin él nunca habríamos empezado con la relación.

—Cierren la boca los dos. —refutó el rey. —Si voy a dejar a mi reina en manos de un lacayo, al menos que sea ese tipo musculoso capaz de protegerla en mi ausencia. Ustedes dos no me generan nada de confianza. Sobre todo tú, el que sólo piensa en dormir. Las mujeres no son almohadas, pelmazo.

—Isagi, dile algo, me está insultando.

—Sólo concentrence en ganar, ¿está bien? —pidió el egoísta, desviando el tema a propósito, ya que en realidad era él mismo quien buscaba lograr sus objetivos con sus propios méritos. —No importa quién se nos una, yo seré el único que devore a Zian, completamente. 

ZIAN [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora