—El gol de Nagi fué el mejor que he visto. ¡Está a otro nivel! —celebró Anri al observar la pantalla de repetición de aquél movimiento.
—Fué un gol de mierda. —Negó Ego de inmediato— Me alegra que Zian no haya anotado. Ese también habría sido un gol de mierda.
—¿Porqué? ¿Ahora estás en su contra? —cuestionó Anri sin comprender lo que decía.
—Si ella hubiese anotado ese gol, su carrera habría acabado aquí. —contestó sintiendo alivio por el bloqueo de Noa— Tú lo viste, ¿o no, número uno? Al menos en eso pensamos igual.
—No lo entiendo, Ego. Fué un tiro espectacular. Zian se flexionó de una forma casi imposible y pudo patear con potencia. La elasticidad de su cuerpo y su ligereza la hacen un blanco escurridizo. Es como un conejo suave y capaz de entrar en cualquier rincón.
—Alcanzar tus objetivos antes de tiempo hace que pierdas tu determinación. —Explicó— Esforzarse y ganar en un segundo no es lo mismo que esforzarse y ganar en un año. Pronto te darás cuenta del porqué, y ellos también. Eso también aplica para sus relaciones. —Las observaciones detalladas de cada jugador le enseñaban pistas al entrenador para confirmar sus teorías. Había notado las interacciones que tenías con cada jugador, el vínculo y las intenciones de cada uno.
Le molestaba admitirlo. Se le empezaba a ir de las manos tu situación, pero no podía meterse tan fácilmente ahora que el mundo entero estaba viendo. Sólo le quedaba creer en que no te darías cuenta de lo que estaba sucediendo tras bambalinas, en la mesa de negocios.
El día anterior al inicio de la liga Neo-egoista, Buratsuta había citado a Ego a una junta para felicitarlo por su gran trabajo con el proyecto y hablarle sobre los planes que los inversionistas tenían en mente para los chicos, la mercancía que planeaban vender y el marketing para Bluelock T.V, pero sobre todo, la mina de oro que suponía tu presencia en los partidos.
El sólo escuchar la mención de tu nombre en especial le daba mala espina. Sin embargo, a pesar de no querer aceptar la mayoría de las cosas que propuso casi como un aviso, Buratsuta le recordó que aunque fuera el entrenador, no era más que un empleado y que podían reemplazarle en cualquier momento de incumplir con su contrato.
Ego no tuvo más opción que quedarse callado y aceptar lo que se vendría a continuación en tu carrera, empezando por el cambio de diseño exclusivo a todos tus uniformes, tu integración pública a los 11 de nueva generación y el sistema obligatorio de rotación por todos los equipos. Eso tan sólo era la punta del iceberg de ideas que siguiendo la filosofía egoísta que el mismo Ego empezó saliera de su control.
Las cadenas que sostenían tu carrera eran tiradas por los cerdos capitalistas que él tanto detestaba. Lo único que podía hacer por tí era quedarse a continuar con su trabajo esperando la oportunidad para volver a tomar las riendas del proyecto.
Su cerebro trabajaba al extremo cada segundo mientras sus ojos observaban tranquilamente tu progreso, deseando que no les dieras la razón a esos hombres codiciosos que te ofrecerían el firmamento mismo a cambio de exprimirte hasta el final. Confiaba en que serías capaz de discernir entre lo fácil y lo mejor.
—Noa... —Tu ceño se arrugó de frustración mientras el equipo contrario se preparaba para un saque de esquina— Noa evitó mi gol. ¡Está compitiendo contra mí estando en el mismo equipo! No lo puedo creer. —miraste a tu costado y notaste que Yukimiya no sólo te había molestado a tí, sino que parecía tener una rivalidad con Isagi, a quien le evitaba cualquier oportunidad de conseguir el balón. — Parece que Isagi tiene sus propios problemas. No cuento con él en este instante. Al igual que yo, debe estar pensando en su propio gol.
El balón entró de nuevo en la cancha, al dominio de Reo. Te moviste en contra de la dirección de Noa solo para verlo lejos de tu alcance como un enemigo más, pero sabías que tomar esa decisión era estúpido. Que un maestro no debería usar su tiempo limitado en aplastar a un alumno. Estabas furiosa y querías callar sus demandas.
Yukimiya obtuvo el balón justo antes que tú y te sacó de tus pensamientos al murmurar un gracias debido a tu leve distracción. Se llevó el balón hasta el área de tiro y a pesar de la seguridad de sus gestos, notaste algo raro en sus movimientos al correr. Sudoración nerviosa, desesperación, una extraña duda te surgió.
—En ningún momento tuve una verdadera conversación con él. En realidad, ni siquiera lo conozco lo suficiente como para decir si me gusta o no. Tiene toda la razón del mundo al decir que hay más opciones. Yo diría lo mismo si estuviera en su lugar, pero eso no es todo. ¿Porqué parece que se empeña a anotar el último gol como si su vida dependiera de ello?
En ese momento, Chris Prince se aproximó sigilosamente rápido a la portería del Manshine para defender justo en el momento que Yukimiya había lanzado un tiro preciso sólo para ser regresado por una chilena del maestro Inglés.
La forma en que Yukimiya se paralizó no tenía punto de comparación a la expresión derrotada y humillada de su rostro cuando Chris lo vió con el mayor de los desagrados y altanería llamándolo patético.
Una vibra en tu cuerpo te hizo reaccionar. Sabías que el balón seguía en juego y no perdiste la oportunidad. Chigiri corrió oara alcanzarte antes de que llegaras, sabiendo que si tocabas el balón buscarías la portería a toda velocidad.
—Estás acorralada, linda. —avisó el camaleón, defendiendo peligrosamente junto al peliblanco.
Nagi y Reo te conocían hasta lo más íntimo y protegieron las áreas de tiro de tu perspectiva, dejando un hueco que Noa se encargó de vigilar para robar tu tiro en caso de que intentaras anotar. Por cualquier flanco de tiro estabas sellada.
—Sí, ya lo sabía. —murmuraste frenando de golpe, sin tiempo de regresar y con apenas una mirada de reojo enviaste una señal, golpeaste el balón con el talón sin dar oportunidad a nadie de reaccionar, excepto a él. —Ahora entiendo tus palabras, Noa. —dijiste sonriendo maliciosamente cuando notaste sus ojos sorprendidos por tu decisión de último segundo— Tengo mi energía al 100% y no hay excusa, pero en este partido no. Cuando estemos en contra, te voy a vencer. Mientras tanto, voy a apostar por mi mejor carta en este instante.— Con este comentario, te giraste hacia la portería del Manshine para presenciar la belleza de estar en el campo de fútbol —Al único delantero que sabe leer mi intuición.
—Gran pase, Diosa. —elogió el número 11, dando el golpe de gracia desde el único lado desprotegido de la red, entrando con fuerza y marcando la victoria para el estrato Alemán.
El marcador terminó en 2-3 a favor del BASTARD MŪNCHEN. Los verdaderos héroes del partido habían sometido juntos al rival en una coordinación casi espiritual.
Isagi no tardó en correr hacia tí para levantarte en sus brazos con fuerza por la euforia del momento, pero antes Káiser ya se había adelantado para continuar con el teatro de darle la espalda por querer tomar el protagonismo.
El emperador vió que estabas ardiendo de felicidad y esa sonrisa lo hechizó. Así que no dudó ni un segundo en aprovechar que estabas de tan buen humor como para abrazar a la primer persona del equipo que tuvieras cerca.
Y tampoco dudó en presionar tu cintura descubierta contra su cuerpo para besarte en frente de todos.
Fué el momento perfecto para lograr lo imposible. Apropiarse publicamente de la chica que tanto deseaba.
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ZIAN [+18]
Fanfiction• Bluelock x tú Eres una gran delantera que ama el fútbol, pero nunca has jugado en un equipo de hombres. Infiltrarse en Blue Lock sin saber de qué se trataba fué tu mayor error. Mientras intentas sobrevivir, aprenderás por las malas el largo camin...