38.- Nuevos egoístas

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El primer equipo en superar la prueba fué el tuyo. Con Rin, Isagi, Bachira y Aryu, tal como era de esperarse del top 3.

Los 5 se reunieron en la sala central a la expectativa de conocer al resto de jugadores que habían sobrevivido.

La incertidumbre te mantenía absuelta en las otras puertas de aquella sala en forma de pentágono.

Se anunció el segundo equipo y sus puertas se abrieron. Aquellas siluetas eran inconfundibles, sus miradas se cruzaron con la tuya, determinados y más fuertes.

—Se acabó la espera. —dijo el peliblanco clavando sus sombríos ojos en tí.

—Por fin volvemos a vernos. —agregó el velocista pelirrojo.

—¡Nagi! ¡Chigiri! —llamaste mientras te apresurabas a ellos para abrazarlos, pero alguien te levantó por la cintura repentinamente. —¡Ay!

—No te olvides de mí, pequeña criatura escurridiza.—exclamó el rey, cargándote sobre sus hombros para que los demás no pudieran alcanzarte.

—Oye, danos a Zian. También estamos aquí. —Reclamó Nagi.

—¡Barou! Me da vergüenza, bájame. —pediste con timidez, pues había alguien entre ellos a quien no conocías.

—Ehh... esto es un poco raro. —opinó un castaño que nadie conocía.

—Creo que están en una reunión policía o algo así. —dijo Zantetsu, que también se les había unido y por suerte seguía usando palabras incorrectas.

Es relación poliamor, pero qué bueno que lo dijo mal. —se alegró Isagi internamente.

—¡Hola! No nos prestes atención, así nos llevamos. —mintió Bachira esperando que el chico lo creyera.

A continuación, la tercera puerta también fué abierta, mostrando a un equipo integrado por chicos de otros estratos, así que le pediste a Barou que te dejara de nuevo en el suelo. Bachira y tú los saludaron, pero entre estos, sólo 3 se dignaron a contestar.

—Hola. —respondió un peliblanco de mechón color verde en el flequillo y ojos rasgados, presentado como Eita Otoya.

—Mucho gusto en conocerlos. —dijo sonriendo un amable castaño de lentes de nombre Yukimiya Kenyu.

—¿Quién necesita saludar? Bobos. —se burló un pelinegro de carácter altanero que tenía un peculiar lunar debajo del ojo izquierdo, llamado Karasu Tabito.

Con dichas reacciones, preferiste evitar los saludos con los que aparecieran después, para evitar comentarios desagradables.

Llegó el turno de presentar al cuarto equipo y la tensión en tu cuerpo se elevó. Necesitabas ver más rostros familiares, tu lista no estaba completa todavía.

Qué nervios... —pensaste mordiéndo tu labio al no conocer a nadie del cuarto equipo. —quedan tres más...  debería confiar, pero... mi intuición me dice que algo no anda bien. Por favor, que esté equivocada.

Las puertas del número 5 se extendieron de par en par lentamente. Cruzaste los dedos detrás de tu espalda, implorando que fueran ellos.

Aunque eran sólo 4, por lo menos pudiste reconocer a uno.

—¡Niko! —Te sorprendiste al verlo, pues no imaginabas que llegaría tan lejos después del partido que tuvieron contra él.

—Sabía que estarías aquí, Zian. Ya no soy el mismo que conociste. Comprobémoslo cuando quieras.

—Más te vale hablar en serio, Niko. Porque yo también he mejorado. —expresaste con mucha confianza y felíz de verlo nuevamente. —¿Hmm? —tu mirada se desvío en otro chico de su mismo equipo, de melena azúl celeste y pestañas gruesas, con el rostro andrógino y de facciones suaves. —¿No que yo era la única chica en Bluelock?

—¿Me miras a mí? —preguntó el peliceleste mirando a sus costados. Su voz fué más que suficiente para sacarte de dudas y a la vez causarte una repentina atracción de lo adorable que era.

—Ah, sí, perdón, te confundí con alguien más. —fingiste para no causar un malentendido.

—Escuché que eres Zian, yo me llamo Hiori, un placer. —extendió su mano hacia tí y no dudaste en corresponder con una sonrisa. Haciendo que este soltara un leve suspiro que nadie notó. —Tienes las manos suaves y delgadas, como una chica.

—Aah... me lo dicen seguido. —inventaste para desviar el tema— Y tú tienes unos ojos bastante femeninos.

—Me lo dicen seguido. —imitó el chico, cerrándolos a propósito para que notaras mejor el grosor de sus pestañas celestes.

El sexto equipo se presentó en ese momento, no había manera de ignorar a quienes pasaron por dichas puertas. Ante el escándalo de tres voces, viste caer a Raichi, Gagamaru y un tipo de cejas en forma de cocodrilo.

—¿Quién es ese? —le preguntaste a Chigiri en voz baja.

—Es el mayor de los hermanos Wanima, no estuviste en ese partido, pero es buen jugador. No pensé que llegaría hasta aquí sin su hermano.

—Yo tampoco... —murmuraste recordando al tuyo, tampoco te veías llegando tan lejos sin Arey.

—Oh, mira Raichi, es Zian. —señaló Gagamaru aún encima del irritado rubio. —Aquí hay muchas caras conocidas. ¿No llegó Naruhaya?

—¡Me dan igual los demás! ¡Era obvio que el cabrón de Zian iba a llegar y quítate de encima!

—No han cambiado nada. —Se río Bachira, contagiándote su alegría.

—Ya solo falta un equipo más. —Isagi, al igual que tú, se preparaba para recibir al último grupo.

Tu corazón latía intensamente, era imposible que el resto del equipo Z pasara por esa puerta, pero rogabas al universo que por lo menos conocieras a alguien. Tus chicos no podían quedarse atrás.

Nos falta Reo, prometimos estar junto a Zian, así que no falles. —pidió Nagi.

Vamos, entra por esa puerta, héroe. Zian y yo te estamos esperando. —deseó Chigiri, mirando atentamente cómo la compuerta se abría, mostrando los pies de aquellos finalistas.

Tu sonrisa estuvo a punto de caer, cuando viste que los primeros tres no eran quienes esperabas.

—Amén. — saludó nada más y nada menos que Gurimu Igarashi. El caso más hilarante de futbolista que habías visto en tu vida.

—¿Y el monje cómo llegó hasta aquí? —arqueaste una ceja con un remolino de pensamientos vagos en tu cabeza.

Los otros dos chicos eran desconocidos para tí, aunque uno de ellos llamó tu atención al instante, por su aspecto físico, unos peculiares ojos depredadores que te examinaron a la distancia mientras tú hacías lo mismo, una melena corta de tono rojo oscuro y una trenza que caía al lado izquierdo de su rostro, Kurona Ranze.

Finalmente, detrás de ellos, alguien que sí conocías. Su cabello y ojos violetas, sumado a su definido rostro eran inconfundibles, el heredero de la fortuna Mikage, versátil y comprometido con la búsqueda de tu mano.

—Reo... —Sonreíste involuntariamente, querías correr a recibirlo con los brazos abiertos, pero su expresión depresiva te impidió moverte de tu lugar. —¿Estará bien?

No tuviste tiempo de pensar en ello. Los pasos agigantados y egocéntricos que dió el último miembro, confirmaron lo que tu intuición sospechaba.

—And... That's all. (Y... eso es todo.)— concluyó un rubio de carácter rudo,  piel morena y ojos rosados que gritaba a los cuatro vientos "peligro".

—Ese no es Kunigami... —susurraste manteniendo un nudo en la garganta. Soltando tu cabello para mirar la liga que te había dado, el único recuerdo que te quedaría de él. —Ese no es mi héroe.

ZIAN [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora