92.- Amiga

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—¿A dónde creen que van? —Regañó Barou deteniendo a todos en sus intenciones de dirigirse a la puerta de salida tras terminar el partido y el festejo en casa de Isagi— Nadie se va de aquí hasta que la sala quede bien limpia.

—Barou... Es muy estricto... —Nagi sentía dolor únicamente al ver la escoba que le tocaba usar para barrer.

El rey se encargó de repartir las tareas y que cada uno hiciera su labor. La madre de Isagi estaba impresionada al despertar al día siguiente y ver su hogar reluciente, pidiendo a su hijo que por favor los invitase más seguido.

La lluvia de aquella noche en Alemania se intensificó después del partido y hasta el día siguiente.

El país no paraba de festejar y difundir la victoria y renacimiento del fútbol femenino, alentando e inspirando a chicas de todas las edades alrededor del mundo.

#AryZianParaElMundial

"Si una puede, todas pueden."

#FutbolFemenilRenace

"Era cuestión de tiempo para despertar."

#AlemaniaTieneCampeona


Aquellas frases eran tan sólo algunas de las más compartidas en conmemoración al histórico evento.

Incluso en los pasillos del hospital privado de la ciudad corría la noticia, colándose a la habitación donde Grace se recuperaba de una operación de emergencia, pero no había dicho una sola palabra desde que despertó al día siguiente.

Observó las gotas de lluvia golpeando la ventana con fuerza, el cielo gris impedía distinguir los edificios de afuera bajo una espesa niebla, pensando en la posibilidad de que aún bajo esas condiciones, alguien fuese a verla.

—¿A quién mierda le importaría venir a visitar a una perdedora? —se dijo así misma, apenas sintiendo un poco de la extremidad adormecida, envuelta en vendajes.

—A otra perdedora. —Respondió Reyne, empujando suavemente la puerta para presentarse con el cabello mojado y revuelto, los pies descalzos por haber cruzado un par de calles a pie y el paraguas roto por las ráfagas de viento.

—¡¿Reyne?! ¿Estás bien? —Grace inclinó el torso en un intento desesperado por levantarse pero sus piernas aún no le respondían.

—Descuida, es un poco de agua. —dijo quitándose el impermeable y acercándose a ella. —Lo he pasado peor ayer.

—Oh... cierto, perdimos... —apartó la vista sintiéndose avergonzada.

—No me refiero a eso, Grace. —Reyne frunció la mirada dirigiendo su mano con delicadeza al tobillo de su compañera. Un nudo se formó en su garganta al esforzarse por admitir sus errores— Yo debí ser quien corriera a tí cuando caíste... y no fuí capaz de hacerlo. Me paralicé y pensé que sacarte era lo mejor. Fuí una basura. En cambio, Zian ni siquiera se lo pensó para ayudarte a pesar de lo mal que la tratamos. Fué como un castigo.

—Es mi culpa... —Insistió Grace, esta vez con un tono más débil— Yo estaba celosa, de Milly, de Zian, de Kaiser, de cualquiera que llamara tu atención más que yo. —empuñó sus manos sobre las sábanas y cerró los ojos arrugando la frente en una lucha interna por controlar el llanto que igual la dominó en un segundo— Arruiné tu progreso... y dañé la reputación del equipo porque no quería admitir.... que en realidad tú lo hacías mucho mejor sin mí.

Reyne pasó saliva al compartir el dolor emocional de su compañera, deseaba mitigarlo como fuera mencionando el lado positivo.

—¿De qué hablas, Grace? Siempre has estado ayudándome, eres la única persona que ha sido honesta conmigo en toda mi...

ZIAN [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora