19.- Casillero

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—Arey, ¿estás despierto? —consultó la enfermera que se encargaba de atenderlo durante su recuperación. —Tienes una visita.

El chico abrió los ojos y parpadeó un par de veces, haciendo lo posible por acostumbrarse a la luz de un nuevo día.

—¿Mi hermana habrá venido de nuevo? —le hacía felíz pensar en ello, después de todo, además de sus padres y tú, no había visto a nadie, pues debían evitar que la asociación de fútbol se enterara. —Adelante, que pase.

La enfermera salió y compartió un par de palabras con quien estaba afuera antes de dejarle entrar, pero no era quien él imaginaba, aunque lo reconocía.

—Buenos días, Zian Arey. Mi nombre es Itoshi Sae, soy...

—¡El novio de mi hermana! —exclamó entre emocionado y aturdido, pues no esperaba que aquello de la carta y el regalo fuera real hasta ese momento.

—¿Uh? ¿De qué mierda hablas? —Entrecerró los ojos y frunció la frente aparentemente molesto. Lo cuál hizo que Arey sintiera que había llegado a conclusiones apresuradas.

—Ah, nada, perdón... olvídalo. Eres ese genio que viajó a España, he visto artículos sobre tí en los periódicos. ¿En qué puedo ayudarte?

—Hace tiempo fuiste invitado a participar en un proyecto de la asociación de fútbol, pero te lesionaste un día antes de la reunión oficial, ¿no es así?

—Eh, sí, así es... —respondió dudoso, no sabía a dónde quería llegar aquél chico —Me operaron el pie derecho y estoy haciendo una terapia de recuperación.

—Sí, me doy cuenta. —Sae le mostró la lista que obtuvo de su manager y señaló dónde quería que se enfocara— Aún así, ¿porqué tu nombre está como activo en el programa Bluelock si no estás ahí? Evidentemente nunca te presentaste al reclutamiento.

Arey tragó saliva, apretando las sábanas de su camilla.

—No lo sé, debieron haberse equivocado. —dijo sin titubeos con tal de convencerlo de la mentira o desviar su atención, pero eso no sería suficiente para convencer al extremadamente calculador centrocampista.

—Ella fué en tu lugar, ¿no es así?

El silencio de tu hermano fué suficiente para otorgarle la razón a su interrogador.

—¿Se lo dirás a los medios? —preguntó Arey con tono frío. Estaba dispuesto a golpear a ese tipo si se atrevía a boicotear tu sueño.

—Se nota cuánto la aprecias. Debe ser muy importante para tí. Por eso deberías ser consciente del riesgo en que está metida al tomar tu puesto para cumplir tus caprichos. Tienes que decirle que renuncie.

—¿Porqué asumes que yo la obligué? Ella no está ahí por mí. —renegó mirándolo a los ojos con el mismo desprecio. O al menos eso pensó que significaba la expresión de Sae, hasta su siguiente diálogo.

—Sí, claro, no la obligaste. —de un tirón levantó ligeramente a Arey por el cuello de la camisa, imponiéndose a raíz de la tensión que le provocaba. — Presta atención, cuñado idiota. Si descubren que es una mujer, ser expulsada de Bluelock será el menor de sus problemas. Conozco muy bien a alguien que no le tendrá compasión sólo por ser una chica, se arrepentirá de haber ido en primer lugar. Si es verdad que la apoyas tanto, la vas a convencer de que renuncie antes de que algo malo le pase.

—¿Cuál es tu problema? ¿Porqué vienes a decirme todo esto? Ni siquiera eres parte de ese proyecto, ¡déjanos en paz! —Arey empujó a Sae para que lo soltara, negándose a seguir escuchando.

— Veo que perdí mi tiempo al venir aquí. —En un vistazo de reojo, pudo ver una foto sobre el buró al lado de la camilla, donde aparecía Arey de niño, cargándote en su espalda mientras tú levantabas un balón de fútbol sobre tu cabeza y ambos sonreían alegres e inocentes. Sae tuvo un momento de reflexión casi imperceptible, se vió así mismo en Arey y a su hermano menor en tí. —No pienso delatar a tu hermana. —aclaró tomando la carpeta de documentos y dirigiéndose a la salida— Será más entretenido ver qué hace para sobrevivir siendo la única hembra en una jaula de machos en celo, aunque quizás eres demasiado estúpido para entenderlo. —se burló antes de desaparecer de su vista.

ZIAN [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora