86.- El mago

2.3K 379 162
                                    

No hay aplausos ni gritos, sólo murmullos y caras de asombro y preocupación.

—¿Qué es esto? ¡Lo que está ocurriendo es inaudito! ¡El estadio no se ha emocionado con ese gol! A nadie parece gustarle la sucia jugada de la centrocampista. ¿Qué pretenden mostrarnos en este partido desleal?

Días antes de tu llegada, la entrenadora del equipo fué contactada para dar el aviso de tu futura llegada. Para Reyne, dicho momento no tenía importancia, pero la repentina confusión la llevaron a recordarlo con precisión, buscando una respuesta a sus dudas.

—Buenos días, chicas. —saludó la entrenadora tras reunirlas en el club— Acerquense, tienen un mensaje de parte del entrenador de Bluelock.

La mujer les mostró en la pantalla de su tableta, el vídeomensaje del hombre.

—¿Quién es ese señor? —Grace arqueó una ceja al no sentir una pizca de presencia o imponencia del alto y delgado de lentes.

—Se parece a mi profesor de matemáticas. —se rió por lo bajo otra de ellas.

—Hola, hola, Alemania femenil. Les habla Jinpachi Ego, quien dirige el proyecto Bluelock en Japón. Lamento interrumpir su sesión diaria de fotos y vídeos para sus redes sociales, pero tengo noticias más importantes. Saben que los diamantes se crean bajo la más intensa de las presiones, ¿no es así? Ayúdenme con esto.

Tras explicar en lo que consistía el partido en el que jugarían contra tí, agregó la dosis de fuego que terminó por animar a la mayoría.

—No hay sanciones, usen las habilidades que tengan a disposición sin freno alguno. No importa cómo lo logren, busquen que su delantera estrella anote más goles. La única regla es que ustedes ponen las reglas. ¿No les encanta mi propuesta? ¿No tienen ganas de conocer su ego? El límite está en sus mentes.

El brillo en todas ellas era claro. Aceptaron en el momento que sintieron el aura competitiva llenandoles el pecho de orgullo y alarde. Sobre todo a su capitana.

—Si así lo dice, ¿cómo negarnos?  Aplastaremos a esa mosca muerta de Japón.

Ego sonrió de forma tan macabra que ellas pensaron en ese hombre más como tu verdugo que como tu entrenador. ¿Acaso él estaba bien con destruirte de esa forma? ¿O esa sonrisa escondía algo más?

—Esas palabras... —reflexionó la capitana mientras notaba cómo  el público en el estado estaba más preocupado por el estado de Itoshi Sae que de su gol— Desde el inicio, ese hombre fué claro. Los diamantes en bruto que él quería presionar... eramos nosotras. Teníamos la oportunidad de salvar nuestro fútbol y hemos fallado.

—Oww, pobre presumido. —se mofó Grace con gran satisfacción al ver que tu centrocampo agonizaba— ¿Acaso no fué él quien dijo en una entrevista que prefería jugar con simples estudiantes Alemanes antes que representar a Japón? Deseo concedido.

Él no podía entender sus palabras, pero tú sí y te costaba guardar la calma en ese punto. La ignoraste con mucho esfuerzo y esperaste a los paramédicos que se apresuraron a Sae.

—Y pensar que yo quise hacer lo mismo cuando lo conocí... —pensaste con culpa al verlo sudar frío, tratando de hacerse el fuerte.

—¿Puedes continuar? —le preguntó uno de los paramédicos.

—Sí, no es nada. —respondió el chico sin moverse en absoluto o elevar la mirada.

—Pero, ni siquiera se ha puesto de pie.—murmuró el auxiliar en el oído de su compañero— Hay que llevarlo a la enfermería.

Te preguntaron si tenías a alguien de reemplazo. Y ante tu respuesta negativa, Anri comenzó a preocuparse. Jamás imaginaron que Sae Itoshi podría salir del partido en tan poco tiempo.

ZIAN [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora