46.- Bluelock 11

3.8K 478 172
                                    

—Hey, despertaste, nena. Nos diste un gran susto allá. —Dijo el chico de cabello negro, al cuál observaste mientras parpadeabas, tratando de incorporar tu torso en la camilla.

—Eh... ¿qué me pasó?

—Desfalleciste al final de nuestro partido. —explicó sentado a tu lado en un banquillo— Y yo que pensé que no tenías puntos débiles.

—¿Te quedaste conmigo todo el rato?

—No es la gran cosa. —se encogió de hombros— Nadie más podía cuidar de tí. El genio que controla el balón tenía que jugar contra el equipo A nuevamente.

—Ay, no, siguieron sin mí. —Con una mueca decepcionada, frunciste los labios. Por el desmayo no pudiste jugar de nuevo con Nagi. — En ese caso, te agradezco la compañía, ehh... Karasu, ¿cierto? —atinaste.

—¿Estuvimos compitiendo hace poco y aún no sabes mi nombre? Qué maleducada. —sonrió sarcástico.

—¿Y lo dice el chico que se dirige a mí como "nena"? —devolviste arqueando una ceja.

—Vaya carácter el tuyo. —expresó— Con razón eres tan especial para ellos. ¿Qué tal si empezamos nuevamente ya que te has ganado mi admiración? Soy Karasu Tabito. —extendió la palma de su mano apoyándose con la otra sobre el borde del colchón.

—Zian Ary. —apretaste ligeramente su mano y él mantuvo el agarre como un preciado tesoro— Es la primera vez que me presento a alguien en Bluelock con mi nombre real.

—Soy afortunado. —soltó tu mano al verse conciente del apego duradero— Y cuéntame, ¿quién te enseñó a jugar futbol así? Sin ofender, he visto un par de veces partidos femeniles y es decepcionante el nulo aprecio de talento que hay. Cuando dijeron que eras una chica, me reí por dentro, disculpa que te haya subestimado. Ese desempate que hiciste al final fué magnífico.

—No es necesario que me elogies, sé que no es la gran cosa. Aprendí a jugar junto a mi hermano mayor, es todo.

—Lamento dudar de tan simple historia, apuesto que tienes una fuerte razón para estar aquí y haber llegado tan lejos. Tenemos tiempo, puedes contarme. Yo te diré la mía.

—Eres perspicaz e insistente, Karasu.

—Soy lo que te recetó el doctor. Por algo estoy aquí.

—¿Me estás cortejando?

—Ni siquiera lo estoy intentando. ¿Porqué? ¿Quieres que lo haga?

—Tal vez... cuando encuentres mis puntos débiles en el campo de juego. —te burlaste haciendo mención a su filosofía de analizar al oponente y sacar a relucir sus debilidades, cosa que no logró contigo y terminaste goleando a su equipo.

—Es posible, pero esos no me interesan tanto. —despreció poniéndose de pie, observando detenidamente tus labios, los cuales apretaste con nervios al darte cuenta.— Mantén tus zonas vulnerables lejos de los cuervos como yo, o no dudaré en alimentarme de ellas.

La amenaza de Karasu Tabito tenía una doble intención. Por mucho que pareciera indiferente ante tí, soportaba las ganas de decírtelo. Te había robado un beso mientras estabas dormida.

—¡Ary! ¡Despertaste! —Apareció la ayudante de Ego, sintiendo alivio al verte incorporada— Dios mío, me estabas preocupando. —De repente, su abrazo cálido te tomó desprevenida, apegaba tu rostro a su pecho con tanto cariño que hasta ella misma se desconoció y tuvo que alejarse ante la mirada pícara de Karasu— Ah, ¡perdóname! No quise...

Como dije, soy afortunado. —sonrió el chico al presenciar la dulce escena de fácil malinterpretación.

—¿Qué pasó con el partido de Nagi? —preguntaste para cambiar el tema y disimular el reciente contacto físico.

ZIAN [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora