Capítulo 3

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Bueno, había llegado el día.

Eran exactamente las 9 a.m y estaba saliendo de la ducha. Me cambio a un biker short negro y una camiseta blanca holgada, me pongo unas calcetas blancas hasta el tobillo y mis deportivas del mismo color.

Luego me dedico a preparar mi bolso en donde meto mis botas de fútbol y ropa para cambiarme luego.

Me tomo un desayuno rápido con mi padre porque no quería llegar tarde mi primer día.

–Que tengas un buen día cariño– dice mi padre dándome un beso en la frente.

–Te veo luego pa– solo me despido de él porque el resto de mi familia sigue durmiendo.

Tomo las llaves de mi coche y salgo de mi casa. Conduzco hasta la Ciutat Esportiva Joan Gamper, mis manos se deslizan ligeramente en el volante por el sudor de los nervios que llevo.

–¿Nombre señorita?– pregunta el guardia de seguridad en la entrada al complejo.

–Amaia Martínez Cullell, Xavi me ha contac...– no termino de hablar porque me interrumpe.

–Oh disculpe señorita Martínez– él me da una sonrisa y se la devuelvo–. Puede estacionarse en el estacionamiento exclusivo para personal y jugadores– él me indica dónde es y le doy las gracias. Busco un lugar y encuentro uno al lado de un mini negro que reconozco, el auto de Ferran.

Estaciono el coche y bajo de él tomando mi bolso y encaminándome a la entrada del edificio.

–¿Eres Amaia?– pregunta un señor de lentes y barba detrás de mí que reconozco al instante, de seguro me vió medio perdida.

–Lo soy– digo mientras asiento, él me tiende su mano.

–Soy Óscar Hernández, el entrenador suplente del FC Barcelona y hermano de Xavi– dice y sonrío mientras tomo su mano.

–Un gusto, usted ya me conoce a mí– le digo y él ríe.

–Además de ser nuestra nueva fisio y entrenadora principal suplente, ni como perder tu cara, eres idéntica a tu padre– dice mientras empezamos a caminar dentro del edificio.

–Pues muchas gracias– agradezco el cumplido–. Me lo dicen seguido.

–Te llevaré donde Xavi, el entrenamiento de los chicos empezará en unos minutos y los cubriré por esos minutos– dice abriendo una puerta de cristal hacia una oficina–. ¡He traído a la niña estrella!– Xavi que estaba sentado frente a un escritorio con algunos papeles levanta la vista e inmediatamente sonríe.

–Pequeña Cullell– dice él levantándose de su asiento para darme un abrazo–. Me alegro de verte, ha pasado un tiempo– dice separándose del abrazo.

–Lo mismo digo Xavi– digo sonriendo.

–Voy a empezar el entrenamiento– le dice Óscar a Xavi, este asiente–. Nos vemos en unos momentos Amaia.

–Está bien– respondo dándole una sonrisa a Óscar que segundos después sale por la puerta.

–Bueno, ¿qué tal los franceses?– pregunta Xavi sentándose de vuelta en su lugar y ofreciéndome la silla al otro lado del escritorio.

–Bua, pues los franceses son agotadores– digo mientras me siento, él ríe.

–Y se te ha pegado un poco el acento.

–Lo sé, imagínate pasar de hablar casi dos años solo en francés a español de nuevo– digo negando.

–Me imagino– dice acomodándose en el asiento–. Bueno querida Amaia, estamos aquí para firmar tu contrato. He hablado con Laporta hace semanas y la idea de tener a una de las mejores entrenadoras y fisioterapeuta jóvenes le ha hecho mucha ilusión.

Fate | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora