Capítulo 11

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🎧 Cafe Malibú~ Mora, Saiko y Sech

"Dicen que el que se enamora pierde
Y contigo ya me vi perdiendo"

Amaia Martínez

Luego de haber entrenado unas cuantas horas habíamos regresado al hotel y nos habían dado la tarde para descansar.

Me pongo una falda estilo tenis que era una parte alternativa de mi uniforme si no quería usar el short. Me cambio la camiseta y me pongo la celeste que decía en el centro Culers y tenía el logo de Nike en granate.

Cuando voy a la sala que tenían reservada solo para que cenara el equipo, veo que casi todos están haciendo fila para poder servirse comida.

–¡Maia!– exclama el cántabro haciéndome señas, está casi al inicio de la fila.

–Eh, la fila está atrás– me empuja Jordi de manera juguetona.

–Caballerosidad por favor– le dice Nico que estaba delante de Jordi. Me toma del brazo suavemente y me mete a la fila delante de él.

–Gracias, Nico– río al escuchar las quejas de los demás–. Y gracias, Pablito– le digo al cántabro que está delante de mí.

–No es nada– me asegura con una sonrisa.

Cuando llega mi turno tomo un plato y me voy sirviendo mi comida. Una vez que selecciono lo que voy a comer me quedo escaneando la habitación hasta que diviso al sevillano que levanta la mano y me hace una seña de que me acerque.

Camino hacia la mesa en la que están Pablo, Ansu, Ale, Eric, Ferran y Pedri.

–Tengo mucha hambre– digo sentándome entre Ferran y Pablo.

–Se nota por la forma en la que ves la comida– me vacila Pedri.

–Calla, canario– le lanzo una bolsita de mayonesa.

–Cállame tú, entonces– me reta con la mirada y los presentes lo miran como si se ha vuelto loco.

–Como quieras– como lo tenía de frente doy una patadita debajo de la mesa. El canario suelta su tenedor y hace una mueca de dolor.

–Joder, eso no era lo que tenía en mente– se queja y los chicos ríen.

Segundos después siento que me patean y por su cara me doy cuenta que me lo ha regresado.

–No me patees– lo pateo de nuevo.

–Tú no me patees a mí– me golpea la otra pierna.

La mesa se mueve un poco por nuestra pelea por debajo de la mesa.

–Basta, basta niños– nos patea Eric por debajo a ambos.

–¡Ouch!– exclamamos ambos al unísono por la fuerza de la patada del catalán.

–Vayan a pelear a otro lado, tórtolos– es turno de hablar de Ferran.

–Ella ha empezado– se queja el canario.

–Tú has pedido que te callara– me defiendo.

–No así– me mira mal.

–¿Qué esperabas? ¿Un besito?– me burlo y Pablo a mi lado se atraganta con el agua.

–No te atreves– se encoge de hombros el canario.

–No voy a caer en tu juego– le advierto.

–Ya caerás– canturrea.

Fate | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora