Capítulo 93

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23 de octubre 2022

Amaia Martínez

Veo a Pablo chocar fuertemente con el delantero del Athletic Club, Dani García y cae al suelo dolorido.

La rodilla de García ha impactado directamente con lo que parece ser su entrepierna, al hacerle una entrada bastante fuerte al sevillano.

–¡Joder!– exclama Xavi, me pongo de pie del banquillo y me acerco a mi padrino.

–Eso ha dolido definitivamente– digo empezando a morderme la uña del pulgar por el nerviosismo al ver al sevillano en el suelo.

Espero la seña del árbitro de poder entrar y asistirlo pero nunca llega, ya que el árbitro mira que Pablo se pone de pie con ayuda de Robert. Su cara estaba contraída del dolor y cojeaba un poco pero el juego se reanuda y empieza a jugar de nuevo.

–¿Por que coño no ha dejado entrar a las asistencias? El chaval no está bien– Xavi mira de Pablo al árbitro, a este último lo fulmina con la mirada.

–Se hace el fuerte– conozco a Pablo y claramente se estaba aguantando para poder seguir jugando.

El juego casi que llega al minuto 30 cuando Pablo se da por vencido y cae al césped de rodillas por el dolor, tomándose la entrepierna, se tira hacia el lado y se hace un ovillo, retorciéndose de un lado al otro por el dolor.

–Joder, joder, ¡pita coño!– le grito al árbitro.

Parece escucharme porque enseguida detiene el partido y se acerca a Pablo, los chicos también lo hacen, el árbitro se voltea hacia el banquillo y hace una seña para que entren las asistencias.

No termina ni dar la señal cuando yo ya me encuentro corriendo a toda velocidad al campo.

–Chicos, denme espacio porfa– les digo una vez que lanzo el bolso que cargaba conmigo al césped y me pongo apresuradamente los guantes.

–Tranquilo bro– Balde está de cuclillas al lado de Pablo al igual que mi novio, que lo mira con preocupación.

–Pablito, estoy yo aquí– le hablo, no me dice nada solo se queja y llora del dolor mientras se encoge más en su lugar–. Necesito darte la vuelta.

–¡Duele!– suelta en un grito ahogado cuando intento darle la vuelta.

–Pablo, es la única manera de que Maia pueda ayudarte– le dice su mejor amigo–. Venga– le da dos palmaditas en el brazo.

Con la ayuda de Eric y Pedri lo ponemos sobre su espalda. El no deja de moverse y lamentarse, cubriendo sus ojos con su antebrazo para que no le vean llorar, mientras la otra mano la mantiene tomando su entrepierna.

–Mis niños, ¿podéis hacerme un favor?– les pregunto mientras flexiono las piernas de Pablo lentamente, este se queja cuando muevo su pierna derecha.

–Lo que quieras– responde Busi.

–¿Pueden hacer algo así como una pared humana? Se que no detendrá tanto el hecho de que tomen fotos pero un poco de privacidad mientras atiendo a Pablo que claramente no quiere que le vean así– les digo.

–Vale, no te preocupes por ello, tú ayúdale– me dice Sergi.

Ellos empiezan a rodearnos y veo que hasta algunos jugadores del Athletic se unen, Unai incluido, le agradezco con una sonrisa.

Fate | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora