Capítulo 24

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Me doy la vuelta y veo a Pedri esperándome en la puerta, me vuelvo a poner nerviosa.

–Llevan prisa– dice divertido.

–Ni te imaginas.

–Para, que me pones nervioso, morena– dice mientras inserta la llave en la cerradura.

–Lo siento– dejo de jugar con mi labio inferior.

–Pasa– el abre la puerta, se hace a un lado y entro a un lindo y amplio apartamento.

Él entra luego de mí, cierra la puerta y deja las llaves en una mesita cercana.

–Joder hermanito, lo siento por no irte a buscar, se me hizo tarde y...– escucho pisadas y frente a nosotros aparece Fernando que se interrumpe cuando me ve, su boca hace una O.

–No te preocupes, bro– le dice Pedri mientras se saca las deportivas, yo imito su acción evitando la mirada de Fer.

–¡No me dijiste que vendrías con mi cuñada!– exclama Fer mirando mal a Pedri–. ¿Qué impresión crees que doy con estas fachas, tío?– pregunta Fer señalando sus shorts estilo baloncesto y una camiseta básica negra.

–Estás igual de feo que siempre– dice mi novio soltando una risa, le doy un golpe en el brazo.

–Joder, un gusto Amaia– dice el mayor tendiéndome su mano, se la acepto–. Me llamo Fernando, pero mi hermano me ha dicho que ya te ha hablado de mí así que ya sabías mi nombre.

–Mucho gusto, Fernando– digo mientras sonrío, los nervios evaporándose poco a poco al ver lo majo que es.

–Puedes llamarme Fer– él me devuelve la sonrisa.

–No me ves por casi un mes y por su puesto pasas de mí– dice Pedri avanzando hacia la sala.

–Pues claro que sí, a tí te tengo que aguantar los 365 días del año, fui feliz en este mes que no estabas– Fer me hace una seña para que lo siga–. Siéntete como en casa, Amaia.

–Ni a mí me tratas así de bien– tomo asiento en el sofá al lado de Pedri quien me rodea con uno de sus brazos.

–Es que tío, por favor, por fin hay alguien que te ha sacado de la soltería– Fer dice y yo no puedo evitar reír–. ¡Y es muy maja!

–Muchas gracias– digo divertida viendo a Pedri.

–Cuéntame Amaia, ¿que hizo este... ser, para estar contigo?– pregunta Fer refiriéndose a su hermano que se notaba bastante gruñón.

–Cuida el tonito que usas– le advierte Pedri.

–Eh, que el mayor soy yo, respeta.

–Pues la verdad él no hizo nada, además de vacilarme y ponerme de los nervios todo el tiempo, todo me tocó hacerlo a mí– Pedri lleva una mano en su pecho, ofendido.

–Típico de Pedri– rueda los ojos Fer–. Demasiado tímido para dar el primer paso.

–¿Disculpa?– pregunta Pedri viéndome indignado.

–Es la verdad, canario.

–Te me hacías la difícil.

–Si no hubiera sido por mí no te hubieras dado cuenta que me interesabas– respondo y Fer ríe.

–Lo que sí recuerdo es que por tí casi voy a urgencias con una contusión– responde.

–Eres mi ídola, Amaia– Fer y yo chocamos los cinco y reímos.

–¿Van a conspirar ahora los dos en mi contra?– pregunta Pedri frunciendo las cejas.

–Obviamente– respondemos su hermano y yo al unísono.

Fate | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora