Capítulo 79

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🎧 I'll never love again~ Lady Gaga

Don't wanna feel another touch
Don't wanna start another fire
Don't wanna know another kiss
No other name fallin' off my lips

Pedri González

Poder ver a Maia luego de dos días me alegraba, de cierta manera, porque no podía tan siquiera abrazarla.

Solo con abrir la boca ya me estaba lanzando dagas con sus ojos, y me lo merecía.

Claro que me lo merecía.

Si había sido la persona más idiota del universo.

Y luego la cago más al golpearla con la pelota y no he podido tan siquiera acercarme para ver cómo estaba.

No sé que iba a hacer si no me dejaba pedirle perdón.

Me ve con tanto enfado que me da mucho miedo tan solo de pensar qué tal vez lo nuestro de verdad se haya acabado.

Y me niego a aceptar que los meses más felices de mi vida se hayan ido a la basura, porque nunca podría tener con nadie lo que tuve con ella.

Mierda, que no quería tener a nadie más, la quería a ella de vuelta.

–Deja de comerte la cabeza– escucho a mi mejor amigo, me saca de mi trance.

–¿Y qué hago? ¿Fingir como que nada ha pasado?– pregunto mientras me ataba los cordones de las deportivas–. Han sido los dos mejores meses de mi vida a su lado y ahora no puedo ni mirarla.

El entreno había terminado hace casi media hora, eran casi las 20.

–¿No entiendes eso de no forzar las cosas?

–Pablo, no es tan fácil, joder– me pongo de pie.

–Lo sé, veo tu cara de sufrimiento cada que te ignora– ruedo los ojos y me doy la vuelta.

–Te espero afuera– doy por terminada la conversación.

–Voy a ayudarte– me detengo en seco–. Veré que puedo hacer para intentar que te escuche.

–¿De verdad?

–Me duele que dudes de mis habilidades– lleva una mano a su pecho con ofensa.

–Gracias– le doy una pequeña sonrisa.

–Ya ve afuera, no te pongas sentimental, bipolar– salgo de los vestuarios y me quedo en una banca para esperarlo.

Cuando ya ha salido de los vestidores vamos a mi coche.

No vemos a la catalana por ningún lado, ya se ha ido.

–No te desanimes, ya verás como todo se arregla– dice Pablo cuando me he detenido frente a su casa.

–¿Y si en serio la he perdido por completo?

–Pedri, se nota que Maia te ama, no te va a dejar de querer así por así– me da dos palmaditas en el hombro–. Y no te preocupes que te voy a ayudar.

–Gracias, Pablo– le doy una pequeña sonrisa.

–No es nada, me alegra tener que sacar mis dotes de cupido de nuevo– suelto una risita y niego.

–Te veo mañana– asiente y baja del coche.

Conduzco hasta mi apartamento y cuando llego veo a Fer en la cocina.

–¿Cómo te ha ido hoy?– pregunta mi hermano cuando me ve tumbarme en un sofá.

–Mal, mal y malísimo.

Fate | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora