Capítulo 37

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20 Agosto de 2022

Estaba en casa de mis padres.

Como mi padre había dicho, iban a hacer una cena por mi cumpleaños número 20 porque mañana tendríamos que viajar a País Vasco.

Eso ya era tradición familiar, una cena por el cumpleaños de cada miembro de la familia.

Ya hoy me encontraba casi como nueva, ya no me había dado fiebre pero aún estaba con un poco de gripe, pero nada que no se pueda soportar.

–¿A qué Pedrito está acojonado?– canturrea Ferran divertido entrando a la habitación de Sira, en donde estábamos ambas tumbadas en la cama esperando que se fuera acercando la hora para empezar a arreglarnos.

–Seguro que sí– dice mi hermana divertida–. Siempre pasa lo mismo, nuestro padre sólo tuvo piedad con Sophie.

–Es que Sophie es un amor– Ferran se tumba entre las dos.

–Ouch, y ouch por Pedri, le diré que dijiste eso– yo río y niego.

–Ustedes son un amor también, es solo que, venga, es raro que su suegro sea el seleccionador español– respondo defendiéndome.

–Ya Pedri se dará cuenta de lo que es tener de suegro al míster– dice Ferran.

–¿Estás hablando mal de mi padre, Ferri?– pregunta mi hermana.

–Joder, no amore. Me refiero a que a los chicos les hace demasiada gracia ver como nos hacemos los desconocidos cuando nos toca ir con la selección– ambas reímos.

–¿Te hace que lo llames míster?– pregunto y él asiente.

–A veces me dejaba llamarlo suegro– revisa algo en su móvil.

–Pobres– Sira palmea el pecho de Ferran.

–Solo espero que Pedrito no venga tarde, sino eso ya será una marca roja en su expediente– dice Ferran luego de unos minutos en silencio.

Tocan la puerta y por ahí se asoma mi madre.

–¿Ferran puedes ayudarnos con unas cosas abajo?– pregunta mi madre con una sonrisa.

–Claro que sí– mi cuñado se pone de pie casi que automáticamente y se dirige a la puerta.

–Cielos, pueden irse arreglando ya– dice mi madre dándonos una sonrisa.

–Está bien, mami– le digo sentándome en la cama.

–Ferri, ¿tu ropa estaba aquí no?– pregunta mi hermana acercándose a su armario.

–Oh, si– él se acerca a tomar un gancho con la ropa que se pondría.

–Puedes usar mi habitación para cambiarte después– le digo y él asiente.

–Gracias, estrellita– me guiña un ojo y le lanza un beso a Sira–. Nos vemos en un rato guapas– cierra la puerta detrás de él y mi hermana voltea a verme.

–Bueno cumpleañera, hay que arreglarte para deslumbrar a tu príncipe canario– me toma de las mejillas y suelto una risita.

–¿Cómo le has llamado?

–Príncipe canario– ella ríe al igual que yo.

–Perfecto el mote– tomo mi móvil para poner un poco de música.

–Extrañaba esto– Sira suspira con una sonrisa.

–¿Qué cosa?

–Esto, arreglarnos juntas escuchando Taylor Swift y dando un concierto de vez en cuando– sonrío con los recuerdos.

Fate | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora