Capítulo 71

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–¡Que gires a la derecha, tío!– exclama Pablo metiendo su cabeza entre los dos asientos delanteros.

–¿Puedes callarte?– lo reprende Pedri que iba al volante.

–No entiendo porque Pablo tiene que llevar el GPS– Eric se da una palmada en la frente.

–Es que no me hacen caso– reclama el sevillano.

–Hazle caso a Pablito– le digo a mi novio, él gruñe y pone la direccional a la derecha.

–Es que este no es el camino que recuerdo– se queja el canario.

–Nos ha traído por otro lado este– Ferran le da una colleja a Pablo.

–¡Nos va a llevar al mismo lugar!– le regresa la colleja.

–No quiero la tercera guerra mundial aquí adentro, así que háganle caso a Pablo– me apoya Sira.

–Gracias, por lo menos ellas me apoyan– Eric lo fulmina con la mirada, Ferran levanta su puño amenazante y Pedri le lanza una mala mirada por el retrovisor–. Vale... dejen de matarme con la mirada.

–Vamos a tranquilizarnos todos– intervengo.

–Si llegamos tarde la culpa es de Pablo– dice el catalán.

–¿Es ese el coche en el que venía Pau?– pregunta mi novio señalando el coche azul qué pasa a toda velocidad frente a nosotros antes de incorporarnos a esa calle.

–Por cómo conduce si es Pau, ¡síguelo!– exclamo señalando el coche, Pedri frena de pronto y me mira mal.

–¡No grites que me pones nervioso!– dice exasperado.

–¡Síguelo!– exclaman todos los de atrás.

–Joder tío, ganas de bajarlos a todos aquí no me faltan– murmura entre dientes y sigue el coche.

Él era el que se miraba con ganas de bajarse del coche.

Hoy por la mañana habíamos aterrizado en Madrid.

La selección había vuelto a la ciudad deportiva de Las Rozas en donde pasamos unas cuantas horas, todos arreglándose para la revelación de género que iba a tener lugar en la casa de Álvaro y Alice.

Creo que Pedri se arrepentía una y otra vez de habernos traído, empezando con el hecho de que Pablo nos había metido por lugares que ni idea teníamos y como era a las afueras de Madrid era más difícil ubicarnos.

–¿Ves que si llegamos?– dice Pablo con tono triunfal cuando Pedri aparca el auto al lado del de Pau.

–La próxima alguien más nos guía– dice mi novio antes de bajarse del coche, suelto una risita y bajo también.

–No te pongas gruñón– le digo cuando rodeo el auto y tomo su mano.

–No pierdo la paciencia fácil, pero estaba a punto de lanzar a Pablo fuera del coche– responde con una sonrisa.

–Te he escuchado– el sevillano ajusta las gafas de sol sobre el puente de su nariz–. No podías hacer eso, sino te quedabas sin el amor de tu vida.

–Tienes pinta de fuckboy con esas gafas– le digo.

–Y aún así no se ha follado a nada en su vida– dice Ferran divertido cuando pasa a su lado abrazando a mi hermana por los hombros.

–Nadie te está hablando a ti– el sevillano le muestra el dedo medio.

–No hablen de follar por favor, estoy cansado de la música que teníamos ayer– interviene Eric.

Fate | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora