Capítulo 88

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Pedri González

Era la persona más feliz del mundo.

No podía creer que por fin habíamos dejado de escondernos.

Todo el mundo sabía que Amaia era mi novia y no podía ser más feliz.

Salgo de mis pensamientos cuando veo a Maia temblar un poco a mi lado.

La entrega de los premios ya había pasado, Karin Benzema era el ganador del balón de Oro masculino y Alexia se había llevado el balón de Oro femenino. Lewan había ganado el Trofeo Gerd Müller.

–¿Estás bien?– pregunto pasando un brazo por sus hombros.

–Si, no te preocupes– le resta importancia.

Estábamos a unos metros de la tarima en donde los ganadores del club se estaban sacando fotografías.

–¿No admitirás que tienes frío?– ella voltea a verme.

–Un poquito– admite, me empiezo a sacar el saco y ella niega–. No es para tanto– niego.

–Venga, cabezota– le hago caso omiso y lo pongo sobre sus hombros.

–Ese eres tú– me da una pequeña sonrisa y la abrazo de nuevo.

Coloca su cabeza en el hueco de mi hombro y sonrío mientras acaricio su brazo mientras veo a Pablo nervioso por todas las fotos y preguntas que le hacían a la vez.

–Che, no se quién te ha dado permiso de tener novio, porque a mí no me has preguntado– Amaia se voltea y ahí estaba Leo.

–Amor– lo reprende su esposa.

–Y vos, ¿no vas a pedirme permiso? ¿O sólo te me vas a quedar viendo?– me pregunta Leo frunciendo el ceño.

–¿Es que tenía que pedirte permiso?– pregunta mi novia sonriendo. 

Leo deja escapar la sonrisa que reprimía y la envuelve en un fuerte abrazo.

–Estoy muy orgulloso y feliz por vos, boludita– deja dos palmaditas en su espalda–. Y de vos también– ahora me abraza a mí y sonrío.

–Gracias por no asesinarme, Leo– le devuelvo el abrazo.

–Aún puedo hacerlo– me advierte–. Prométeme solo una cosa– susurra cuando se ha separado. Amaia hablaba animadamente con Antonella.

–Vale... ¿qué cosa?

–Prométeme que no le harás daño y la cuidarás siempre– dice en tono serio–. Ya ha sufrido bastante, y no solo hablo sobre estar enamorado– se que se refiere a la pérdida de Xana.

Se me hace un nudo en la garganta al pensar sobre la situación de Tania de hace unos días.

Me la pienso unos segundos en si poner al tanto a Leo o no. Luego recuerdo que el fue mi guía dentro y fuera del campo por varios años.

–Lo primero ya lo he hecho– suspiro y él asiente.

–Me he dado cuenta, niño– me da dos palmaditas en el hombro–. Pero te conozco y se que de verdad estás arrepentido, se te nota, al igual que se nota que la amas. Así que no le hagas daño de nuevo– me da una pequeña sonrisa y se la devuelvo.

–Lo prometo– me da otro abrazo.

Leo a mi lado da un saltito de sorpresa y yo me asusto un poco al escuchar a mi novia dar un gritito de alegría.

Kylian Mbappé la tenía tomada de las manos mientras ambos daban saltitos y grititos de la emoción por verse de nuevo.

Era una escena divertida de ver.

Fate | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora