Capítulo 51

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–Mami, ¿puedes darme más palomitas?– escucho la voz de una niña, volteo y veo a Laura mostrándole el envase vacío de palomitas a Anna.

–Luego cielo, vamos a ver a tu padre.

–Pero quiero palomitas, porfis– veo que está a punto de ponerse a llorar e intervengo.

–Si quieres puedo llevarla– le digo a Anna.

–No te preocupes Amaia, no quiero molestarte.

–No hay problema, tú ve con Klara a ver a Robert y luego bajo con Laura.

–Lau, si quieres palomitas Amaia va a llevarte– le dice su madre, la niña asiente feliz.

–¡Sí!– exclama felizmente, alza sus manitas para que la cargue.

–Vamos a conseguirte unas palomitas, Lau– la cargo y ella se toma de mi cuello, feliz.

–De verdad, muchas gracias– Anna sonríe y le devuelvo la sonrisa.

–No es nada– le aseguro.

–¿Vas abajo?– pregunta Fer.

–En un minuto, ¿qué vamos a hacer, Laura?– pregunto viendo a la niña.

–¡A buscar palomitas!– dice con entusiasmo levantando sus manitas, Fer ríe con ternura.

–Entonces te vemos abajo– asiento y él acaricia la cabecita de Laura antes de caminar con su familia al túnel.

–Vamos por tus palomitas– sigo el pasillo que he recorrido con Mikky y subimos hasta la sala VIP para la familia de los jugadores.

–Pase, señorita– dice un segurata cuando le he mostrado la identificación que tenía colgada del cuello.

–Muchas gracias– digo antes de entrar.

La sala tenía aire acondicionado y la pared frontal era completamente de vidrio dando una vista espectacular al campo.

–¿Cómo las quieres? ¿Azucaradas o saladas?– le pregunto a la niña que lleva un dedo a su barbilla, pensando.

–¿Se puede ambas?– me pregunta viéndome interrogante, sus ojos azules hacen su mirada mil veces más intensa.

–Claro que sí– respondo y ella aplaude.

Le digo al chico detrás de la mesa lo que queríamos, yo me pido una soda.

–¿Amaia?– escucho a mis espaldas, me doy la vuelta.

–¿Elena?

–Dios mío, en serio eres tú– ella se apresura a abrazarme.

–Tanto tiempo sin verte– le devuelvo el abrazo con una mano mientras sonrío.

–Sergio me dijo que no ibas a ser entrenadora hoy, supuse que estarías en las gradas. Si no te encontraba te buscaría después del partido, pero has venido a mí.

–Busi nunca da la información completa– ella ríe.

–De verdad que sí– ella se fija en Laura–. Hola cielo.

–¿Quién es ella?– me pregunta Laura abrazándose fuertemente a mi cuello.

–Tranquila Lau, estás bien– ella se relaja.

– ¿Cómo te llamas?

–Me llamo Laura.

–Que guapa eres, Laura– dice Elena.

–Es hija de Robert y Anna.

–Con razón, se parecen.

–¿Esos son Enzo y Levi?– le pregunto viendo a los niños que estaban pegados al cristal viendo hacia el campo.

Fate | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora