POYUN 2 : TUNHAI

Capitulo 47

Exactamente a las 8 de la mañana, la alarma del teléfono de Wu Yu sonó de repente y se sentó como un resorte. La habitación de invitados era espaciosa y luminosa, con la luz del sol brillando a través de las cortinas del piso al techo en este claro día de principios de verano. La ropa de cama y las almohadas blancas y mullidas emitían un aroma a limpio, y Wu Yu se sentó en la cama durante unos segundos, bostezando profundamente al darse cuenta de que estaba en la casa de Bu Chonghua.

Anoche, había escoltado a su líder a casa muy tarde, por lo que su jefe tomó la decisión, después de una cuidadosa consideración, de darle medio día libre esta mañana, lo cual fue recibido calurosamente y apoyado por el subordinado.

Wu Yu fue perezosamente al baño al lado de la habitación de invitados para cepillarse los dientes y lavarse la cara. Luego se puso la camiseta y los vaqueros que había dejado allí la última vez y bajó las escaleras con un crujido. Antes de llegar al primer piso, escuchó que alguien entraba a la casa desde la entrada de abajo y cerraba la puerta detrás de ellos. Muy pronto, Bu Chonghua apareció en la sala sosteniendo el desayuno.

—¿Estás despierto? Baja y desayuna.

Claramente, Bu Chonghua acababa de regresar de su carrera matutina, con un auricular Bluetooth alrededor del cuello, una camiseta deportiva con capucha y pantalones cortos, y un par de zapatos deportivos bonitos a pesar de ser un poco viejos y sin marca. Medía al menos entre 186 y 187 centímetros, lo que hacía que sus piernas parecieran muy largas. Probablemente debido a su inversión en fitness, los músculos de sus piernas estaban bien acondicionados, dándole la sensación general de un estudiante de la academia de policía que acababa de participar en una competición deportiva.

Wu Yu, todavía aturdido, se subió a un taburete alto junto a la encimera de la cocina, se sentó y preguntó: —¿No te sientes cansado de levantarte tan temprano para correr todos los días?.

—Estoy acostumbrado—, respondió Bu Chonghua.

Wu Yu asintió en silencio y murmuró dos palabras sin sonido. Parecía como si estuviera diciendo: —¡Impresionante!

—Lo que me parece extraño eres tú— dijo Bu Chonghua, sacando los bollos y la leche de soja de la bolsa de plástico y poniéndolos sobre la mesa. —Parece que podrías pelear bien, pero no entrenas todos los días. ¿Cómo te mantienes en forma?

—No me mantengo en forma— Wu Yu se encogió de hombros.

—...

—Apenas soy la mitad de lo que solía ser— dijo Wu Yu.—Pero olvídalo, deja que la gloriosa historia del pasado se pierda con el tiempo. He decidido obedecer el orden de los años, comer y beber y engordar. Intentaré ser un tío silencioso, tranquilo y lento que se sienta en el sofá todos los días después del trabajo.

Cogió un panecillo de setas y brotes de bambú, le dio un mordisco a la mitad y luego otro mordisco a la otra mitad. Bu Chonghua lo observó durante mucho tiempo antes de decir: —Tú también eres genial.

La élite adinerada también se deleitaba con una variedad de desayunos, que incluían bollos pequeños, albóndigas, leche de soja, huevos estofados y gachas de huevo en conserva de todos los sabores diferentes. La tienda de desayunos de su vecindario era completamente superior a la de Wu Yu en términos de sabor y refinamiento, y Wu Yu estaba claramente interesado en las pequeñas bolas de masa de camarones con almejas al vapor encima, comió cinco o seis antes de detenerse y decir:—Estoy lleno. Gracias jefe.

—¿No vas a comer esto?—Bu Chonghua apartó algunos bollos de natillas con sus palillos mientras bebía su papilla.

—¿Qué es eso? No como bollos dulces—respondió Wu Yu.