POYUN 2 : TUNHAI

Capitulo 23

—Oye, ten cuidado, ten cuidado... ¡Cuídate!

El academico Chen fue apoyado por estudiantes de ambos lados cuando de repente se volvió inestable y agarró la mano del oficial de policía interno. —Camarada, gracias por su arduo trabajo. Por favor resuelva el caso lo antes posible y busque justicia para el pueblo...

—Lo sé, lo sé—dijo impotente el oficial de policía interno, tratando de consolarlo.—Haremos nuestro mejor esfuerzo. ¡Cuidate!

Apoyado por cuidadosos estudiantes, el viejo experto de cabello gris subió al sedán. Nadie notó un leve reflejo en el duodécimo piso del hotel frente al Edificio de Investigación Criminal.

La habitación era pequeña y oscura, con una sábana desordenada y algunas maletas negras tiradas casualmente en un rincón. Un hombre de unos veinte años, que llevaba una gorra de béisbol y una máscara, estaba de pie junto a la ventana, mirando en la dirección en la que se había ido el coche del academico Chen, maldiciendo en silencio en voz baja.—¡Maldición!

¿Qué debe hacerse ahora?

Frunció el ceño, se volvió para mirar la mochila en la esquina, luego rápidamente tomó los binoculares y miró hacia afuera sin rumbo fijo. De repente, vislumbró algo y su mirada estaba fija.

Wu Yu salió del edificio, su figura alta y erguida pero con un comportamiento informal. Encendió un cigarrillo mientras bajaba apresuradamente las escaleras, dando una larga calada antes de exhalar. Caminó directamente a través del patio delantero de la oficina y se dirigió hacia la parada de autobús al otro lado de la calle.

La mirada detrás de los binoculares permaneció fija en él, pasando de la confusión, la sospecha y la incertidumbre a una mezcla de asombro incrédulo. ¿Podría ser... esta persona?

... ¡¿Pero cómo es posible que esta persona esté aquí?!

El hombre permaneció en silencio durante mucho tiempo, con los músculos de las mejillas apretados con fuerza. Después de un rato, bajó suavemente los binoculares. La habitación del hotel quedó en silencio, con sólo débiles sonidos de bocinas de automóviles provenientes de la calle afuera, acompañados por su propia respiración reprimida y contenida. Después de varios minutos, se quitó la máscara y, como si finalmente tomara una decisión, marcó un número en su teléfono.

—¿Hola, Hermana Yin?

Hubo un momento de silencio al otro lado del teléfono y el hombre pareció darse cuenta de algo y gritó: —¡No cuelgues!

—No es necesario que me busques. No te ayudaré— llegó una voz femenina fría y helada desde el otro lado de la llamada. —La situación es demasiado peligrosa ahora y tus acciones son demasiado sucias...

—¿Quieres ver a un viejo conocido?

La voz al otro lado de la línea se detuvo abruptamente y, después de una larga pausa, se pronunció una sola palabra:—¿Quién?

El hombre sonrió, inclinando la cabeza para estirar el cuello.

—Creo que acabo de ver una cara familiar—, dijo tranquilamente. —Tu... viejo rival.

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—Firma aquí y ponte en contacto si las cosas se ponen inestables...

—Bien lo tengo.

Liu Li estaba sentada en la cama del hospital cuando de repente escuchó algo. Se giró hacia donde provenía el sonido y vio a Wu Yu entrando con una bolsa de frutas. Ella inmediatamente exclamó con alegría:—Oficial Wu...