POYUN 2 : TUNHAI

Capítulo 139

El sampán motorizado llevaba más de media hora en el mar. Bu Chonghua tenía un extraordinario sentido de orientación y sintió que habían tomado varios desvíos antes de finalmente detenerse en una playa. La ladera estaba llena de huellas de contrabandistas y dos coches ya esperaban al borde de la carretera, no muy lejos.

Shark y Qin Chuan permanecieron en silencio durante todo el viaje y todos parecían confiados en la ruta. El conductor fue tan imprudente que no encendió las luces después de cambiar de coche, y anduvieron dando tumbos por la accidentada carretera durante unos veinte minutos. De repente, apareció un edificio de hormigón de dos pisos al final del camino.

—¿Wan Changwen se esconde aquí?— Se preguntó Bu Chonghua. El terreno estaba tan oculto que ¿podría el grupo de trabajo localizarlos a tiempo mediante el rastreo de teléfonos móviles?

La mente de Bu Chonghua estaba alborotada, pero en la superficie, permaneció tranquilo. Siguió a Shark, Qin Chuan y los demás fuera del auto. Cruzaron la puerta de hierro fuertemente custodiada frente al patio de la fábrica. En la oscuridad, apenas podían ver a través de las densas sombras de los árboles. El olor a pólvora flotaba en el aire.

Bu Chonghua permaneció indiferente, pero de repente sintió que algo andaba mal. Sin embargo, la tensa situación no le permitió reflexionar sobre dónde podría estar la anomalía. En ese momento, un grupo de guardaespaldas ya se había reunido a su alrededor y subió al segundo piso, deteniéndose frente a una puerta de madera destartalada. Shark volvió la cabeza y dijo con calma:—Señor Bu, permítame presentarle al Señor Wan.

La puerta se abrió con un crujido, revelando a un hombre regordete de unos sesenta años, de unos cinco pies de altura, con escaso cabello blanco. Se sentó detrás del escritorio y de repente giró la cabeza para mirarlos.

—¡!— ¡Las pupilas de Bu Chonghua se dilataron repentinamente!

¿Era este Wan Changwen?

¿En realidad había envejecido tanto?

Nadie en el mundo estaba más familiarizado con el feroz y dominante narcotraficante en la lista de buscados que Bu Chonghua. Durante veinte años había imaginado encontrarse con su enemigo en diversas situaciones: en el lugar del arresto, en el centro de detención, en el juicio público e incluso en el lugar de la ejecución. Durante muchas largas noches de investigación, confió en su imaginación para atrapar al propio Wan Changwen e incluso dispararle en la cabeza. De lo contrario, no tenía otra forma de superar los momentos difíciles y de soledad.

Pero no fue hasta ese momento, de pie frente a su enemigo, que se dio cuenta de que el "terrorífico" narcotraficante de la lista de buscados había desaparecido. El Wan Changwen que tenía delante no sólo estaba desaliñado, sino también demacrado, con las mejillas caídas y líneas de marioneta colgando hasta la barbilla. Sus ojos, que alguna vez fueron brillantes, estaban bloqueados por arrugas y estaba tan nervioso y neurótico como un pájaro asustado. Cuando vio a Bu Chonghua, ¡se sorprendió!

—¡¿Realmente lo trajiste aquí?!— Wan Changwen golpeó su silla contra el suelo y varias personas se apresuraron a detenerlo. Gritó: —Shrak , ¿crees que ahora estoy a tu merced y que puedo moldearme como quieras?

Shark se mostró desdeñoso:—Cálmese, señor Wan. Todos somos socios...

—¡Mierda! ¿Qué puedo darte? ¿Y qué te puede dar? Hoy somos él o yo. ¡A lo sumo perderás sólo el cinco por ciento de tus ganancias! ¡¡Yo mismo mataré a ese bastardo de apellido Bu!!

Shark frunció el ceño y, en ese momento, Bu Chonghua se rió: —¿Matarme? ¿Solo tu?

Wan Changwen giró bruscamente la cabeza y sus mejillas caídas temblaron con el movimiento. —¡Tú!