Lazos Inesperados

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LUCY

Estacioné frente al edificio donde se suponía que Sadie debería estar durmiendo y justo en ese momento, una pareja de chicas estaba afuera besándose. Siento a Sadie bajarse detrás de mí.

—¿Tienes algún problema? —se acerca a mí la chica del pelo de colores.

—Tranquila, Camila, viene conmigo —dice Sadie poniéndose frente a mí de manera protectora.

—Perdón, nos estaba mirando.

—Será porque están en medio de la calle prácticamente comiéndose —dice Sadie burlándose. Ambas se ponen rojas y yo apago mi moto para poder escuchar mejor lo que dicen.

—No, ¿nos presentarás? —le pregunta la otra chica a mi novia, que tiene una mano en mi abdomen rodeando mi cintura por detrás.

—Ah, cierto, perdón —dice mi novia avergonzada—. Ella es Lucy.

—Mmm, hola Lucy —dice la novia de la chica de colores mientras mira la mano de Lucy.

—Es mi novia —dice Sadie sonriendo.

Ambas chicas la miran sorprendidas, y luego la del pelo de colores comienza a gritar.

—Gracias, me acabas de hacer ganar una apuesta de $50 dólares —dice sonriendo.

—Camila, yo te dije que era una idea, no que había aceptado —la chica del pelo de colores se ríe.

—Yo lo sabía, además el hand placement la delató ahora mismo —dice Camila sonriendo.

—Mi nombre es Flor, por cierto —dice dándome la mano amistosamente—, perdón por mi novia, es un poco desubicada.

Yo le sonrío amistosamente y asiento.

—Bueno, yo me tengo que ir, ya son casi las 8, tengo que hablar con mis padres —sonríe Sadie de lado.

—Nos vemos, un gusto, Lucy —se despide Camila arreglando su cabello bajo una gorra.

Nos dirigimos hacia el ascensor, donde Sadie me abraza y luego la veo sonreír.

—No sé cómo tuve el valor de decirles —dice besando mi mano—, gracias.

Acomodo algunos de sus mechones sueltos hacia atrás y me pongo de puntillas para besarla.

—No hagas eso, ¡no salimos del ascensor! —dice riendo.

—Me arriesgaré —en eso las puertas del ascensor se abren dejando ver a la misma pareja de ancianos que nuevamente nos sonríen.

—Lindo clima ¿no? —pregunta el señor sonriendo.

—Delicioso —él asiente; por su acento se nota que no es de aquí.

—Buenas noches, señoritas —la señora nos sonríe nuevamente, bajándose un piso antes que el nuestro.

Lucy me abraza por detrás y besa mi hombro.

—¿Es coincidencia o me parece? —ambas reímos, justo en ese momento el ascensor para en el piso correcto—. Vamos.

Avanzamos juntas de la mano hasta llegar a la puerta, donde a la primera llamada nos recibe una Emilia con una mirada furiosa.

—Faltan 2 minutos, Sadie Valentina Sánchez —Valentina, sonrío graciosamente por la manera en que me revelaron que tenía un segundo nombre; era hermoso, al igual que su dueña.

—Cállate, Emilia, y déjanos entrar —puedo ver cómo la vena que tiene a un costado de la frente se comienza a notar más.

Llegamos y nuevamente solo se encuentra Vanessa sentada en el sofá.

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