Estoy aquí para ti, hoy y siempre

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SADIE

Estábamos recostadas en la cama, envueltas en una atmósfera de complicidad, charlando animadamente hasta que llegó la hora de dirigirnos al bar donde Lucy iba a tocar esa noche. Fue ella quien se encargó de invitar a los chicos, a través de Vanessa, quien me insistió unas veinte veces hasta que finalmente le di el número de mi novia.

—Entonces, ¿el color morado es tu favorito? —Lucy preguntó mientras jugueteaba con los dedos de mi mano.

—Sí, lo es —respondí mientras ella continuaba con su pequeño juego.

—Pero toda tu ropa es negra —observó con una sonrisa curiosa.

—Bueno, sí, pero eso no significa que mi color favorito sea el negro —repliqué riendo. Era cierto, aunque usaba principalmente negro por su versatilidad y practicidad.

—¿Y cuál es tu película animada favorita? —cambió de tema, volteándose para apoyar la cabeza en mi pecho. Mientras le acariciaba el cabello, pensé en mi respuesta.

—¿De este año? —pregunté y ella asintió.

—Sí, "Elementos".

—¿La de "El Chico Agua y la Chica Fuego"? —confirmó su suposición.

—Exactamente. Pero no la he visto aún. ¿No hay un cine por aquí cerca? —pregunté sorprendida.

—No, me gusta ir sola —respondió con un encogimiento de hombros.

—¿No conoces a nadie aquí? —pregunté, sintiendo un pellizco de tristeza al pensar en ella sola.

—Mi mejor amiga se fue a estudiar al extranjero. Era la única persona que conocía aquí. Desde que ella se fue, mi guitarra ha sido mi única compañía —explicó con cierta melancolía en la voz.

—¿Y no intentaste conocer a nadie más? —pregunté, sorprendida por su confesión.

—Aunque no lo creas, me da mucho miedo hablar con personas —confesó, escondiendo su rostro en mi mano. La acaricié suavemente y ella me devolvió una tímida sonrisa.

—Entonces, ¿por qué le abriste la puerta a esta desconocida? —bromeé, tratando de aligerar el ambiente. Ella se encogió de hombros con una sonrisa pícara.

—¿No has escuchado "Puertas es el Amor" de Frozen? —ambas nos reímos, recordando la canción.

—¿Así que gracias a una canción de Disney tomaste valor para abrir la puerta? —inquirí divertida.

—Bueno, en realidad fue porque tenía hambre, pero en parte sí —confesó, provocando otra risa compartida. La abracé con ternura, acercándola más a mí.

—¿Crees que algún día esto dejará de ser un secreto? —le pregunté tímidamente. Lucy me dedicó una sonrisa reconfortante.

—No lo sé, pero si tengo que ir al fondo del océano para poder estar juntas, prometo que lo haré —sus palabras resonaron en mi corazón, llenándome de esperanza. Sin pensarlo, unimos nuestros labios en un beso apasionado, sellando nuestras promesas mutuas.

—Mi amor, mi chica, solo mía —susurré, distribuyendo suavemente besos por toda su cara, saboreando cada centímetro de su piel.

—Mi chica fría.

—Tú me derretiste. Pero mira este bombón, ¿quién no se derretiría por él? —bromeé, mordiendo su hombro suavemente y provocando risas.

—No me muerdas, babosa —dijo entre risas, mientras comenzaba a hacerme cosquillas hasta quedar encima de mí.

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