LUCY
Un mes había pasado desde aquella noche en la que todo se desmoronó para Sadie. No había dejado de pensar en ella ni un solo día. Sus mensajes eran breves, a menudo evasivos, y las llamadas eran interrumpidas abruptamente por su madre. Sabía que las cosas no habían mejorado, y eso me carcomía por dentro. Pero hoy, finalmente, sería diferente. Hoy, 24 de diciembre, por fin iba a verla de nuevo.
La Navidad siempre había sido una época triste para mí. La mayoría de mis recuerdos de esta fecha estaban llenos de reuniones enormes con mi familia, repletas de ejecutivos y personas extrañas. Siempre me sentía como una espectadora en mi propia vida, aislada en medio de la multitud. Este año, sin embargo, la anticipación era más intensa. Cada segundo sin Sadie se sentía como una eternidad, pero hoy iba a romperse ese ciclo. Mis manos temblaban ligeramente mientras envolvía el último regalo para ella. Una mezcla de nervios y emoción me llenaba, haciéndome sonreír a pesar de todo.
Había planeado este día con meticulosidad. Sabía que la única forma de sacarla de su casa sin problemas era aprovechar la cena de Navidad que su abuela estaba organizando. Su abuela había pedido ayuda a Sadie para preparar todo, lo que significaba que estarían solas en la casa de ella.
Lo cual significaría que podía verla, porque ella siempre había apoyado nuestra amistad, aunque no sepa que es más que eso. Pero me mantenía al dia de lo que pasaba , y todo.
Finalmente, el reloj marcó las cinco de la tarde. Me revise por ultima vez al espejo , tenia un vestido rojo suelo que seguro le encantaría a Sadie y tomé los regalos cuidadosamente envueltos. Respiré hondo, tratando de calmar el mar de emociones que se agitaba dentro de mí.
Conduje hacia la casa de la abuela de Sadie con pasos decididos, mi corazón latiendo con fuerza en cada paso que daba.
Al llegar, mi mano se detuvo unos segundos antes de tocar la puerta. Tomé aire y golpeé suavemente. La puerta se abrió y ahí estaba ella, más hermosa de lo que recordaba, con una expresión de sorpresa y alegría que hizo que todo valiera la pena. Su abuela me saludó calurosamente, contenta de verme.
—¡Lucy! Qué bueno verte —dijo la abuela de Sadie con una sonrisa—. Estábamos justo terminando de preparar todo.
—Hola, señora Rosa. Gracias por dejarme venir —respondí, sonriendo.
Sadie se acercó rápidamente y me abrazó. Sentí como si todo el peso del último mes desapareciera en ese momento.
—Hola, Lu —susurró Sadie, sin soltarse del abrazo.
—Hola, Sadie. Te extrañé tanto —le respondí, acariciando su espalda.
La abuela de Sadie nos miró con ternura y luego dijo:
—Bueno, creo que puedo manejar lo que queda por aquí. ¿Por qué no se toman un tiempo para ustedes dos?
Sadie me miró con una mezcla de sorpresa y alivio.
—¿De verdad, abuela? —preguntó Sadie.
—Claro, cariño. Vayan, disfruten un poco. Es Navidad —contestó su abuela, guiñándonos un ojo.
Sadie me tomó de la mano y salimos de la casa. Caminamos en silencio hacia fuera de la casa de su abuela, donde nos esperaba el auto de Vanessa.
—Condujiste hasta aquí? — dice sorprendida, yo asiento , a pesar de que odiaba manejar auto , era algo muy beneficioso aquí en guayaquil , el clima te hace derretir estando en moto.
—Todo, para la mejor — le tiendo las llaves, veo como brillan sus ojos recordando como ama manejar , su madre le había quitado todo tipo de privilegios durante este mes , únicamente salía a la universidad .
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Nuestro Secreto
RomanceEn un viaje por obligación, Sadie, atrapada en un mundo de expectativas parentales, y Lucy, luchando por perseguir sus sueños en solitario, se cruzan en un hotel de Cuenca. A medida que su conexión se intensifica, se enfrentan al dilema de separarse...