LUCY
Día 1
La mañana siguiente nos despertó el suave murmullo de una enfermera que entraba en la habitación, La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, iluminando suavemente la habitación hospitalaria y dándole un aire de tranquilidad.
—Buenos días, es hora de tomar tus medicamentos, señorita—dijo la enfermera con una voz amable, colocando una bandeja en la mesita junto a la cama.
Sadie se estiró lentamente, soltando un suspiro mientras abría los ojos. Me levanto a un lado para darle espacio, pero mantuve mi mano en la suya, sin querer romper el contacto.
—Buenos días —respondió Sadie con voz ronca, sonriendo débilmente a la enfermera.
—Buenos días —añadí, frotándome los ojos para despejarme del sueño.
La enfermera ayudó a Sadie a incorporarse y le pasó un vaso de agua junto con las pastillas. Sadie tomó los medicamentos sin quejarse, agradeciendo a la enfermera con una sonrisa.
—El doctor vendrá en unos minutos para una revisión rápida —dijo la enfermera antes de salir de la habitación.
Nos quedamos en silencio por unos momentos, disfrutando de la tranquilidad de la mañana. Poco después, el doctor llegó.
—Buenos días, Sadie. Feliz año ¿Cómo te sientes hoy? ¿Esas costillas siguen en su sitio? —preguntó mientras revisaba su historial.
—Un poco mejor, gracias —respondió Sadie, aun sosteniendo mi mano con firmeza.
El doctor hizo una revisión rápida, comprobando sus signos vitales y asegurándose de que las heridas estuvieran sanando correctamente.
Levanto su bata lentamente dejando su espalda al desnudo mostrando varios moretones de distintos colores, luego comenzó a presionar su abdomen.
Su toque era cuidadoso y meticuloso, lo que me dio una sensación de alivio. A pesar de eso Sadie no podía evitar hace muecas de dolor.
No puedo creer que esa vieja bruja, le hiciera todo eso, miro hacia el otro lado, para que Sadie no vea como una lagrima cae por mi rostro, me duele verla en ese estado.
—Todo parece estar bien. Vas a necesitar descanso y seguir tomando tus medicamentos. Si todo va bien, podrías irte a casa en unos días —dijo el doctor con una sonrisa tranquilizadora.
—Gracias, doctor —dije, sintiendo una oleada de alivio recorrer mi cuerpo.
—De nada. Cualquier cosa, no duden en llamar a las enfermeras —respondió antes de salir, dejando un aire de optimismo en la habitación.
Minutos después, la puerta se abrió de nuevo y la abuela de Sadie entró con una gran bolsa llena de comida. Su rostro se iluminó al vernos, mostrando un amor y una preocupación profundos.
—¡Buenos días, chicas! Les traje desayuno —anunció caminando lentamente, colocando la bolsa sobre la mesita con un gesto lleno de cariño.
—Abuela, eres la mejor —dijo Sadie, sonriendo mientras su abuela se acercaba a besarle la frente.
—Sabes que siempre cuidaré de ti, mi niña —respondió su abuela con ternura, acariciando suavemente el cabello de Sadie.
La abuela de Sadie sacó varios recipientes con comida: calentado del día anterioir,panes frescos, jugos naturales, frutas y algo de café. La habitación se llenó del aroma delicioso, haciendo que mi estómago gruñera de hambre.
—Espero que tengan hambre —dijo su abuela, riendo suavemente.
—Todo huele delicioso —dije, ayudando a organizar la comida sobre la mesita.
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Nuestro Secreto
RomanceEn un viaje por obligación, Sadie, atrapada en un mundo de expectativas parentales, y Lucy, luchando por perseguir sus sueños en solitario, se cruzan en un hotel de Cuenca. A medida que su conexión se intensifica, se enfrentan al dilema de separarse...