LUCY
Ha pasado un mes desde que nuestras vidas cambiaron, tanto para bien como para mal. Han pasado varias semanas desde que me enteré de que mis padres controlaban mi vida, desde que mi novia había vuelto a ser una pieza en el rompecabezas de mi madre, y desde que Oliver había llegado a nuestras vidas.
Hace unos días fue la grabación del cortometraje del proyecto de titulación de las chicas. Ahora mismo, estaban esperando los resultados de las notas. Fui a Cuenca por unos días para recoger algunas cosas y ver cómo estaba Mapi. Por suerte, el hermano de Melissa la cuida muy bien. No podía dejar de pensar en lo horrible que es dejarla sola por tanto tiempo.
Lo sé porque yo misma solía estar sola antes, y no es bonito.
Regresando a Guayaquil, me di cuenta de lo hermoso que era volver a estas calles, pero nada se comparaba a las mágicas calles de Cuenca, donde encuentras cultura y música en cada rincón. Y volvía al debate sobre quedarme en este lugar donde estaba toda la gente que amaba o volver a Cuenca donde estaría con Mapi y visitaría ocasionalmente. Pero por ahora, lo único en lo que quería pensar era en volver a ver a mi novia, a quien no había visto por dos semanas enteras.
Caminaba por la universidad de Sadie. Nunca me había fijado en lo bonita que era; por lo que costaba, si fuera fea sería de morirse. Es una universidad privada, de las mejores que hay en Ecuador, de hecho. Según Vanessa, Sadie probablemente estaba aquí. Ayer tuvo otra discusión con su madre acerca de su graduación. La fiesta de la graduación era opcional, sin embargo, la madre de Sadie decidió que sería obligatoria para ella.
Avancé hasta el complejo deportivo, Al llegar, me encontré con una escena que me dejó sin aliento. Sadie, con las mangas remangadas y una coleta enroscada que dejaba algunos mechones sueltos en su rostro, corría tras un balón. Parecía concentrada y determinada, con cada movimiento mostrando su agilidad y destreza.
La imagen de ella en acción, con el sudor brillando en su piel y su expresión intensa, me resultó increíblemente atractiva. Me quedé parada un momento, simplemente admirándola. No podía evitar sonreír ante lo sexy que se veía en ese instante, tan libre y llena de energía.
Sadie no me había visto aún, así que aproveché para acercarme un poco más, tratando de no interrumpir su juego. Finalmente, me quedé junto a la cerca, observándola mientras corría y se movía con gracia. Cada vez que sus ojos se encontraban con los míos, sentía una chispa de emoción recorrer mi cuerpo.
Cuando el juego hizo una pausa, levantó la vista y me vio. Su rostro se iluminó con una sonrisa amplia y genuina, y se acercó corriendo hacia mí.
—¡Lu! —exclamó, todavía respirando con dificultad por el esfuerzo—. ¡No sabía que vendrías hoy!
—Quería sorprenderte —respondí, sonriendo de manera coqueta—. Y vaya sorpresa que me llevé yo. No recordaba que eras tan buena... en tantos sentidos.
Ella se rió, acercándose para besarme suavemente.
—Solo intento mantenerme en forma. ¿Te gusta lo que ves? —susurro, arqueando una ceja con picardía.
—Me encanta —dije, con un tono juguetón—. Y sí, me quedaré un rato más para disfrutar del espectáculo.
—Te prometo darte un buen show —dijo ella, guiñándome un ojo antes de volver al campo.
La observé mientras seguía jugando, sus movimientos llenos de confianza y energía. No podía dejar de admirar lo increíble que se veía.
Finalmente, el juego terminó y Sadie se dirigió hacia mí, aún jadeando ligeramente. Su rostro brillaba de sudor, pero para mí, nunca había estado más hermosa. Se acercó y me envolvió en un abrazo cálido y sudoroso, riendo suavemente.
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Nuestro Secreto
RomanceEn un viaje por obligación, Sadie, atrapada en un mundo de expectativas parentales, y Lucy, luchando por perseguir sus sueños en solitario, se cruzan en un hotel de Cuenca. A medida que su conexión se intensifica, se enfrentan al dilema de separarse...