SADIE
Semanas de cambios y sin tiempo para nada. Ya teníamos la fecha de nuestra graduación, que, para nuestra sorpresa, sería un día después del Día de las Madres. Faltaban solo unas semanas.
Mi madre había estado molestando cada día más, metiéndose en todo, aunque, por alguna razón, ya no era tan exigente con la hora en que llegaba. Como todos los años, tenía que pensar en qué regalarle para que pudiera subir fotos a las redes sociales. Cumplía con mi función de hija por un día, y luego volvíamos a ser las enemigas de siempre.
—Y entonces se trepó encima mío y me besó de la nada, haciendo que todos sus primos nos miraran. Salió del clóset claramente con sus primos —ríe Lucy, contando lo que había pasado ese día.
Hasta ahora me atormenta con eso. Nunca más vuelvo a tomar alcohol; a la mañana siguiente me dolía demasiado la cabeza. Nunca había tomado a ese nivel, pero ese día me dejé llevar.
—Entonces, ¿me perdí de ver a Sadie ebria por primera vez? —dice Emilia, con Oliver en sus brazos.
Vinimos a visitar a las chicas porque Vanessa necesitaba salir a comprar algunas cosas y no quería dejarlos solos.
—Es un osito —dice Lucy sonriendo, mientras toma mis mejillas entre sus manos.
—En mi defensa, no sabía que esa cosa te embriagaba tan rápido.
—¿Qué tomaron? —pregunta mi mejor amiga, dejando a su hijo en su cuna.
—Pues, una cosa transparente, guanchaca.
—La mata vivos —dice Emilia riendo—. ¿Cómo no vas a saber que eso embriaga rápido?
—Recuerdas que yo no bebo. Yo soy team Coca Cola —ambas ríen.
—¿Qué tal las cosas con tu madre?
—¿Qué tal las cosas con la tuya?
—Lucy, ¿qué tal las cosas con tu madre? —digo bromeando.
—El único que tiene buena relación con su madre al cien por ciento aquí es Oli, que me usa como vaca lechera, pero nunca peleamos —dice mi mejor amiga, tomando la mano de su pequeño hijo.
—Por lo menos —se ríe Lucy, dejándose caer a mi lado. Beso su frente y paso mi mano por sus hombros.
—Entonces, ¿cuándo vas a recoger tus cosas? —pregunta mi mejor amiga.
—Ni idea, no sé aún qué voy a hacer al respecto —dice mi novia, mientras acaricia la mejilla de Oli.
—Pues no me parece mala idea que te quedes un tiempo en el depa de Vanessa. Además, ella literalmente te lo rogó, y nosotras nos quedaremos aquí hasta que Oli tenga dos meses por lo menos, así que tienes tiempo para pensar dónde irás.
—Me parece una excelente idea —me mira con sus grandes y hermosos ojos, que hoy estaban de un color verde grisáceo; cualquier color los hacía hermosos.
—Sadie, ¿puedes preparar un biberón? —pregunta Emilia, pasándome el anterior vacío. Yo asiento.
Prefiero eso a cargarlo o cambiarle el pañal. Además, tuve un intensivo de preparar biberones, papillas y esas cosas en el trabajo de mi madre, cuando me llevaba en las vacaciones a trabajar gratis.
Camino hacia la cocina de la madre de Emilia, y mientras preparaba el biberón, siento unas manos rodear mi cintura.
—Te queda muy bien esa blusa —traía puesta una tank top blanca con unas bermudas ¾, que para el calor de mi hermosa ciudad de Guayaquil, era lo mejor.
ESTÁS LEYENDO
Nuestro Secreto
RomanceEn un viaje por obligación, Sadie, atrapada en un mundo de expectativas parentales, y Lucy, luchando por perseguir sus sueños en solitario, se cruzan en un hotel de Cuenca. A medida que su conexión se intensifica, se enfrentan al dilema de separarse...