Sadie
No he podido dormir bien toda la noche. Otra vez las pesadillas querían protagonizar mis hermosos sueños, veo a Lucy a mi lado dormir y no puedo evitar pensar en el daño que le hice, no solo a ella, sino a todos los que me rodean. Mi abuela era lo más preciado en mi vida antes de que Lucy llegara.
Cuando mi madre me dijo que enfermó, ese día mi cuerpo dejó de funcionar bien. Mi cerebro y mi corazón estaban desconectados. Encontraron un tratamiento fuera de la ciudad, y no podía dejar a mi abuela sola, si ella intentó nunca hacerlo conmigo.
Ah, y para rematar, la sorpresa de que mi madre sabía de mi relación con Lucy. Eso lo cambió todo. Me dio miedo todo lo que podría pasar, así que, sí, decidí ser cobarde y huir porque es lo que mi madre me había enseñado a hacer. Huir y esconderme era la solución a todos mis problemas, como si eso alguna vez hubiera funcionado.
Bueno, problemas para la Sadie del futuro. Ahora solo puedo ver lo hermosa que se ve Lucy durmiendo a mi lado, tapada solo por una sábana y cubierta por la luz de la luna... o del sol. No lo sé, son las 6 a.m., creo que es el sol. Lo único que sé es que se ve como Afrodita, como la mujer más hermosa del planeta, como todo lo que está bien en esta vida... o yo estoy demasiado enamorada.
Han pasado unas 96 horas desde que nos volvimos a ver. 96 horas en las que literalmente mi vida dio un giro terrible, como si alguien hubiera decidido ponerme en una licuadora y apretar el botón de "batir".
Lucy se mueve ligeramente, aún dormida, y yo suspiro.No sé cómo hace para aguantarme.
Debería levantarme, preparar café, y pretender que tengo todo bajo control, pero no puedo dejar de mirarla. Después de todo, es una vista mucho más agradable que el desastre emocional que llevo dentro.
Finalmente, con un suspiro pesado, me deslizo fuera de la cama, intentando no despertarla. Pienso en todas las veces que he evitado enfrentar mis problemas, en cómo siempre he preferido correr antes que enfrentar las cosas. Tal vez... tal vez sea hora de hacer algo al respecto.
¿Podría realmente ir a un psicólogo? Solo de pensarlo me da pánico. Pero si no lo hago, ¿qué tan mal podría llegar a estar todo? Lucy ha estado a mi lado, aguantando todo, pero no es justo para ella. Tal vez debería intentarlo. Por ella. Y por mí, supongo.
Mientras preparo café, mi mente sigue en ese remolino de pensamientos. 96 horas y mi vida ya es un caos, pero tal vez... tal vez no tenga que ser así para siempre.
Con el café listo, me siento en la mesa de la cocina, observando cómo el vapor se eleva de la taza. Me pregunto si en algún momento mi cerebro dejará de dar vueltas como una lavadora vieja. Tomo un sorbo y dejo que el calor me reconforte, al menos un poco. Pienso en lo que me espera hoy, en todo lo que he evitado enfrentar. ¿Debería buscar un psicólogo? La idea sigue rondando en mi cabeza, incomodándome, pero de una manera que me dice que tal vez es lo correcto.
De repente, siento unos brazos rodeando mi cintura. Lucy se ha levantado, su cabello desordenado y sus ojos aún medio cerrados. Es un desastre adorable, y no puedo evitar sonreír.
—¿Por qué estás despierta tan temprano? —pregunta con una voz adormilada, apoyando la cabeza en mi hombro.
—No podía dormir. Ya sabes, cosas de Sadie —intento bromear, pero ella solo suspira, como si entendiera más de lo que quisiera admitir.
—Tienes que cuidar de ti misma también, ¿sabes? No puedes arreglar todo solo con café y sarcasmo —dice, y aunque lo hace en tono de broma, hay una preocupación real en su voz.
—Hey, el sarcasmo es mi superpoder. Deberías saberlo ya —respondo, girándome para mirarla.
Me da una pequeña sonrisa, pero sus ojos delatan que está preocupada. Y no la culpo. He sido un desastre últimamente, y ella ha sido una santa por soportarlo.
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Nuestro Secreto
RomanceEn un viaje por obligación, Sadie, atrapada en un mundo de expectativas parentales, y Lucy, luchando por perseguir sus sueños en solitario, se cruzan en un hotel de Cuenca. A medida que su conexión se intensifica, se enfrentan al dilema de separarse...