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Martina suspiró mientras iba a una de las galas de la empresa, odiaba este tipo de eventos, pero eran parte de su trabajo.

Hace dos semanas hubiera estado nerviosa por ver a Lourdes pero ahora mismo no queria ni siquiera encontrarse con la otra mujer. Esa tarde habían tenido otro momento incómodo cuando ambas coincidieron en el ascensor y bajaron en silencio.

La ojiverde ya no le decía Mar, no hacía chistes malos ni gritaba a través de la pared, parecía que la evitaba para no cruzarse con ella a la hora de la comida o la salida del trabajo. Pero Martina no tenía nada que hacer porque Lourdes no era nada de ella, ni siquiera podía considerarla una amiga. Después de su cumpleaños pensó que todo sería diferente, pero para su disgusto las cosas habían cambiado para mal.

La mujer llegó al evento, se puso su disfraz de Directora Ejecutiva y comenzó a hablar con los distintos invitados y a poner un show cuando en realidad solo tenía una cosa en la mente pero por suerte sabia disimular. Lo primero que hizo fue tomar una copa de champagne y empezar a tomar pequeños sorbos para tratar de calmar sus pensamientos.

Después de al menos media hora, la vio por primera vez. En cuanto Lourdes apareció en su visión periférica, no pudo separar sus ojos de ella. Su intención había sido ignorar su presencia pero su mente la estaba traicionando porque no podía apartar la vista de ella

Haciendo un esfuerzo consiguió girarse para que la visión de Lourdes deje de grabarse en sus pupilas y continuó hablando con uno de los empresarios invitados, pero apenas tres minutos después sintió a alguien tomar su brazo ligeramente a la altura del codo para llamar su atención.

Sabía que era ella antes de girarse pero incluso estando preparada para tenerla tan cerca, su pulso se aceleró ante la imagen. Lourdes estaba absolutamente hermosa

-Señorita Benza- dijo con una sonrisa radiante que iluminaba toda la habitación.

-Señorita Gonzalez- respondió como saludo, sintiéndose internamente aliviada por mantener la voz firme a pesar de los nervios que sentía.

-Nos vemos, Señorita Benza- dijo el empresario con el que estaba hablando minutos antes, visiblemente incómodo por la intensidad con la que se miraban ambas mujeres.

Martina se despidió del hombre con un gesto de la mano y se enfocó en la ojiverde

-Estas hermosa, Martina-

La mujer de ojos marrones no esperaba esas palabras y clavó su mirada en Lourdes -Gracias- respondió con algo de confusión y con una voz inexpresiva -Vos también-

Ella no sabía qué pensar, Lourdes había estado distante y ahora le decía que estaba hermosa, su corazón comenzaba a latir con fuerza en su pecho. Aquella mujer era un misterio y sabía que terminaría volviéndola loca.

Un joven con una bandeja pasó a su lado y tomó una copa de champán bebiendo la mitad de un solo trago.

-¿Tenes sed?- preguntó Lourdes levantando las cejas.

Martina miró la copa y se dio cuenta de que casi la había terminado con el segundo sorbo -No me gustan estos eventos- dijo aunque en realidad quería decirle que ella misma la estaba volviendo loca.

-A mí tampoco- suspiró -Preferiría estar en casa-

Martina se encontraba en una encrucijada, sin saber si Lourdes quería entablar una conversación trivial o simplemente salir corriendo. Ante la incertidumbre, optó por el silencio, sintiendo cómo la frustración por el comportamiento de la ojiverde en las últimas semanas se transformaba en enojo.

-¿Estás bien?-

Martina suspiró y dejó su copa vacía en la bandeja de un joven que pasaba a su lado, para luego tomar una nueva -Estoy perfectamente- respondió, llevándose el cristal a los labios.

Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora