Lourdes la seguía mirando con una sonrisa -Martina yo... no estoy segura de si puedo arriesgar mi trabajo...-
-Está bien- dijo la morocha dejando sus cubiertos a un lado -Lo entiendo, hacemos la primera opción... solo que sin secretos-
Lourdes la miraba sintiendo una batalla dentro de su pecho, quería la segunda opción, la quería más que nada, pero no se atrevía a arriesgarse de esa manera.
-Podes... darme algo de tiempo para pensar- dijo finalmente.
-Señorita Gonzalez, veo que descubrió la tercera opción- dijo sonriendo.
-¿Cuál es la tercera opción?-
-En la tercera opción, yo decido esperar por vos-
-Martina, no puedo prometer... no quiero que esperes por mí porque no puedo prometer que algún día esté lista para... algo más- dijo Lourdes
-Un mes- dijo Martina -Dame un mes sin secretos, deja que te conozca y vos también podes conocerme a mí, y dentro de un mes te pediré una cita. Si decis que no, seremos compañeras y nada más-
-¿Y si digo que sí?-
-Si decis que sí te llevaré a cenar, quizás a algún lugar romántico y después te pediré una segunda cita... y si tengo suerte, dirás que sí- respondió
La ojiverde miro a la mujer que tenía enfrente que nada tenía que ver con la persona que había entrado a ese mismo restaurante apenas media hora antes.
-¿Recuerdas que tengo una hija, verdad? No es solo el tema del trabajo, Mia...-
-Un mes de conocernos sin secretos, sin nada romántico. No intentaré nada, lo prometo. Solo quiero que dejes de esconderte- aseguró la morocha
Lourdes decidió dejar de luchar contra todo lo que la mujer frente a ella le hacía sentir.
-Un mes- asintió.
Martina sonrió como si acabara de ganar la lotería y en lugar de decir algo reanudó su comida pero sin dejar de sonreír en ningún momento.
Comieron en silencio, pero esta vez era menos tenso e incómodo que antes.
-Tenes que pagar vos- dijo Martina -Porque dejé la billetera en la oficina y... porque me guardaste un secreto demasiado tiempo y te alejaste de mí-
Lourdes sacó la tarjeta de su bolso y la dejó junto a la cuenta para que Marcela pueda hacer el cobro.
-¿Si te invito a comer ya no estarás enojada?- preguntó la ojiverde
-No- nego con la cabeza -Requiere mucha energía mental estar enojada con vos, así que, con esta comida, te perdono-
Lourdes soltó una pequeña risa -Tenes una lógica muy extraña-
Martina se encogió de hombros y luego de salir del restaurante comenzaron a caminar de regreso a la oficina -¿Crees que terminaremos pronto el informe?- preguntó Lourdes
-Está casi listo, en una hora estará terminamos eso. ¿Por qué preguntas?-
-Tengo que...- empezó a decir, pero no terminó la frase.
-Me prometiste un mes sin secretos- le recordó su acuerdo
-Tengo que ir a la escuela de Mia a las cuatro. Le avisé a la profesora que tal vez no podia ir pero si terminamos...-
-Lu- interrumpió Martina tratando de calmarla. -Terminaremos antes de las cuatro-
Lourdes asintió -No estoy acostumbrada a... mencionar a Mia con vos-
ESTÁS LEYENDO
Love - Martuli
RandomDos mujeres que viven en un mundo de hombres luchan día a día para que su trabajo se haga valer pero no saben que pasará cuando sus carreras se junten e inevitable sus vidas también lo hagan