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Las horas pasaron y pasaron y las tres siguieron en el edificio hasta que la agente Lindsay se disculpó por la espera y les entregó los papeles que necesitaban entregar a sus abogados.

Martina estaba en la sala de espera con Mia en brazos, quien estaba aburrida y a punto de quedarse dormida. La agente se ofreció a llevarlas a casa, y la morocha pidió ayuda para llevar a Lourdes

Llegaron al edificio y la agente les ayudó a subir, ya que la morocha tenía que empujar la silla de ruedas de Lourdes y llevar las maletas de su novia y su hija

Una vez en la puerta tomó las llaves que la agente le ofreció

-Me mantendré en contacto- dijo la mujer sin entrar -Pero ahora necesitan descansar-

Lourdes y Martina asintieron con gratitud y la mujer cerró la puerta tras ella.

-¿Puedo acostarme un rato?- preguntó Mia -Estoy muy cansada-

-Si- respondió Martina tomando la mano de la pequeña y llevándola directamente a su habitación.

Lourdes se quedó sola en medio del salón, se pasó las manos por la cara y sintió una punzada de dolor en su brazo. Esperó a que Martina regresara pero al no hacerlo, empujó las ruedas de su silla por el pasillo hasta llegar a la habitación de su hija.

Mia estaba dormida en la cama y Martina estaba tumbada a su lado, observándola y pasando una mano por su pelo

La ojiverde había pasado por mucho, el ataque en auto fue dirigido a ella y cuando apareció un hombre en su puerta para amenazarlas fue ella quien tuvo que enfrentarlo, pero el papel de Martina también había sido muy duro. Lourdes sufrió heridas graves en el accidente, pero su novia pensó que la perdería

La colorada recordó cuando Martina le dijo que no podía irse con Mia y ella le respondió que no podía hacer nada porque no era su hija. Suspiró, sabía que tenía tendrían esa conversación pero también sabía que iba a afectar emocionalmente a su novia

Con pesadez siguió su camino hacia su dormitorio, aún era de día y no habían comido nada desde el desayuno. Lourdes también estaba agotada, por lo que no tenía fuerzas para tomar la maleta que había quedado junto a la puerta. Se dirigió a su armario para tomar algo de ropa cómoda y poder darse una ducha.

Al abrir el cajón donde guardaba sus camisetas para dormir, se dio cuenta de que estaba casi vacío. Martina había usado su ropa para dormir, por un lado le hacía feliz saber que encontraba consuelo en usar su ropa, pero por otro lado la llenaba de tristeza pensar en su novia sola

Tomó la primera camiseta de Martina que vio y una muda de ropa interior y se dirigió al baño para desvestirse con algo de dificultad. Llevaba siete días duchándose en un motel con una pequeña bañera y la experiencia había sido horrible. Mia había tenido que ayudarla incluso a entrar y salir, ahora no podía esperar a dejar que el agua caiga por su cuerpo y la ayude a limpiar el recuerdo de la semana.

Cuando estuvo completamente desnuda, se acercó a la ducha y tiró de su silla especial para hacer el traslado de una a otra, lo cual logró sin mucha dificultad, aunque su brazo le dolía ya que lo había estado abusando en los últimos días.

Las lágrimas empezaron a mezclarse con el agua que corría por sus mejillas, pasaron unos minutos dejando que la corriente corra por su rostro, por su pelo y por el resto de su cuerpo

Miró la gran cicatriz que recorría parte de su antebrazo y después sus ojos se posaron en su pierna izquierda, donde las cicatrices eran más numerosas y también mucho más grandes. Sabía que iban a pasar meses hasta que pueda caminar de nuevo y en ese momento, se permitió sentir pena por sí misma. Dejó que los sollozos salieran de su cuerpo después de días manteniendo la compostura, ya que su hija estaba lo suficientemente asustada. Lloró por sus heridas, lloró por el miedo que sintió cuando la amenazaron con hacer daño a su familia y cuando pensó que no podía llorar más, lloró pensando en la cara de Martina cuando le dijo que se iba, en sus súplicas arrodillada delante de su silla, y también lloró pensando en la soledad que la mujer de ojos marrones debió sentir cuando desapareció con su hija.

Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora