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El viernes por la mañana, Lourdes se encontraba en una reunión con Nicolas Ferrero, uno de los principales inversores de la empresa. Después de hablar con él y despedirlo suspiró

Guadalupe hizo una cara graciosa, sabía que Lourdes no le caía bien el hombre ya que siempre mencionaba a Iglesias y la miraba sobre el hombro. Ella estaba de acuerdo con Lourdes, sabía que ese tipo solo era un idiota

Lourdes miro a su secretaria -¿Esta Martina?- pregunto

-Esta en el departamento legal- informo Guadalupe y Lourdes asintio volviendo a su despacho

Una hora después, escuchó golpes en la pared y la voz de Martina invitándola a comer. La ojiverde respondió y comenzó a recoger sus cosas con una sonrisa. Sin embargo, al abrir la puerta, su sonrisa desapareció al ver a Martina discutiendo con una mujer desconocida.

La mujer intentaba convencerla de ir a comer con ella, pero Martina se negaba. La mujer se dio cuenta de su presencia e insistió en hablar en privado, mirando a ambas secretarias que la miraban con el ceño fruncido y finalmente a Lourdes

Martina parecía incómoda y Lourdes no sabía si debía intervenir. Cuando la morocha finalmente la miró, dio un paso adelante preguntándole con la mirada si estaba todo bien, Martina entendió y asintió, quería salir de ahí

Lourdes pasó al lado de la desconocida pero cuando Martina caminó tras ella, la mujer tomó su brazo para detenerla.

-Martina, por favor- volvió a suplicar.

-No- dijo -No tengo nada que hablar-

Tiró de su brazo para soltarse y miró a Lourdes suplicándole con la mirada que siguiera caminando. Asi lo hizo y ambas entraron al ascensor. La ojimarron cerró los ojos cuando las puertas se cerraron y comenzaron a bajar en silencio.

-Eu- dijo la ojiverde después de varios segundos de silencio -¿Estás bien?-

Martina abrió los ojos y la miró -No... sí... no sé-

-¿Puedo preguntar... quién era esa mujer?-

En ese momento, las puertas se abrieron y varios trabajadores entraron en el ascensor antes de continuar bajando. Lourdes miraba a Martina, pero ella miraba al techo del ascensor.

Cuando llegaron al vestíbulo, el ascensor se fue vaciando y la colorada empezó a avanzar pero Martina se quedó

-Mar- Dijo Lourdes sacándola de su trance.

-Lu necesito un momento-

La ojiverde no sabía qué hacer pero asintió saliendo del ascensor y dejando que la puerta se cerrara tras ella. Martina estaba claramente abrumada y quería darle algo de espacio.

Lourdes suspiró confundida por lo que acababa de pasar y perdida en sus pensamientos salió de la empresa. No tenía intención de ir a comer sola en ese momento así que comenzó a caminar hasta que encontró un banco cerca y se sentó. Cruzó los brazos y repasó en su cabeza lo que acababa de pasar, la gente pasaba delante de ella pero no les prestaba atención. No sabía cuánto tiempo pasó, pero sintió que alguien se acercaba al banco y alzó la cabeza.

Martina se sentó a su lado, pero no dijo nada.

-¿Estás bien?- Preguntó Lourdes tras un largo silencio.

-Sí, solo... estaba abrumada por la situación- Dijo Martina y giró la cabeza para mirarla.

-¿Queres hablar?-

-No... pero mereces una explicación- Lourdes no dijo nada más y esperó -Fatima... la mujer que estaba hoy en la empresa... es mi ex novia-

Lourdes había supuesto esa información así que asintió y de nuevo esperó a que continúe hablando.

-Me hizo mucho daño- aparto la vista de Lourdes y miro al frente -Me dejó y se fue de la ciudad, me dijo que había conseguido un trabajo, yo quería ir con ella, pero... ella no quería... me dijo que no quería estar conmigo y se fue, no me dejó despedirme o... no sé... hablar con ella, simplemente se fue, todo en la misma noche-

Lourdes no sabía qué decir así que puso su mano con la palma hacia arriba sobre la pierna de Martina y la otra mujer entrelazó sus dedos.

-Durante mucho tiempo quise hablar con ella, no para recuperarla, sino porque necesitaba alguna especie de cierre para esa etapa de mi vida. Pero nunca regresó a Nueva York y ahora tiene que aparecer en la maldita empresa después de tres años desaparecida. Y justo ahora que vos...- hizo una pausa pero miró a Lourdes antes de continuar -Ahora que te tengo a vos- concluyó.

Lourdes sonrió y apretó su mano en señal de apoyo. Martina no dijo nada más y desvió su mirada de los ojos de la colorada a sus manos entrelazadas, comenzando a trazar formas en el dorso de la mano de la otra mujer.

-¿Ya no queres hablar con ella?- preguntó la ojiverde con cautela.

Martina negó con la cabeza -No hay nada que pueda decirme que cambie el pasado... tuvimos una relación y me dejó sin más, ¿de qué me serviría una explicación tres años después? No... ya no siento nada por ella, ya no me importa... pero... verla hoy...- Lourdes escuchó atentamente las palabras de la otra mujer -Me enojó... tiene mucha cara para... aparecer y exigir que hable con ella-

-¿Estás segura de que no queres tener esa conversación?- preguntó

-Segura- suspiro -Se siente mal, quiere limpiar su conciencia, pero no... no se merece mi tiempo... tampoco se merece mi enojo-

Lourdes asintió y apretó su mano -Solo quiero que estés bien-

-Perdón por... pedirte que me dejaras sola antes-

-No, es normal, tenías que pensar-

Martina se acercó un poco más a ella -¿Queres preguntar algo más? No quiero... que esto nos afecte-

La ojiverde sonrió y alzó su mano libre para acariciar la mejilla de Martina -Tranquila Mar-

-¿Estamos bien?-

-Estamos bien- confirmó Lourdes y se acercó dandole un breve beso en los labios, consciente de que aún estaban muy cerca de la empresa

-Mierda-

Ambas levantaron la vista y vieron a Micaela y Guadalupe mirándolas con la boca abierta a unos metros.

Martina apoyó su frente contra la de Lourdes, cerrando los ojos por unos segundos antes de separarse.

-Ariana ya lo sabe- se dirigió a las secretarias -Se lo dije ayer, y era cuestión de tiempo que ustedes se enteraran-

-¡Lo sabía!- exclamó Guadalupe acercándose a ellas -Espera... ¿Ariana lo sabe? ¿Y no me dijo nada? La voy a matar-

-Se lo dije ayer- respondió la morocha cruzándose de brazos.

-Ayer es mucho tiempo- replicó la pelinegra pero decidió dejar su enojo con su novia para después -¿Desde cuándo?- señalo a ambas mujeres.

Lourdes se encogió de hombros -Hace... unas semanas-

-¿Semanas?- dijo indignada.

Micaela puso una mano en el brazo de Guada -Déjalas en paz, no tienen que darte explicaciones- dio otro paso adelante -¿Cómo estás Marti? Con lo de Fatima-

Martina suspiró -Enojada-

-¿A quién le importa esa tarada?- exclamó Guadalupe alzando los brazos -Que se pudra en el infierno, necesito más detalles de cómo ocurrio esto- señalo entre las dos mujeres. Martina bufó, pero Lourdes sonrio ante la reacción de su secretaria.

-Vamos a comer- dijo la morocha poniéndose de pie -Tenes una comida para hacer tus preguntas, después tenes que dejarnos en paz-señalo a Guada aunque sabía que era imposible que Guadalupe cumpliera eso.

Martina le ofreció su mano a Lourdes para ayudarla a levantarse.

-Que tierno- comento Guada

Martina suspiró -Va a ser una comida muy larga-

Lourdes se inclinó y dejó un beso en su mejilla -Vamos- entrelazo sus dedos con Martina 



















Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora