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Ninguna fue consciente de que la limusina se había detenido hasta que escucharon los tres pequeños golpes que sonaron en la pantalla divisoria que separaba al conductor de la zona donde viajaban ellas -Señorita Benza- Escucharon segundos después -Llegamos-

Martina soltó una pequeña risa y retiró su mano que se había deslizado dentro de la camisa de Lourdes -Creo que nos emocionamos un poco-

Lourdes sonrió tratando de colocar el pelo de su, ahora, prometida que estaba desordenado -Un poco- la morocha nego y dejó un último beso en los labios de la ojiverde antes de abrir la puerta del auto

Una vez fuera ayudó a Lourdes a salir también. El conductor sacó de la parte trasera una pequeña maleta que Martina había preparado el día anterior -Gracias, que tengas buena noche- saludo al conductor que le dedicó una sonrisa y regresó al auto

Lourdes miraba la casita que tenía tras ella -¿Nos vamos a quedar acá?- tomo la mano de Martina

La morocha asintió -No quería compartirte con nadie esta noche, y... no sé tampoco quería quedarme en un hotel, así que alquile esta casa-

La colorada miró a su alrededor -¿Todavía estamos en Nueva York?-

Martina negó -Nueva Jersey- contestó empezando a caminar hacia la entrada lentamente para que Lourdes siguiera su ritmo

-¿Cuánto tiempo estuvimos en ese auto?- rio -Me parecieron diez minutos-

-Una hora más o menos- nego y tecleo el código en el panel que había junto a la cerradura y desbloqueo la puerta

Martina la dejó entrar primero y dejó la maleta a un lado. No era una gran mansión, era una casita pequeña y acogedora, perfectamente decorada, con una gran sala donde estaba la cocina y living, y una sola habitación con un baño incluido. Era la mezcla perfecta entre lujo y sencillez.

En el dormitorio, Lourdes abrazó a Martina -¿Nos podemos quedar acá para siempre?- La morocha sonrió y la besó profundamente como respuesta.

Lentamente, comenzaron a desvestirse y a hacer el amor hasta que finalmente quedaron tumbadas en la cama recuperando la respiración y robandose uno que otro beso

Lourdes enredó sus manos en el pelo de Martina para tirar de ella y poder besarla pero cuando lo hizo vio, durante unos segundos, su anillo antes de que sus dedos se enreden en la cabellera su prometida. La visión hizo que retire su mano y deje de besar a Martina para mirar de nuevo su anillo.

La morocha sonrió -Vas a ignorarme ahora que tenes un diamante en el dedo-

Lourdes volvió a mirarla -Es que no puedo entender como puede ser tan perfecto-

-Te mereces lo mejor- la besó en la mandíbula -Me alegro de que te guste-

La ojiverde bajó la mano para mirar a la mujer que tenía frente a ella -Voy a ser feliz el resto de mi vida si te tengo a mi lado-

-Espero ser suficiente- Dijo honestamente -Porque... sé que no fuiste muy feliz últimamente, pero es lo único que quiero en esta vida, que seas feliz-

La colorada acarició su rostro -El accidente fue una mierda y enterarme de que Ferrero estaba detrás y... cuando me tuve que ir esa semana... todo fue horrible, pero... vos siempre me hacías feliz, siempre siento tu amor Mar, me salvas cada día-

La ojimarron trató de contener sus lágrimas -Vos también me salvas cada día-

-No puedo esperar a que me llamen Señora Gonzalez-Benza- Dijo la ojiverde

Martina sonrió -Creo que en la empresa será más fácil si seguimos siendo Benza y Gonzalez, porque si no será muy caótico-

-Puede ser- asintio -Pero fuera de la empresa... va a ser muy hermoso-

Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora