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Después de su conversación, Lourdes y Martina, estaban decididas a vivir juntas pero acordaron tomárselo con calma por varias razones: la ojiverde necesitaba notificar a la agencia de alquiler sobre su ida, aún no habían hablado con Mia y estaban ocupadas con el trabajo en la empresa, por lo que no querían lidiar con una mudanza en ese momento.

Al salir del trabajo, Martina, fue a casa para empezar a hacer espacio para las dos nuevas inquilinas. Preparó medio armario en la habitación principal para Lourdes, acomodó las estanterías para la colección de libros de su novia y despejó parte de los armarios de la entrada para los zapatos y camperas de Mia y Lourdes

Mientras organizaba papeles en su despacho, la morocha, esperaba la entrega de un nuevo escritorio para la colorada esa tarde. Al abrir la puerta, no encontró a los repartidores, sino a su ex, Fatima.

-¿Qué estas haciendo acá?-

-¿Puedo pasar? Tengo que hablar con vos- le pidió la mujer y la morocha, frustrada, la dejo entrar -¿Te mudas?- preguntó Fatima al ver las cajas y bolsas en el piso

-¿Y a vos qué te importa?- respondió la ojimarron incrédula.

-Solo quiero hablar con vos- pidio Fatima -Por favor-

Martina no quería tener esa conversación pero la mujer parecía decidida a hablar con ella

-¿Cómo estuviste?- preguntó Fatima suspirando tratando de alivianar el ambiente

Martina se cruzó de brazos y fruncio el ceño -Fatima, no lo entiendo- dijo -Lo dejamos hace años- dijo exasperada -No entiendo por qué estás acá. Me pediste una oportunidad hace meses, te dije que no. No entiendo por qué tenes que aparecer en mi casa-

-Llevo siete meses en Nueva York- dijo Fatima encogiéndose de hombros -Y... no estoy bien, no soy feliz. No sé cómo estar en esta ciudad sin vos a mi lado-

La morocha suspiró. No le gustaba ver a alguien que había querido tanto sufrir, pero tampoco quería verse involucrada en las manipulaciones de esa mujer, porque Fatima ahora parecía vulnerable e inocente pero Martina la conocía de verdad.

-Fatima- dijo suspirando -Estoy con alguien y soy muy feliz con ella-

La otra mujer parecía sorprendida por esa información y abrió mucho los ojos, Martina vio el dolor en su rostro.

-Martina, yo... por favor... te necesito- las lágrimas empezaron a juntarse en sus ojos.

-Pero yo a vos no- nego con la cabeza -Me preguntaste si me mudaba... y no, no me voy de este apartamento... pero ella va a venir a vivir conmigo-

De nuevo la sorpresa invadió el rostro de la otra mujer -Así que va en serio-

-Muy en serio-

-Hubo un momento en el que querías eso conmigo-

-Y ahora lo quiero todo con ella- dijo Martina sin filtro -La casa juntas... la boda... el felices para siempre- Fatima bajó la cabeza -Tenes que dejarme ir-

-No puedo- respondió Fatima

El silencio llenó la habitación pero ambas giraron la cabeza al escuchar la puerta desbloquearse a pocos metros de donde estaban paradas.

-¡Mar...! Oh- exclamó Lourdes al entrar en la casa con una sonrisa que desapareció al ver la escena frente a ella

No esperaba ver a la ex de su novia en ese lugar

Martina suspiro y pasó una mano por su cara -Creo que es el momento de que te vayas Fatima- la otra mujer no dijo nada pero asintió y recorrió a Lourdes con la mirada antes de salir por la puerta sin mirar atrás.

-¿De qué... que estaba pasando con todo eso?- preguntó la ojiverde al dejar su abrigo y bolso en la entrada.

-No lo sé- suspiró -Se presentó así sin más-

Lourdes avanzó hacia Martina y puso sus manos en sus mejillas -¿Estás bien?-

-Sí- respondió -Pero... me parece injusto que siga apareciendo así-

La colorada bajó las manos de las mejillas de su novia y las puso en sus hombros -No es justo, pero la entiendo-

-¿La entiendes?- preguntó la morocha alzando una ceja.

Lourdes se encogió de hombros -Yo también me volvería loca de arrepentimiento si te pierdo-

Una sonrisa se esbozó en el rostro de Martina por primera vez desde que Fatima había llamado a la puerta.

Iba a decir algo, pero alguien llamó al timbre y sabía de quién se trataba esta vez

-¿Más exnovias?-bromeó Lourdes

La ojimarron soltó una carcajada y dio un paso atrás separándose de su novia.

-No- dijo caminando hacia la puerta -Son los repartidores-

Martina abrió la puerta y dos hombres entraron cargando una gran caja de cartón. Los guió por el pasillo hacia el despacho mientras Lourdes comenzaba a preparar una taza de café. A los pocos minutos, la morocha regresó, pero sin los hombres y la ojiverde arqueó una ceja.

-Están armando el escritorio- dijo la ojimarron tomando la taza que la colorada le ofrecía.

-¿Qué escritorio?-

-El tuyo- respondió con una sonrisa -Me dijiste que el que tenías en tu piso ya es de ahí y que tenías que dejarlo-

-No tenías que hacer eso- dijo Lourdes con una sonrisa mientras que por dentro se estaba derritiendo de amor

-Bueno, lo hice y también compré más cosas. Quiero que esten cómodas-

Lourdes se acercó y besó a Martina profundamente en los labios.

-Pero espera- dijo la morocha separándose -¿Qué estas haciendo acá? ¿Dónde está Mia?-

Lourdes empezó a reír -A estas alturas te acordas de ella- dijo negando con la cabeza -Está con Ari y Guada, se queda va a dormir en su apartamento-

-¿De verdad?- preguntó Martina sorprendida.

-Si- sonrio -Asi que... ¿me invitas a cenar con vos acá?-

-No tengo que invitarte- dijo la ojimarron dejando un beso en sus labios -Es tu casa también-

Lourdes sonrió como una idiota mientras se mordia el labio -Todavía me cuesta verlo así-

-Pues... acostúmbrate, esta en tu casa amor- dijo Martina besándola una vez más para dar por finalizada su conversación.

















Cap sorpresa, después de esto cambia la historia, ojo

Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora