Martina se quedo el resto del dia en el hospital cuidando de su novia hasta que se hizo de noche y por mas que Martina queria quedarse, la ojiverde se lo prohibia
-Quiero quedarme a dormir- dijo la morocha con los brazos cruzados.
-No-
-¿Por qué?- preguntó frustrada.
-Vas a ir a casa, acostar a Mia, leer con ella como siempre y decirle que todo va a estar bien- dijo Lourdes seriamente -Y no vas a discutir conmigo- Martina bufó, sabía que su novia tenía razón al pedirle que no discutiera pero no estaba de acuerdo -Mañana volverás- continuo -Así que no pongas esa cara-
La ojimarron relajó un poco su ceño y Silvina soltó una pequeña carcajada.
-¿De qué te reis?- preguntó mirando a su madre que estaba a unos metros con Gabriela
-Nada- respondió sonriendo. Martina era decidida y testaruda, pero siempre escuchaba a Lourdes
-¿Queres que venga con Mia por la mañana?- preguntó -El médico dijo que podía venir de visita- La colorada puso una expresión que Martina no pudo descifrar pero asintió -Podemos esperar unos días más-
Lourdes evitó su mirada -Quiero verla pero tengo miedo de que se asuste al verme así-
-Vos decidis- dijo la morocha -Pero... creo que se va a asustar más si no puede verte-
La ojiverde suspiró y apretó su mano -Tenes razón-
-Siempre tengo razón- bromeó provocando otra carcajada de Silvina que hizo sonreír a Lourdes
Martina se giró para mirar a su madre sin soltarle la mano a su novia -¿Hoy me odias?-
Su madre volvió a reír sin responder y Martina se inclinó sobre la cama besando a su novia pese a la presencia de sus madres en la habitación.
-Ya sabes- dijo cuando se separó -Nada de sustos-
-Nada de sustos- asintió
-Bien- dejó otro breve beso en sus labios -Me voy- Lourdes asintió una vez más y soltó su mano -Gabi llámame para lo que...- comenzó a decir pero su madre la interrumpió.
-Me quedo yo- dijo Silvina dedicándole una sonrisa tranquilizadora.
-¿Te quedarás?- preguntó la morocha sorprendida
-Sí- respondió simplemente -Gabi apenas durmió ayer a pesar de estar en casa, yo estoy descansada-
-Gracias mamá-
-No me des las gracias- se sentó en la silla que su hija acaba de dejar y tomó la mano de Lourdes -es un placer-
La ojiverde apretó su mano mientras seguía sonriendo y luego miró a Martina -Vamos Mar, si no te vas ahora cuando llegues Mia estará dormida-
La morocha asintió pero la miró por unos segundos más -Te amo- Dijo finalmente
Lourdes se sonrojó un poco porque sus madres no solo estaban ahí sino que estaban prestando atención a cada palabra -Yo tambien te amo- contestó.
Gabriela se acercó a la cama, besó la frente de su hija y le susurró algo despidiéndose de ella. Luego regresó al lado de Martina y ambas salieron de la habitación.
Cuando salieron del edificio, Gabriela suspiro profundamente .
-¿Estás bien?- preguntó la morocha mientras caminaban. Pasó un brazo por los hombros de su suegra y la abrazó
Gabriela asintió -Es mi bebé, me duele tanto verla así-
Martina pulsó el botón del ascensor y se giró para abrazarla
-Toda su familia son una bendición- dijo Gabriela sin soltarla.
-Nuestra familia- respondió Martina -Somos solo una familia, todos nosotros-
La mamá de Lourdes se separó un poco y sonrió mirandola -Lu me dijo algo sobre un anillo-
Apenas lo mencionó Martina se puso roja como un tomate -Iba a hacerlo la semana que viene. Los iba a llamar primero, aunque sé que tengo su bendición-
Se separaron cuando las puertas del ascensor se abrieron y entraron.
-¿Me enseñarás el anillo?- preguntó -Cuando lleguemos a casa-
-Si- contestó pulsando el botón de la planta baja.
-Sos lo mejor que le paso a mi hija-
-Ella es lo mejor que me paso a mí- contestó Martina -Ella y Mia-
Un breve silencio se instaló entre ellas -Sos una buena madre- dijo Gabriela
La morocha sintió como aquellas palabras llegaban a su alma -Lo... lo intento- respondió -No... no soy como Lu porque... tuve que aprender...-
-No se aprende- dijo negando con la cabeza -Lo que haces con mi nieta, no se aprende-
La morocha apartó la vista -No me hagas llorar-
Las puertas se abrieron y Gabriela se volvió a pegar a Martina, quien pasó la mano por su hombro mientras buscaban el auto
-Me gustaría hablar de algo- dijo la morocha cuando llegaron al auto
-Te escucho-
-Fabian... me dijo que... cuando Lu era pequeña él... tuvo un accidente y... sé que Lourdes está bien, pero... yo siento que...-
-¿No podes respirar?- preguntó Gabriela y Martina asintió rápidamente.
-Me gustaría hablar de eso... creo que me haría bien escuchar esa historia-
-Te contaré esa historia, gracias por hablar conmigo- dijo su suegra -Fue duro pero todo salió bien-
-Gracias-
-Vamos a casa, Mia te espera- dijo Gabriela mientras tomaba las llaves de la mano de Martina -Yo conduzco-
---
A la mañana siguiente, Martina se preparó para ir al hospital con Mia. Delfina y Gabriela las acompañarían, así que la morocha se sentó en el asiento trasero con su hija y dejó que las otras dos mujeres fueran adelante. Daniel y Fabian habían ido muy temprano a buscar a Silvina para que pueda ir a dormir.
-¿Tenes alguna pregunta?- dijo Martina acariciando la mano de Mia.
-¿Puedo tocar a mami?-
-Si- asintió -Se lastimo en su lado izquierdo así que tenes que tener cuidado pero podes tomar su mano, te ayudaré a subir a la cama y podes darle un beso- Mia asintió -¿Más preguntas hija?- dijo notando que su hija todavía estaba muy nerviosa.
-¿Cuándo volverá a casa?-
-Eso no lo sé- respondió -Pero creo que va a pasar unos días más en el hospital-
-¿Le duele mucho?-
La morocha apretó su mano -Tiene medicación todo el tiempo, los médicos intentan que no tenga dolor pero a veces... sí le duele-
-¿Dónde?-
-Le duele un poco la cabeza pero sobre todo le duele su abdomen, su pierna y su brazo-
Mia puso cara de desagrado y apretó la mano de Martina -¿Pero va a estar bien?- preguntó la pequeña ojiverde con ansiedad.
-Sí- aseguró -Pero no será mañana, ni el día siguiente, va a llevar un tiempo hasta que vuelva a estar como antes-
-Mamá...-
-¿Qué pasa, mi amor?-
-¿Crees que mami está enojada conmigo porque me peleé con Holly?- preguntó con preocupación -Estaba... mami estaba de viaje y hablamos por teléfono pero ahora... está en el hospital y... no sé si está enojada-
-No está enojada, te lo prometo- Mia suspiró y asintió
Justo en ese momento llegaron al hospital. Gabriela y Delfina habían permanecido en silencio dejando a madre e hija hablar.
-Vamos- dijo Martina y las cuatro salieron del auto -¿Estás lista?- Preguntó mirando a su hija que no respondió pero asintió.
ESTÁS LEYENDO
Love - Martuli
DiversosDos mujeres que viven en un mundo de hombres luchan día a día para que su trabajo se haga valer pero no saben que pasará cuando sus carreras se junten e inevitable sus vidas también lo hagan