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Las dos mujeres continuaron conociéndose en los días y semanas siguientes. De manera no oficial, habían establecido la tradición de almorzar juntas y ya nadie se sorprendía al verlas salir juntas del edificio con sonrisas similares en sus rostros.

Lourdes había sentido mucho miedo al dejar que Martina entrara en su vida pero cada día ese miedo se iba disipando poco a poco y se transformaba en emoción. No podía evitar sonreír cuando estaba con la mujer de ojos marrones

Esa mañana, la ojiverde asomó la cabeza por la puerta de su despacho porque Guadalupe no contestaba su teléfono y vio que su mesa estaba vacía.

-¿Dónde está este demonio?- Le preguntó a Micaela mientras señalaba el escritorio vacío de la pelinegra

Micaela soltó una carcajada -Está ahí- señalo la puerta de Martina -Llevan ahí metidas veinte minutos- Lourdes puso cara de confusión y salió del despacho para acercarse a la mesa de Mica -¿Necesitas algo en lo que pueda ayudarte?-

-No, no te preocupes- contestó sonriendo agradecida -Esperaré un rato, voy a aprovechar e ir a por un café. ¿Queres algo?-

Micaela la miró sonriente -Un café con leche sería estupendo-

-Bien- dijo Lourdes dando un toque en la mesa antes de dirigirse a una de las salas de descanso cercanas donde había una máquina de café que debía haber costado mucho dinero porque hacía unas bebidas deliciosas.

La colorada preparó los dos cafés y regresó a su despacho, encontrándose solo con Mica -¿Siguen ahí?-

Ella asintió y la mujer dejó la taza humeante delante de la otra mujer -Gracias, Lourdes-

Lourdes por su parte tomó la silla de Guada de detrás de su escritorio y la puso delante de la mesa de Micaela apoyando su taza en la madera y tomando asiento para charlar con ella y hacer un pequeño descanso en su mañana de trabajo.

No pasaron ni dos minutos cuando una figura se acercó a ellas y Lourdes dejó la taza de café medio vacía de nuevo en la mesa.

-Hola Mica- saludó aquella mujer.

La ojiverde la observaba con curiosidad, era absolutamente hermosa, el tipo de persona que te hace sentir inseguro solo por su belleza

-Ari- respondió la secretaria con una sonrisa y se puso de pie para darle un breve abrazo a la mujer -Lourdes, ella es Ariana, y ella es Lourdes Gonzalez, la nueva Directora de Operaciones-

Lourdes se puso de pie ante la introducción, ella era la novia de Guadalupe, pero lo que la asustó fue que se trataba de la mejor amiga de Martina

-Así que vos sos la famosa Lourdes- dijo Ariana sonriendo y le dio su mano.

-Encantada de conocerte- respondió la ojiverde tratando de sonar confiada y segura de sí misma.

-El placer es mío, Guada me hablo de vos, y Martina...- comenzó a decir la castaña pero la puerta del despacho se abrió en ese instante y a Guada se le iluminó la cara al ver a su novia ahí

-Hola- dijo con una sonrisa estúpida y se acercó a su novia para abrazarla con fuerza, cuando se separaron Ariana dejó un breve beso en sus labios. Guadalupe la miraba como si fuera lo más importante de todo el planeta.

-Disculpa jefa- dijo la pelinegra separándose un poco de su novia pero tomando su mano -Pero llevaba un mes sin verla-

Lourdes se sorprendió al escuchar aquello.

-Estuve en California por trabajo- explicó Ariana mientras observaba la expresión de la colorada -Y no podía esperar hasta las cinco para venir a saludar- le dedicó una sonrisa a Guada

Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora