Un mes y medio después de su compromiso, Lourdes y Martina entraron de la mano en los juzgados con la cabeza muy alta
Había prensa en la puerta cubriendo el caso pero ellas ni siquiera se inmutaron, y la seguridad de los juzgados las hizo entrar rápidamente
-Solo será hoy y no tendremos que volver- dijo Martina inclinándose cerca del oído de Lourdes. La ojiverde no contestó pero asintió y apretó su mano.
Esperaron y sus abogados las llevaron hacia la sala de juicio, Ferrero estaba ahí y Lourdes evitó su mirada, pero Martina lo miró con tanto odio que tuvo que contenerse para no correr hacia él y partirle la cara por todo lo que le había hecho a su prometida
Revivir todo lo que había ocurrido fue duro, los abogados de Ferrero eran pedantes y con cada declaración, Martina se enojaba más y más. Estaban tratando de ridiculizarlas pero no estaba funcionando, todos los presentes, incluido el juez, estaban completamente molestos por la actitud de los abogados de Nicolas Ferrero
Lourdes y Martina hicieron sus declaraciones por separado y pese a las preguntas inapropiadas de la defensa, las declaraciones transcurrieron relativamente rápido y sin incidentes
Cuando Martina tomó asiento de nuevo al lado de Lourdes el juez puso cara de confusión alzando un papel.
-¿Solicitaron un testigo de última hora?-
-Si, señoría- Dijo el abogado de Ferrero
-Pero esto es un formulario de traslado- Dijo el juez entre dientes estudiando el papel que había delante de él, cuando entendió todo bajó el papel y miró al abogado -¿Ha tenido la osadía de solicitar el traslado de un preso desde un correccional de Florida para testificar en el estado de Nueva York sin consultarlo con este tribunal primero?-
La morocha se tensó inmediatamente.
-Señoría, mi defensa tiene el derecho de presentar los testigos que considere apropiados, el director de la prisión aprobó el traslado-
-No creo que Gianfranco Odoguardi tenga nada que aportar a este juicio- Dijo el juez alzando una ceja -Nada bueno por lo menos-
Martina se puso en pie -No puede entrar aquí- habló con firmeza -No con Lourdes en esta sala-
Su abogada empezó a tirar de su brazo para volver a sentarla, pero Martina no se movió de su lugar mirando a juez directamente a los ojos.
El hombre alzó la mano -Tranquila Señorita Benza, me consta la orden de alejamiento que hay vigente sobre el Señor Odoguardi-
Martina no se sentó, tenía los puños apretados y temblaban ligeramente, estaba mas enojada que nunca
-señorita Benza- repitió el juez –tome asiento-
Martina suspiro antes de volver a sentarse y se giro para estudiar el rostro de Lourdes que parecía nerviosa, tomo su mano y la apretó con fuerza
-No se acepta el testigo- dijo el juez y miró a uno de los trabajadores del juzgado -Traslado inmediato a Florida- El hombre asintió y salió de la sala
El resto de la sesión transcurrió sin más incidentes pero los abogados de Ferrero no se lo tomaron bien
-Ya está chicas- dijo su abogada cuando por fin terminaron -No tienen que volver para el resto de las sesiones, no sé si quieren venir el día del veredicto pero se acabó-
-No queremos venir- dijo Martina negando -Solo... llámanos cuando se sepa algo, pero... queremos dejar esto atrás-
-Si- dijo la mujer.
La morocha tiró de la mano de Lourdes, que cojeaba un poco, pero había insistido en ir al juicio sin bastón o muletas.
-Vamos a dar un paseo- sugirió la ojiverde
Martina no la cuestionó, pasaron por delante de los periodistas y comenzaron a avanzar por la calle con las manos firmemente entrelazadas.
-Se me va a congelar la mano- susurró la ojimarron
Lourdes sonrió por primera vez en horas y dejó de caminar, soltó la mano de Martina y se pararon frente a frente en la concurrida calle. La ojiverde sacó un par de guantes de un bolsillo de su abrigo y se los colocó a su prometida, era diciembre en Nueva York y Martina estaba al borde de la hipotermia. Cuando terminó de ponerle los guantes, sacó un segundo par del otro bolsillo y se lo colocó a sí misma, haciendo sonreír a su prometida y volvió a entrelazar sus manos, esta vez cubiertas con la lana de los guantes.
-¿Cómo sabías que olvidaría los guantes?- preguntó ajustando su gorro en su cabeza.
La colorada se encogio de hombros y continuaron caminando a paso lento -¿Crees que se acabó de verdad?- Preguntó luego de unos minutos -¿Qué nos dejarán en paz?-
-Eso espero-
-Me puse muy nerviosa cuando mencionaron a Gianfranco-
Martina apretó su mano con fuerza -No habría permitido eso, te habría sacado de ahí si lo dejan entrar-
-Lo sé, pero estoy tan harta de esos dos... solo quiero casarme con vos y ser felices para siempre con nuestra hija-
Martina sonrió -Hijas- Corrigió
-¿Hijas?- Preguntó la ojiverde confusa.
-Hoy soñé que teníamos una hija- le comentó sonriendo -Era perfecta-
Lourdes también sonrió -¿Ah sí? ¿Cómo era?-
-Pues... estaba en tus brazos y... era muy pequeñita- Explicó recordando su sueño -Tenía la cabeza llena de pelo, como las fotos que vi de Mia de pequeña, y su tez era blanca pero... tenía los ojos marrones-
Lourdes sintió un nudo en su pecho escuchando a su prometida narrar aquella imagen, lo deseaba más que nada.
-Quiero eso, quiero un bebé con vos amor-
Martina sonrió -Lo tendremos- Dijo con seguridad -Será una niña y será perfecta, como Mia-
-No podes elegir si es niña o niño- nego.
-De hecho sí que podes elegirlo en la clínica de fertilidad, pero no hace falta que lo hagamos, será una niña, ya lo verás-
-¿Y si no lo es?-
-Lo querré con todo mi ser y también será perfecto, pero no tengo dudas, será una niña-
Lourdes se detuvo y Martina también lo hizo y la miró con curiosidad -En el peor de los días... me haces olvidar todo lo malo-
La morocha sonrió -De eso se trata Lulita-
Lourdes la besó lentamente en medio de la calle mientras la gente las rodeaba para seguir caminando -Vamos a casa, quiero estar con Mia y... quiero...-
-¿Si?- la animó acariciando su mejilla.
-Mirar clínicas de fertilidad- Dijo finalmente -Quiero mirar clínicas de fertilidad-
-Eso vamos a hacer- asintio y dejó un beso corto en sus labios -Vamos-
Nos vemos mañana
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Love - Martuli
AléatoireDos mujeres que viven en un mundo de hombres luchan día a día para que su trabajo se haga valer pero no saben que pasará cuando sus carreras se junten e inevitable sus vidas también lo hagan