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Martina no soltaba la mano de Lourdes y la miraba como si fuera a romperse en cualquier momento y lo cierto era que estaba a punto de colapsar.

El agente Dawson tomó todos los datos necesarios y finalmente asintió antes de salir de la sala, prometiéndoles mantenerlas informadas.

La ojiverde suspiró y su novia la abrazó con fuerza, sentándola en sus piernas -No puedo creer que esto esté pasando- dijo Lourdes con la cara escondida en el cuello de Martina y empezó a llorar de nuevo.

-Shhh, mi amor- dijo la morocha tratando de consolarla.

Cuando Martina alzó la vista, vio a sus padres en la puerta y les hizo un gesto para que pasaran -¿Podrían sentarse, por favor?-

Los dos asintieron pero en lugar de sentarse alrededor de la mesa, tomaron dos sillas y se colocaron junto a las mujeres formando un pequeño círculo. Martina con Lourdes en sus brazos, y la mujer escondida en su cuello. La mujer de ojos marrones la dejó hacerlo, sabiendo lo expuesta que se iba a sentir tras esa conversación.

-Vos decilo- susurró la colorada -Por favor-

-¿Estás segura?- preguntó -No tenes que hacer esto-

-Estoy segura- dijo Lourdes apretando su cintura más fuerte.

Martina asintió y miró a sus padres suspirando mientras trataba de encontrar las palabras para explicar lo que acababa de pasar.

-Hace cinco años... un hombre... el hombre que vino hoy a la entrevista...- no sabía cómo hacerlo, cómo decir esas palabras -Hoy vino un hombre a hacer una entrevista, recomendado por Ferrero. Ese hombre... hace cinco años lastimo a Lourdes- La pareja la miraba con horror mientras Lourdes se escondía en su hombro -No... estoy segura de que Lu no quería que se enteren así, pero...- no podía pronunciar esas palabras, no salían de su garganta por más que lo intentara.

-Fui violada- dijo Lourdes con voz apagada y Martina pudo ver la reacción de sus padres: el horror y la sorpresa en sus rostros, las lágrimas en los ojos de Silvina y los puños cerrados de Daniel

La morocha suspiró con los ojos cerrados -Ese hombre vino hoy-

Daniel se levantó como si estuviera a punto de tomar la justicia por su propia mano pero Silvina lo detuvo y lo obligó a sentarse de nuevo.

-Mia...- dijo la ojiverde -Mia... es...-

Martina vio la sorpresa de nuevo en los rostros de sus padres y supo que también lo habían entendido.

-Ay Lourdes- dijo Silvina. Se levantó de su silla y las abrazó a ambas con fuerza. Martina sujetó el cuello de su madre mientras sentía los brazos de Lourdes abrazando también a la mujer.

-Hoy- dijo Daniel tratando de contener sus emociones y no llorar -Me ocuparé de Ferrero hoy, no lo puedo creer-

Martima asintió sin soltar a su novia mientras su madre se separaba.

-Vamos a casa- dijo Silvina mirando a las dos mujeres.

La mujer de ojos marrones asintió de nuevo y ayudó a la colorada a levantarse.

-Papá- dijo Martina -¿Podes... asegurarte de que no haya nadie?-

Daniel asintió y salió por la puerta, regresando minutos después para hacerle una seña a Martina con la cabeza. Sin soltar a Lourdes, Martina, caminó hacia los ascensores, donde solo estaban ellas y Silvina que las seguía. Daniel entró también tras ellas.

Bajaron hasta el garaje y la morocha sacó sus llaves, su mamá las tomó y se dirigió a la puerta del conductor.

-Martina- dijo Daniel llamando su atención -¿Necesitas que vaya con ustedes o...?-

Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora