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Martina sabía que Guadalupe iba a molestarla en la oficina. Habían perdido la noción del tiempo y cuando llamaron a la puerta del apartamento casi le da un ataque al corazón ya que se encontraba de nuevo entre las piernas de Lourdes

La morocha se levantó rápidamente de la cama y se vistió apresuradamente, dejando a su novia en el colchón todavía recuperándose de su último orgasmo.

Por su aspecto, era evidente lo que había estado haciendo, y por la mirada diabólica de su amiga sabía que ellas no tenían dudas. Martina no les dio tiempo para burlarse y después de agradecerle a Ari por cuidar de Mia, cerró la puerta y escuchó la risa de Guada al otro lado.

La ojimarron se ocupó de Mia, escuchando a la pequeña contarle sobre su tarde, hasta que Lourdes apareció en el salón recién bañada. Martina se disculpó para ir a hacer lo mismo, ya que lo necesitaba

Veinte minutos después reapareció en el salón y las  encontró sentadas en el sofá y se acercó a ellas.

-Mia dijo que Guada y Ari también son novias- comentó Lourdes

-Mmh- asintió -Y se quieren mucho-

-¿Por qué ellas no tienen una hija como yo?- preguntó Mia.

-Bueno- suspiro -Quizás tengan hijos algún día o quizás no. Por ahora son solo ellas dos-

-Pero...- reflexionó Mia -¿Ese hijo sería de Ari o de Guada?-

-Sería de las dos, hija-

-Pero... vos y Marti son novias pero yo soy solo tu hija, no de las dos-

Martina se quedó parada ahí inconscientemente, algo le impedía seguir avanzando, estaba demasiado absorta en la conversación.

-Eso es porque cuando vos naciste, Marti aún no era mi novia- explicó Lourdes

Mia todavía parecía confusa -¿Y se van a casar? Ari dijo que quería casarse con Guada pero que aún no le había dado un anillo. ¿Le vas a dar un anillo a Marti?-

La morocha contuvo la respiración esperando la respuesta de su novia.

-Quizás- respondió -Es pronto pero algún día me gustaría darle un anillo a Marti y pedirle que se case conmigo pero para eso aun falta mucho tiempo-

Martina sintió mariposas en su estómago pero antes de que pudiera asimilar las palabras de Lourdes, Mia continuó hablando.

-¿Y tendrían otro bebé, mami? ¿Uno de ustedes dos?- preguntó la niña con preocupación -Porque yo... porque yo no... Marti no estaba cuando nací y si tienen un bebé de las dos, yo no... yo no...- El labio de Mia comenzó a temblar y Lourdes obligó a su hija a mirarla a los ojos.

-Mia, hija escúchame- pero Mia ya había empezado a llorar.

-¿Y si Marti no me quiere si tiene un bebé nuevo?-

La mujer de ojos marrones no sabía qué decir ni qué hacer pero sus piernas la llevaron hacia el sofá y sin darse cuenta de lo que estaba pasando, se encontró  delante de la pequeña y de su novia.

-Mia- dijo Martina tratando de calmarla -no llores princesa-

La niña seguía llorando y la morocha miró a su novia preguntándole con la mirada si podía tomar a Mia en sus brazos. Cuando la mujer asintió, ella la colocó sobre su pecho y la abrazó fuerte.

-No estaba cuando naciste- se balanceo de un lado a otro sin dejar de abrazar a la pequeña -Pero te quiero tanto. Nunca podría querer a nadie más que a vos-

Mia se separó un poco para mirarla, con lágrimas todavía rodando por sus ojos -¿Y si hay otro bebé?-

Martina se puso un poco colorada consciente de la mirada de Lourdes sobre ella -No sé si habrá otro bebé- dijo sinceramente -Pero si lo hay, será parte de nuestra familia como vos, ni más ni menos, exactamente igual-

Mia la miraba -¿Familia?- preguntó simplemente.

-Somos una familia- respondió sin dudarlo -Somos una familia porque nos queremos, porque nos cuidamos-

-Pero... ¿yo soy tu familia?- Mia se había calmado un poco y su llanto se había transformado en incredulidad.

-Vos y tu mamá son mi familia- dijo Martina sonriendo -Mis padres y mi hermana son mi familia, y tus abuelos y tu tía Delfina son la suya- explicó -Pero nosotras tres somos una familia-

-¿De verdad?-

-Lo somos- asintio -Y algún día será oficial y quizá me adelante y le de a mami un anillo antes de que ella me lo de a mi, pero no hace falta estar casado para ser una familia, las tres somos una familia-

Mia absorbia cada una de las palabras de Martina y volvio a colgarse de su cuello abrazándola fuerte –no lo sabia-

La morocha sonrio y miro a Lourdes –Ahora lo sabes-

La ojiverde le devolvió la sonrisa y Martina vio que también se limpiaba una lagrima solitaria que se escapo de sus ojos

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Tras cenar algo y acostar a Mia, las mujeres se dirigieron a la habitación de Lourdes

-Tenemos que hablar- dijo la mujer de ojos verdes

-Dije algo malo cuando hable con mia?- pregunto Martina preocupada

-No, no- puso una mano en su mejilla –Dijiste cosas hermosas-

La morocha sonrio colocando sus manos en las caderas de su novia

-Es solo que quería decirte que... no me quiero adelantar y quiero hacer las cosas bien con vos, pero tenes razón... las tres... somos una pequeña familia- Martina se sonrojó –Y quería decirte que.. algún dia.. si tengo suerte seras mi mujer- continuo –Pero también seras la madre de Mia- la miró a los ojos -No quiero adelantarme, no quiero saltarme los pasos pero necesito que sepas que... quiero todo con vos, pero también quiero que sepas que jamas impediría que vos y Mia establecieran esa conexión-

Sin saber porque, los ojos de Martina se llenaron de lagrimas y tuvo que mirar a otro lado, las palabras de Lourdes le estaban llegando a lo mas profundo de su corazón

La ojiverde volvió a acariciar su mejilla obligándola a mirarla –Es pronto- repitió –Pero cuando te hablé de mi pasado te dije que mi hija era solo mia, que le había puesto ese nombre porque no tenia padre y tenes que saber que si alguien se merece ese lugar sos vos 

La morocha inclino la cabeza apoyando la frente en el hombro de su novia y dejo salir unas cuantas lagrimas

-No tenes que decir nada- dijo Lourdes sabiendo lo abrumador que era esto para la otra mujer –pero te amo y amo como le hablaste esta tarde a Mia y tenia que decirte todo esto porque... me cuesta abrirme pero con vos... Mar... no puedo cometer ese error porque te mereces saber todo esto-

Martina rodeo el cuerpo de Lourdes fuerte con sus brazos y lloro un poco mas, la ojiverde la dejo sentir todas las emociones y acaricio su espalda y su pelo hasta que estuvo lista para separarse

-Gracias-

-¿Por que?- pregunto mirándola a los ojos

-Por darme una familia-

















Vayan preparándose para lo que se viene pero no me odien

Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora