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Martina estaba en la sala de espera con los brazos cruzados mirando un cuadro en la pared con una expresión tensa.

Lourdes se acercó a ella con una sonrisa -Te pareces a Mia cuando no le compro un dulce-

-¿Por qué decis eso?-

La ojiverde rió -Estás tan incómoda que parece que vas a explotar. Relájate, es solo una cita con la psicóloga-

-Es que no sé qué decir, por eso estoy nerviosa- confesó

Lourdes puso su mano en el antebrazo de Martina para que dejara de cruzar los brazos, la mujer los dejó caer sobre sus muslos y la ojiverde tomó una de sus manos sin decir nada más.

-Benza- llamó la secretaria.

Martina miró a Lourdes con ansiedad y esta última le dedicó una sonrisa tranquilizadora -Aca voy a estar cuando salgas- le aseguró.

La morocha asintió y se puso de pie, estaba a punto de soltar la mano de su novia pero esta última tenía otros planes. Tiró del brazo de Martina para acercarla y la besó suavemente en los labios antes de que entrara.

Mientras la morocha estaba en la consulta, Lourdes reflexionaba, ella estaba acostumbrada a la terapia, había aprendido a vivir con su trauma pero sabía que su novia necesitaba hablar con alguien más que ella o Guadalupe

Una hora después, Martina salió de la sala con los ojos ligeramente hinchados pero le dedicó a una pequeña sonrisa.

-¿Cómo te fue?- preguntó Lourdes

-Te lo contaré en casa- respondió -Estuvo bien-

La colorada asintió y Martina se colocó detrás de ella para empezar a empujar su silla de ruedas.

-Vamos a comer a Ramiro &Marcela- sugirió la ojiverde. Martina la miró sorprendida, ya que el restaurante estaba a solo unas calles de distancia -Vamos caminando- añadió -Bueno, en mi caso rodando- La morocha esbozó una sonrisa -Es un buen día, vamos Mar... por favor- insistió

-Está bien- aceptó empezando a empujar a Lourdes hacia el restaurante en lugar de dirigirse a su auto que estaba a unos metros de la puerta.

Las dos hicieron el trayecto en silencio, disfrutando de estar fuera del apartamento

-Estamos llegando- anunció Martina al girar en la esquina

-Se me está haciendo la boca agua solo de pensarlo- dijo Lourdes -Hace demasiado que no venimos- la morocha no contestó y Lourdes alzó la cabeza para ver que tenía una mirada de culpabilidad -¡¿Viniste sin mí?!- preguntó ofendida.

-Cuando volví a la empresa... tenía que comer- se justificó

-Podías haber comido en la cafetería del edificio-

Martina soltó una pequeña risa y se agachó para dejar un beso en la mejilla de Lourdes antes de abrir la puerta para entrar.

Los ojos de Marcela se iluminaron cuando las vio entrar -¡Luli!- exclamó acercándose rápidamente a ellas -¿Cómo estás?-

-Mucho mejor- respondió con una amable sonrisa.

Marcela tomó su mano y la apretó, tratando de demostrarle todo el cariño que sentía hacia ella -¿La mesa de siempre?-

La ojiverde asintió con una sonrisa y Marcela se dirigió hacia ahí seguida por Martina. Comenzó a sacar una silla pero la ojiverde alzó la mano.

-Espera, quiero sentarme en la silla normal- dijo mirando a su novia -¿Me ayudas?- la morocha asintió y la ayudó a transferirse desde su silla de ruedas -Es que estamos en una cita- comentó mirando a Marcela en cuanto se acomodó en el asiento -Y la silla de ruedas no es nada romántica-

Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora