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Después de su conversación en la cita, Martina se sorprendió de lo en serio que Lourdes se había tomado sus palabras. El domingo, Eugenia y Lara aparecieron en casa de las Gonzalez para acompañarlas a comer, lo que hizo sonreír a la morocha al verlas conociendo por fin a Mia.

El lunes por la mañana, Martina llegó a la empresa y fue saludada por Micaela como de costumbre pero notó que Guadalupe la miraba con una sonrisa diabólica.

-¿Y a vos qué te pasa?- preguntó mientras caminaba hacia su despacho.

La pelinegra se encogió de hombros y volvió a mirar a su pantalla de la computadora, pero Martina supo a qué se debía la sonrisa de su amiga en cuanto puso un pie dentro de su oficina.

Sobre la mesa había un ramo de flores que la hizo sonrojar. Ella caminó hacia ellas y vio que en lugar de una tarjeta había un sobre con la caligrafía de su novia. "¿Otra cita?" era todo lo que decía. Lo abrió con cuidado y sacó dos papeles gruesos: eran dos entradas para el teatro.

Martina no podía dejar de sonreír como una idiota y dejó el sobre de nuevo en la mesa antes de salir del despacho.

-¿Lourdes esta ocupada?- preguntó a ambas secretarias llamando su atención

-Está abajo con los de contabilidad- dijo Micaela antes de que Guadalupe pueda decir algo inapropiado -Tiene la reunión con Ferrero y quiere tener todos los datos actualizados-

La mujer de ojos marrones no pudo controlar su cara de decepción y escuchó a Guada reírse de ella, pero la ignoró.

-¿Le dirías que quiero hablar con ella?- dijo mirando solo a Micaela

-Si, yo le digo- contestó la secretaria y Martina volvió a cerrar la puerta.

La morocha empezó a trabajar, tenía bastantes cosas que hacer pero cada vez que alzaba la vista y veía el ramo se distraía pensando en la mujer de ojos verdes. Pasaron casi cuarenta minutos hasta que escuchó los golpes en su pared que la hicieron ponerse de pie como un resorte abandonando su trabajo sin dudarlo.

-¿Un café, Señorita Benza?- se escuchó al otro lado de la pared.

Martina no contestó pero soltó una carcajada y se dirigió a la puerta abriéndola casi al mismo tiempo que Lourdes abria la suya y la miro con una sonrisa

-Vamos por un café- dijo Lourdes

-Lo escuchamos- contesto Guadalupe mirándola de reojo

La colorada cerró la puerta y rodó los ojos -¿Necesitan algo?-

La pelinegra sonrió -No, gracias-

-Yo quiero un café con leche, por favor- dijo Micaela y ambas empresarias asintieron con una sonrisa.

Las mujeres se dirigieron hacia la sala de descanso, pero Martina notó a alguien leyendo y negó con la cabeza indicando que no podían entrar. Lourdes la siguió hasta la siguiente sala, que afortunadamente estaba vacía.

-Gracias por las flores- dijo la morocha tomando las manos de Lourdes una vez dentro -Y por las entradas-

-De nada- respondió la ojiverde. Martina se acercó y le dio un breve beso en los labios, consciente de que pueden ser interrumpidas en cualquier momento. Luego señaló una silla para que Lourdes se siente mientras ella preparaba los cafés.

-¿Cómo va la reunión con Ferrero?- preguntó Martina

-Mal- respondió Lourdes -Bueno, en realidad va bien, pero no me cae bien ese hombre. Sé que me va a hacer sentir incómoda-

-Puedo acompañarte si queres- ofreció mientras servía las tazas con el café

-No, es mi trabajo. No es necesario-

Martina asintió y colocó uno de los cafés delante de Lourdes, luego tomó asiento con su propio café en la mano.

-Te extrañé- susurró la morocha, tomando la mano de su novia

-Me viste ayer por la noche- respondió la colorada

-¿Y qué? Aun así te extrañé-

Lourdes negó y apretó su mano -Te vas a cansar de mí-

-Nunca- aseguró mirandola a los ojos -¿Cómo está Mia?-

-Igual que cuando la acostaste ayer- contestó la ojiverde

Msrtina suspiro y soltó su mano -Está bien. No te extrañé y no me interesa cómo está tu hija-

Lourdes rió y puso una mano en la nuca de Martina, besándola mientras sonreía

-No paraba de hablar de tus papás esta mañana- dijo Lourdes cuando se separaron.

-¿En serio?- preguntó totalmente sorprendida -Ayer apenas los mencionó-

-Bueno, hoy... la casa de tus papás era la mejor casa del mundo, Juanisima es la mejor perra... tu padre es la persona más graciosa y tu madre da los mejores abrazos- dijo Lourdes -No podía dejar de hablar a toda velocidad-

-Me alegra escuchar eso- dijo sonriendo -Pero yo soy más graciosa que mi padre y doy mejores abrazos que mi madre- añadió.

-No para Mia- respondió Lourdes llevándose una vez más la taza a los labios haciendo que Martina le saque la lengua negando con la cabeza. -¿Vas a ir a cenar esta noche?- preguntó volviendo a tomar una de las manos de su novia

-No- contestó la otra mujer -Vos y Mia van a ir a cenar a mi casa y...-

-¿Y?-

-¿Qué te parece si se quedan a dormir?- preguntó algo nerviosa -Sé que es lunes y mañana Mia también tiene clase, pero... podes llevar su uniforme y la llevaremos juntas antes de venir a trabajar-

-Está bien, Mar- dijo Lourdes simplemente -Mia va a estar emocionada-

Martina sonreía como una idiota. Lourdes tenía ese efecto sobre ella, así que se obligó a salir de su trance para no perderse en esos ojos verdes que la tenían como loca cada vez que los miraba

-Tenemos que hacer un café para Mica y volver al trabajo- dijo finalmente -No pude hacer nada en toda la mañana por tu culpa-

-¿Por mi culpa?- levanto sus cejas incrédula

-Sí, sos demasiado encantadora y me distraes- dijo Martina sacandole una carcajada a su novia y se inclinó para darle un beso en los labios -Vamos-

Martina preparó una taza de cafe para Mica y ambas regresaron a sus despachos, luchando contra la tentación de entrelazar sus manos pero no lo hicieron, estaban en la empresa y tenían que actuar de manera profesional


















Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora