Las tres mujeres salieron del auto y entraron al edificio dirigiéndose al ascensor. Martina sacó su llave de la casa que Lourdes le había dado hacía unos meses y la joven madre esbozó una sonrisa viéndola desbloquear la puerta.
-¡MAMI!-
Lourdes apenas había puesto un pie dentro de la casa cuando su hija ya estaba rodeando sus piernas. Con cuidado, levantó a Mia y la sostuvo contra su pecho, algo que rara vez hacía debido al peso de su hija pero en ese momento lo necesitaba.
-Hola mi vida- dijo Lourdes cerrando los ojos y disfrutando de sentir el cuerpo de Mia cerca del suyo.
La niña se separó para mirar a su madre -Mami, Ari estuvo jugando conmigo todo el día- dijo emocionada.
-¿En serio?- respondió sonriendo -¿Y cómo la pasaste?-
-¡Genial!- exclamó la niña girando la cabeza para buscar a Martina -¡Marti!- gritó segundos después.
La morocha soltó una risa y se acercó a ella, besando su frente. Mia extendió los brazos para que Martina la levantara pero en lugar de hacerlo, la mujer le susurró al oído -Dale otro abrazo a mami, hoy te extrañó mucho-
Mia volvió a mirar a su madre y le regaló una sonrisa que para Lourdes valía más que un millón de dólares. Mia se abrazó a su cuello, apoyando su cabeza en su hombro -Yo también te extrañé mami, siempre te extraño- dijo con ternura.
La colorada puso una mano en la espalda de Mia y sintió sus ojos llenarse de lágrimas una vez más. Martina se acercó más y abrazó a Lourdes con la niña entre ellas, dejando un beso en la frente de la colorada como había hecho con Mia.
Ari se acercó a abrazar a Guada y a revisar el golpe en su mandíbula que se había oscurecido a lo largo del día. Permanecieron medio abrazadas mientras observaban la escena frente a ellas.
-¿Estás bien?- susurró Ariana en el oído de su novia.
Guadalupe negó con la cabeza -Ahora mismo no, pero van a estar bien-
Martina finalmente se separó y Lourdes dejó a Mia en el suelo, ya que sus brazos empezaban a doler.
-Hola Guada- saludó la niña a la última mujer pero frunció el ceño -¿Qué te pasó?-
La pelinegra se agachó a la altura de la niña -Tuve que luchar contra un villano malvado, pero no te preocupes, yo gané la pelea...- Mia se quedó mirando con asombro mientras la mujer continuaba con su historia -Después de proteger a Marti, le di su merecido- terminó la frase y comenzó a hacerle cosquillas a la pequeña, quien empezó a reír sin parar y a retorcerse bajo sus manos hasta que Guadalupe cesó el ataque.
-¿Te divertiste con Ari?- preguntó la pelinegra mientras se ponía de pie.
-Sí- respondió la niña.
-¿Puedo llevarla a casa o prefieres que se quede acá para siempre?- pasó un brazo por los hombros de su novia y haciendo reír a Mia.
-Tiene que ir a tu casa, es tu novia- dijo la niña.
-Es verdad- asintio sonriendo -Me había olvidado- Mia volvió a reír.
-Será mejor que nos vayamos ya, para que puedan descansar- dijo Ariana, separándose de Guada para abrazar con fuerza a Martina
-Gracias por cuidarla esta tarde- dijo la morocha sin soltar a su mejor amiga.
-No me las des, solo quiero que estés bien- dijo separándose para besar la mejilla de Martina -Llámame para lo que sea, a cualquier hora-
La morocha asintió y Ariana la abrazó una vez más.
Guadalupe ya había abrazado a Lourdes y ahora envolvía entre sus brazos a Martina. Ariana se acercó a Lourdes y puso una mano en su mejilla -Espero que estés bien- dijo la mujer.
La ojiverde asintió y rodeó a su amiga con sus brazos -Decile a Guada... que te cuente lo que pasó- susurró -No tengo fuerzas para... para contarlo una vez más hoy-
La castaña se separó para mirarla -No tengo que saberlo si no queres, no me debes una explicación-
Lourdes negó con la cabeza -No te preocupes, y...-
-No me des las gracias- dijo Ariana alzando la mano para detenerla.
Lourdes la estudió unos instantes y asintió, luego volvió a abrazarla.
---
Mia calmó todas las emociones del día, era difícil seguir triste o asustado cuando la niña inundaba todo con su energía y su afecto. La pequeña inconscientemente había notado una energía diferente en Lourdes y Martina y se había pasado el resto de la tarde abrazada a ambas.
-Marti, ¿te gustaría quedarte a dormir conmigo esta noche?- preguntó Mia, quien estaba sentada en las piernas de su madre en el sofá -Quiero terminar el libro que empezamos ayer-
La morocha sonrió y acarició la cabeza de la pequeña -Sí, me quedaré-
Y esa se había convertido en su pequeña rutina, las tres se acostaban juntas en la cama de Mia, y Lourdes y Martina se turnaban para leer historias cada noche.
Mia asintió y se acomodó nuevamente en el regazo de su madre. Mientras tanto, Martina aprovechó para mirarla. Ese día había conocido al hombre que compartía su misma sangre pero no se merecía que lo consideren su padre porque no lo era.
La morocha trató inconscientemente de buscar alguna similitud entre la niña y ese hombre, pero no encontró nada. Los ojos de Gianfranco eran marrones, casi negros. Su cabello era negro pero Mia tiene el cabello de su madre, castaño. Mia era simplemente una fotocopia de su madre, con el pelo muy largo para su edad y del mismo color que el que tenía Lourdes. Sus ojos eran verdes, enormes y preciosos, en los que Martina se perdía con la misma facilidad que se perdía en los ojos de Lourdes
-¿En qué estás pensando?- preguntó Lourdes
Su voz sacó a Martina de su trance y se dio cuenta de que había estado mirando a la pequeña durante mucho tiempo, tanto que la niña se había quedado dormida.
-Em...- dijo la morocha mirando a su novia -Estaba pensando en Mia-
Lourdes bajó la vista para mirar a la niña que dormía en su pecho -No quiero que nunca tenga que lidiar con lo que tuvimos que lidiar nosotras hoy- susurró.
-Nunca lo va a conocer- dijo la mujer de ojos marrones seriamente -No... no va a pasar...-
-Aun así me asusta que pueda aparecer en su vida- dijo la ojiverde acariciando el cabello de su hija.
-No va a pasar- nego con la cabeza. La colorada esbozó una sonrisa. Martina señaló a la pequeña con la cabeza -Se quedó dormida y no leímos el final de la historia-
-Por suerte... vas a estar acá mañana para leerle ese final-
La morocha sonrió -¿Voy a estar acá mañana?-
-Sí, nos quedan muchas noches juntas Mar- aseguró la colorada
-Se que... se que va a ser una sorpresa pero algún día me gustaría que vivamos juntas... en un futuro- dijo con nerviosismo sabía que las esperaba una complicada situación laboral y emocional pero sentía ese deseo de expresarlo, era lo que más deseaba
Lourdes la miró con sorpresa y esa sorpresa se transformó en felicidad al escuchar la propuesta de Martina -A mi también, quiero lo mismo amor-
La morocha sonrió y sin decir nada más tomó a Mia en brazos y las dos besaron su frente antes de ir a dormir.
Ya en la cama, Lourdes espero a que Martina se acostara y cuando lo hizo se acomodó abrazándola por la cintura -Me siento mejor ahora que estamos acá, que pase tiempo con Mia y con vos... me siento bien con ustedes a mi lado-
Martina la besó-Te prometo que siempre te voy a proteger, esta noche, mañana, pasado, todas las noches te voy a proteger... siempre Lulita, te amo- Lourdes sonrió y volvió a besarla antes de cerrar los ojos y dejándose llevar por el sueño
ESTÁS LEYENDO
Love - Martuli
RandomDos mujeres que viven en un mundo de hombres luchan día a día para que su trabajo se haga valer pero no saben que pasará cuando sus carreras se junten e inevitable sus vidas también lo hagan