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Lourdes entró a la empresa sintiéndose como si flotara en una nube. Salió del ascensor y no lograba contener su sonrisa. Llegó a los despachos y Guadalupe se puso de pie.

-Lourdes, gracias por lo de ayer, de verdad-

La ojiverde tardó un segundo en recordar que el día anterior había conocido a Ariana y había dejado salir antes a Guada, eso parecía tan lejano después de lo que había pasado con Martina anoche

-De nada Guada- dijo con una sonrisa y dejó que la pelinegra la abraze como había hecho el día anterior -¿Llego Martina?- preguntó cuando se separaron.

-Sí- dijo la secretaria volviendo a su mesa -Dijo que te había dejado un informe en tu mesa esta mañana-

-¿Un informe?- la miro confusa y Guadalupe se encogió de hombros.

Lourdes se dirigió a su despacho, cerrando la puerta tras ella y caminó hacia su escritorio. Sobre la mesa había una rosa blanca y una pequeña nota, y ella no podía dejar de sonreír.

"Tal y como te dije anoche, te deseo suerte intentando mantenerme alejada de vos"

El corazón de Lourdes latía a toda velocidad. Tomó la flor y aspiró su aroma, luego la dejó sobre la mesa antes de caminar hacia la pared que compartía con Martina, dio tres golpes y pegó la oreja a la pared para escuchar, veinte segundos después su puerta se abrió. La ojiverde se giró y vio a la morocha con una sonrisa, ni siquiera se había molestado en llamar pero a ella le daba igual.

Martina caminó hasta la otra mujer y colocó una de sus manos en su mejilla. Lourdes tenía miedo a que las cosas fueran incómodas esa mañana pero se alegró de que no fuera así. Martina se inclinó para besarla pero la ojiverde giró la cara, permitiendo que los labios de la otra mujer se posaran sobre su mejilla y se separó con una ceja alzada.

-Te dije que no te besaría dentro de la empresa- dijo con una sonrisa.

-Pero Lu- protestó haciendo reír a la ojiverde quien colocó sus brazos alrededor del cuello de Martina

-No, acá somos compañeras-

Martina puso cara de enojada y pegó su cuerpo al de Lourdes -Solo un beso- susurró sobre su oído haciendola estremecer

-No, Martina...-

-Solo uno- repitió y dejó un beso en el cuello de la colorada provocando otro escalofrío

Lourdes sintió su fuerza de voluntad flaquear y cuando se miraron de nuevo, no pudo evitar mirar los labios de Martina. La mujer se acercó un poco más y cuando no quedaba casi espacio entre ellas llamaron a la puerta haciendo que las dos se separaran de un salto.

-Adelante- dijo la ojiverde segundos después.

Guadalupe entró y las miró con curiosidad ya que en lugar de estar en el escritorio, estaban de pie junto a la pared -Daniel acaba de llamar, pregunta si pueden reunirse con él a las doce-

-Sí- dijo Lourdes y miró a Martina, quien simplemente asintió.

-Lo llamaré- dijo la secretaria e iba a salir pero las miró con los ojos entrecerrados -¿Está todo bien?-

-Todo bien, gracias- y la pelinegra salió de la habitación.

-¿No me vas a besar ahora verdad?- preguntó la morocha y Lourdes negó con una sonrisa. Martina hizo un puchero que le recordó a Mia cuando no le compraba algún caramelo

-No pongas esa cara- sonrio levemente -Además... creo que te gustará saber que Marina puede quedarse con Mia este viernes por la noche-

-¿En serio?- Preguntó Martina y la tristeza en su rostro fue reemplazada por la felicidad -¿Queres que te lleve a cenar?-

Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora