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Lourdes llevó a Martina a cenar a uno de los restaurantes más exclusivos de la ciudad. La morocha iba vestida para la ocasión y Lourdes solo la había visto vestida de una forma tan elegante en la gala de la empresa, pero esa noche estaba incluso más hermosa.

-¿Tengo algo en la cara?- Dijo Martina llevándose la servilleta a los labios intentando limpiarse.

Lourdes salió de su trance -No ¿Qué? No... no tenes nada-

La ojimarron sonrio -Me estabas mirando muy intensamente... más de lo normal-

Lourdes sonrió -Es que... estás muy hermosa-

Un leve rubor se extendió en las mejillas de Martina apenas visible por la ligera capa de maquillaje que llevaba -Ya me lo dijiste más de diez veces Lu-

-Es que... wow- Dijo todavía mirando a la mujer -Tengo la cita más increíble de todo el restaurante, no... de toda la ciudad-

Martina negó con la cabeza -Para, por favor-

-Es la verdad- se encogió de hombros.

Siguieron comiendo mientras no dejaban de sonreír y compartir miradas cómplices, hablando de sus vidas y conociéndose un poco mejor. Martina había notado en las últimas semanas que a Lourdes le costaba hablar de su pasado, hablaba de su familia y sus amigas pero las pocas veces que había intentado saber algo sobre sus anteriores relaciones o lo que había pasado con el padre de Mia, la ojiverde cambiaba de tema. Esa noche la mujer volvió a hacer lo mismo, pero Martina decidió dejarlo pasar ya que no quería arruinar esa cita tan perfecta.

Terminaron de comer y se dirigieron a otra sección del restaurante donde había un bar y las llevaron a una mesa donde cada una pidió algo de beber. Esta vez, en lugar de estar sentadas una frente a la otra, Lourdes acercó su silla a Martina y puso una mano en su muslo mientras seguían disfrutando de la velada.

La conversación fue interrumpida por un camarero que llevaba dos copas adicionales a la mesa.

-No pedimos nada más- dijo la colorada levantando la mano para detenerlo.

-Son cortesía de los caballeros de la barra- dijo el  camarero, tomando una de las copas para colocarla en la mesa pero Lourdes lo detuvo antes de que pudiera hacerlo.

-No- dijo con firmeza -Esta es una costumbre desagradable y misógina. Estoy disfrutando de mi noche con mi cita, no necesito que nadie de la barra me pague unas bebidas que no pedí- El camarero parecía sorprendido por la reacción -Le aconsejo que en el futuro se abstenga de participar en este tipo de cosas-

El joven abrió y cerró la boca antes de darse la vuelta y marcharse con la bandeja de regreso a la barra.

-No te enojes Lu- dijo Martina apretando su muslo tratando de tranquilizarla -No vale la pena-

Lourdes suspiró -Odio esas cosas-

-Lo sé- se inclinó para besar su mejilla -Creo que es una señal de que debemos salir de acá-

-¿Queres salir de acá?- preguntó la ojiverde sonriendo.

-Sí- respondió -¿Vamos?-

Lourdes asintió y pagó la cuenta. Minutos después, un conductor las recogió en la puerta para llevarlas a casa de Martina

-¿Te sentis nerviosa?- Murmuró la morocha mientras Lourdes iba en silencio mirando por la ventana

-Un poco- respondió mirándola a los ojos -Me pones nerviosa-

Martina se inclinó y besó sus labios. Justo en ese momento llegaron a su edificio, bajaron del auto e inmediatamente entrelazaron sus manos.

-No tenemos que hacer nada esta noche- dijo Martina mientras avanzaban hacia su casa.

Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora