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Lourdes tenía un secreto y Martina estaba nerviosa. La última vez que la ojiverde le había escondido algo se había ido con Mia dejándola atrás así que era entendible que no le siente bien saber que su novia le ocultaba algo.

La morocha tenía la propuesta preparada, todo estaba listo pero desde que había regresado  Lourdes actuaba raro, hablando en voz baja por el teléfono y apartando la pantalla mientras enviaba mensajes.

Martina suspiró tratando de ignorar la presión en su pecho y continuó con sus planes, aquella noche iba a pedirle matrimonio pase lo que pase así que, aunque la Tercera Guerra Mundial se declare en las próximas horas, ella iba a seguir con sus planes.

Con todo lo que había pasado en el último año descartó ideas y llevaba horas coordinando todo para que fuera perfecto, pero Lourdes ni siquiera se había dado cuenta de lo absorta que había estado en su teléfono

La morocha terminó de enviar el mensaje que estaba escribiendo cuando sintió unos brazos rodear su cintura, la ojiverde apoyó su mejilla en su espalda y suspiró.

-Hola-

Martina sonrió y dejó su teléfono en la mesa -Hola-

-¿Qué haces?-

-Nada- se giró y rodeó a su novia en sus brazos que se apoyó en su pecho con la cabeza inclinada para mirarla -Sos hermosa-

Lourdes negó con una pequeña sonrisa -Sé que estoy horrible pero me haces sentir linda-

-No estás horrible- dejo un beso en su frente -Tengo que decirte algo pero no quiero que te enojes-

-¿Qué pasa?-

-Sé que es domingo pero... tengo que ir a la oficina dentro de unas horas, sé que habíamos planeado ir a cenar, pero olvidé enviar unos informes el viernes y están en mi caja fuerte, solo yo puedo abrirla... ¿podrías venir conmigo? Y al terminar, podemos ir a cenar-

La ojiverde le clavó un dedo en las costillas haciéndola saltar -No me asustes de esa manera, pensé que había pasado algo grave-

La morocha sonrió -¿Venis conmigo?-

-Sí-

Martina asintió y volvió a besar su frente, retomando su abrazo anterior y disfrutando, simplemente, de la presencia de la otra mujer.

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Martina caminó por el edificio y trató de calmar sus nervios y Lourdes parecía tranquila a su lado, iban de la mano ya que la ojiverde se había decidido ir con un bastón en lugar de sus muletas  ya que no iban a caminar durante mucho tiempo.

El edificio parecía otro un domingo por la tarde, el guardia de seguridad les había dejado pasar y Martina llevaba en sus manos las llaves que necesitaba para desbloquear las distintas puertas.

-¿Estás bien?- dijo Lourdes pulsando la planta correcta en el ascensor -Estás un poco pálida-

-Sí, sí- respondio rapidamente -Solo quiero enviar esos informes de una vez-

-Está bien- asintio volviendo a tomar su mano.

Todo estaba como lo habían dejado el viernes. Martina encendió las luces y vieron las mesas de Guada y Mica, y caminaron hacia los despachos.

Lourdes comenzó a caminar apoyándose en su bastón hacia el despacho de Martina pero su novia la paró.

-¿Podes ir a tu despacho y traer tu netbook? Quiero enviarte los informes también antes de mandarlos a París-

Lourdes no parecía extrañada por la petición y caminó hacia su puerta, Martina hizo lo mismo entrando a su despacho y suspiró mientras cerraba la puerta tras ella.

Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora