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Lourdes llegó un poco más tarde al trabajo después de dejar a Mia en la escuela, llevar a sus padres y hermana al aeropuerto en el auto de Martina, y finalmente dirigirse a la empresa

Al llegar, saludó a Mica y Guada con una sonrisa antes de dirigirse a su despacho para empezar su día. Al abrir la puerta, se sobresaltó al ver a su novia sentada en la silla cerca de su escritorio

-¿Qué estás haciendo?- preguntó la ojiverde cerrando la puerta detrás de ella.

-Esperándote- respondió la morocha con una sonrisa -Veni- dijo apartándose un poco del escritorio.

Lourdes se acercó y dejó sus cosas en la mesa, mientras Martina la sentaba en sus piernas. La ojiverde abrazó a su novia y escondió su rostro en su cuello.

-¿Por qué estás acá?- preguntó Lourdes sin separarse.

-Sólo quería pasar un rato con vos- susurró Martina -Después de nuestra conversación del sábado, apenas pudimos hablar el domingo con tu familia estando aca y solo quería abrazarte un rato-

-Tenemos que trabajar- dijo separándose un poco.

La morocha se encogió los hombros y señaló hacia el monitor de la computadora. Lourdes se giró y vio en la pantalla que tenían una reunión programada como CEO y COO durante casi dos horas.

La ojiverde rió y se acomodó de nuevo en los brazos de Martina -No creo que a los inversores les gustaría saber que usamos las reuniones para abrazarnos y hablar sobre nuestra relación-

-Bueno, afortunadamente no se van a enterar- respondió Martina con una sonrisa.

Un silencio cómodo se instaló entre ellas mientras Martina acariciaba la espalda de Lourdes con una mano y una de sus piernas con la otra.

-¿Queres preguntar algo?- dijo finalmente -Estoy segura... de que tardaste un tiempo en procesar todo lo que te conté el otro día-

-Estoy todavía procesando todo esto- admitió la ojimarron, apretando un poco más a Lourdes

Se quedaron en silencio de nuevo hasta que la ojiverde habló de nuevo, susurrando -No quería lastimarte-

-Lu...no hiciste nada malo-

-Lo sé, pero... lo más difícil fue ver cómo afectaba a mi familia y amigas... y sé que también te duele- dijo separándose de su cuello -Lo veo en cómo me miras-

-Lu...- intentó decir Martina pero fue interrumpida de nuevo.

-Sé que duele- suspiro-Y quiero que no tengas miedo de hablar conmigo pero... no cambies nada, no quiero que esto afecte nuestra relación porque sos lo mejor que me paso en mucho tiempo y me haces feliz... y hacía mucho que no me sentía así y no quiero perderte-

-Lourdes no vas a perderme- dijo Martina seriamente, con sus ojos clavados en los de su novia -No digas tonterías- La ojiverde asintió, pero apartó la mirada de Martina y se recostó sobre su pecho -Tengo una pregunta- dijo tímidamente.

La colorada no respondió con palabras, pero asintió indicándole que continuara hablando -¿Qué pasó con... ese hombre?-

Lourdes suspiró -Está en la cárcel, pero saldrá pronto-

-¿Pronto?- preguntó la ojimarron alarmada, apretando a Lourdes contra su cuerpo una vez más.

-Lo condenaron a doce años...- Comenzó a decir -Pero con su dinero y sus abogados, pronto podrá obtener la libertad condicional-

Martina sintió un escalofrío recorrer su cuerpo -Si alguien... si alguien intenta lastimarte... te prometo que... te prometo...-

Lourdes puso una mano en la mejilla de la morocha para tranquilizarla -Nadie va a lastimarme-

-Obvio que no- dijo Martina -No lo permitiré-

La ojiverde esbozó una sonrisa -No sé por qué tenía miedo de hablar con vos-

-¿Pensabas que reaccionaría mal?-.

-No exactamente, pero... tenía miedo de que... fuera demasiado para vos... que te alejaras de mí o algo así... mucha gente en Argentina me juzgó por tener a Mia-

Martina tomó su barbilla obligándola a mirarla -¿Cómo podría juzgarte por eso cuando estoy completamente enamorada de vos y también de ella?- Lourdes esbozó una sonrisa -No tenes idea de lo que Mia significa para mí- continuó diciendo -No llevamos mucho tiempo juntas pero no... no puedo imaginar mi vida sin ustedes dos, sin Mia y sin vos-

Lourdes sintió lágrimas acumulándose en sus ojos -Yo tampoco sin vos-

-No llores- paso un dedo por la mejilla de la ojiverde -Te amo-

-Yo también te amo- respondió Lourdes juntando sus labios dulcemente.

Martina podía sentir las lágrimas saladas de Lourdes en sus labios pero no dejó de besarla con ternura, sus labios apenas se rozaban, pero nunca se había sentido tan conectada con alguien. Cuando se separaron la ojiverde volvió a esconderse en su cuello.

-¿Hay más secretos?- preguntó Martina -Si los hay, no me importa, estoy dispuesta a descubrir todos y cada uno de ellos-

-Sí, hay un secreto más- asintio.

Martina la miró con curiosidad -¿Y me lo vas a contar?-

La colorada se acercó a la oreja y susurró -Me enamoré de vos la primera vez que te vi-

La morocha sintió un escalofrío recorrerla, pero esta vez era de puro deseo -No es verdad-

-Es verdad- respondió la ojiverde -Sabía que ibas a revolucionar mi vida en ese instante en la sala de juntas. Estabas mirando por la ventana y cuando te giraste, supe que ibas a derribar todos los muros que llevaba años construyendo-

-Y si lo sabías... ¿Por qué te resististe tanto?- preguntó con una sonrisa, mientras empezaba a hacerle cosquillas y empezó a retorcerse sobre su regazo soltando un grito y empezando a reír.

-Porque... porque...- recupero la respiración tras el asalto de Martina -Me resistí porque tenía miedo, pero... ya no tengo miedo-

-Bien- dijo Martina besando sus labios -No quiero que nunca tengas miedo conmigo-

En ese momento, el teléfono de Lourdes sonó en su escritorio. La joven madre se estiró para contestar -Hola Guada- dijo simplemente.

-Siento interrumpir... bueno no... no lo siento- dijo la secretaria, haciendo reír a la colorada y a la morocha  que pusiera los ojos en blanco -Pero llamo Daniel, los directivos de Argentina van a llegar el miércoles en lugar del jueves. Hay que mover las reuniones para un día antes. Pensé que querían saberlo cuanto antes-

-Buenos Guada, gracias. Ahora vamos y reorganizaremos el calendario las cuatro- respondió Lourdes

-Está bien, acá estaremos cuando terminen de...-

-Chau Guada- interrumpió Martina cortando la llamada.

-Tenemos que trabajar, Señorita Benza- dijo la ojiverde  sonriendo.

Martina la apretó una vez más contra ella, besando a Lourdes por última vez -Bueno, vamos-

Pero la ojiverde no se levantó de sus piernas -Gracias por esta conversación, por este rato juntas-

Martina sonrio -De nada, amor-

Lourdes finalmente bajó del regazo de su novia y se puso de pie. Martina hizo lo mismo e iba a empezar a caminar pero las manos de Lourdes la tomaron de la cintura y planto un beso en sus labios, mucho más profundo que todos los que habían compartido esa mañana, pero tan pronto como empezó, terminó.

-Ahora sí- dijo sonriendo -vamos-

Martina negó pero también sonrió y ambas se dirigieron a la puerta para comenzar a trabajar.


















Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora