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La mañana comenzó como de costumbre para Martina y Lourdes, llegaron juntas a la empresa pero se separaron en los ascensores. La ojiverde se dirigió a Recursos Humanos para cubrir algunos papeles debido a su ausencia de dos días, a pesar de ser la Directora de Operaciones no debia saltarse los protocolos.

Mientras tanto, Martina subió a los despachos y fue informada por Micaela de que un candidato propuesto por Ferrero estaba esperando para ser entrevistado por Lourdes. A ella no le agradaba la idea de que el candidato esperara una hora, ya que no lo conocía pero le caía mal

Dejó sus cosas en el despacho, tomó una carpeta con currículums y salió de nuevo.

Fue a la sala donde se encontraba. Antes de entrar, le pidió a Micaela que enviara a Lourdes a la sala cuando llegara, ya que tenía la intención de hablar con ella sobre los candidatos antes de la entrevista pero lamentablemente no podría hacerlo.

Al entrar, el hombre se puso de pie y la saludó. Martina le explicó que sería ella quien dirigiría la entrevista y comenzó con las preguntas pero notó que el hombre parecía más concentrado en la puerta cerrada que en la entrevista

La entrevista se detuvo cuando unos golpes en la puerta sonaron anunciando la llegada de su novia

-Adelante- dijo Martina y la puerta comenzó a abrirse.

El tiempo parecía detenerse. La morocha miró cómo el hombre se enderezaba en su silla y una sonrisa malévola se extendía por su rostro, lo que le causó una sensación desagradable.

Lourdes entró en la sala pero apenas dio un paso cuando se quedó paralizada, agarrándose al marco de la puerta por inercia, ya que sus rodillas no tenían la fuerza suficiente para sostenerla.

Martina frunció el ceño, pensando que quizás su novia se había mareado pero, al ver la expresión de puro terror en su rostro, se dio cuenta de que algo estaba mal. Antes de que pudiera asimilar lo que estaba sucediendo, Gianfranco Odoguardi, se puso de pie a su lado.

-Hola, Señorita Gonzalez- dijo con un tono de voz que incluso hizo estremecer a Martina

La morocha vio cómo Lourdes comenzaba a temblar y también se puso de pie, mirando primero a Lourdes y luego al hombre. Aunque solo habían pasado unos segundos, parecía una eternidad.

La ojiverde buscó a Martina con la mirada y le suplicó con los ojos que hiciera algo, pero Martina no entendía lo que estaba pasando. Dio un paso hacia su novia y puso una mano en su hombro -¿Qué pasa?-

-La Señorita Gonzalez y yo somos viejos amigos- dijo Gianfranco, haciendo que Martina se girara para mirarlo. Seguía sonriendo mientras miraba a Lourdes

La colorada tembló y bajó la mano de Martina quien volvió su atención hacia ella -Es... él- logró susurrar

La información encajó en la mente de Martina como un rompecabezas, no necesitó más explicaciones. Pensó en el currículum que había leído la tarde anterior: formación en NCL, experiencia en el sector en Argentina y una pausa de cinco años para formarse

El era el hombre que había violado a Lourdes.

La mujer de ojos marrones sintió cómo ella empezaba a temblar pero no de miedo como su novia, sino de pura rabia. Se giró, dejando caer su mano del hombro de Lourdes. No podía pensar con claridad, sentía su pulso en su sien.

Antes de que su cerebro pueda responder, atravesó la habitación y tomó a Gianfranco por su saco, empujándolo con todas sus fuerzas contra la pared de la sala. El hombre era mucho más alto y fuerte que ella pero en ese momento ella era pura furia.

Gianfranco parecía sorprendido, esperaba que Lourdes no le contara su pasado a nadie de la oficina, y menos a la Directora Ejecutiva, pero era evidente que la mujer sabía exactamente lo que había hecho.

Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora