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Lourdes y Martina se besaban apasionadamente mientras disfrutaban de la tarde en casa de la morocha. Decidieron llevar a Mia, quien se había quedado dormida, a la habitación de invitados para poder tener un momento a solas en el sofá.

Justo cuando Martina comenzó a subir la camiseta de Lourdes, el timbre de la puerta sonó interrumpiendo su momento íntimo.

La morocha se levantó confundida para atender la puerta pero la ojiverde la detuvo y limpió su labio inferior eliminando un poco de su propio lápiz labial.

Mientras Martina se dirigía a la puerta, vio por la mirilla y su rostro palideció

-¿Qué pasa?- pregunto la colorada desde el sofá viendo el rostro de su novia

-Son mis papas- la miró con los ojos bien abiertos

Lourdes se paro del sofá y se arreglo la remera y su pelo quedando algo más decente sin que los papas de Martina descubrieran lo que estaban haciendo

Al abrir la puerta, la morocha los cuestionó por avisar que iban a ir y sus papás la retaron por su recibimiento. Después de saludar a sus padres, Silvina reconoció a Lourdes y la abrazó

La ojiverde también saludó a Daniel aunque se sentía nerviosa en ese momento. Sabía que su relación con él en la oficina era muy buena, pero ahora la situación era diferente.

-Bueno- dijo la morocha metiéndose las manos en los bolsillos -¿A qué se debe esta visita sorpresa?-

-Como te decía...- dijo su mamá sentándose en el sofá y tirando del brazo de Lourdes para que hiciera lo mismo. Daniel y Martina se sentaron también en las dos butacas que había alrededor de la mesa -Veníamos a invitarte a cenar, pero no sabíamos que estabas con tu novia-

La ojiverde se puso roja como un tomate al escuchar a la Silvina

-Hay un increíble invento, el teléfono...- comenzó a decir la ojimarron pero su mamá alzó un dedo.

-No te pongas sarcástica con tu madre- dijo la mujer y Lourdes sonrió viendo a Silvina retando a Martina -Pero pueden venir las dos- dijo retomando la conversación anterior -Sería un placer que vengan las dos, Martina te tiene escondida, queremos conocerte mejor- miró a la colorada

Pero la mujer no tuvo tiempo de contestar porque la razón de que no puedan ir a cenar hizo acto de presencia en ese momento. Los adultos se giraron escuchando los pasos que recorrían el pasillo y cuando Mia entró en el salón se encontró a cuatro pares de ojos mirándolas y se puso un poco nerviosa.

La niña avanzó tímidamente sosteniendo el pez de peluche que Martina le había comprado en el acuario -¿Mami?- dijo sintiéndose intimidada por aquellos desconocidos.

Lourdes se puso de pie de inmediato y rodeó el sofá para acercarse a la niña alzándola con dificultad. La niña rodeó su cuello con los brazos.

Silvina y Daniel miraban la escena con asombro. Martina se rascó la nuca nerviosa aún no les había hablado sobre la existencia de Mia.

La morocha aclaró su garganta haciendo que sus papás apartaran la vista de las Gonzalez para mirarla a ella -Ella es Mia- la señalo -La hija de Lourdes-

La ojiverde estaba muy nerviosa pero se acercó a ellos y acarició el pelo de su hija para que sacara la cabeza de su cuello -Ellos son los papás de Martina- dijo cerca del oído de su hija.

La niña separó la cabeza para mirarlos con curiosidad -¿Sos el dueño de la empresa donde trabajan mami y Marti?- preguntó mirando a Daniel

El hombre, que seguía en shock por la nueva información, asintió -Sí- dijo finalmente -Es mi empresa-

Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora