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-¿Que paso?- pregunto Martina

-Holly volvió a molestarla en el recreo- dijo Marina -Mia trató de ignorarla, no la empujó como la otra vez pero no la dejaban en paz. Al parecer, como Mia no respondía, Holly la empujó a ella. Una profesora vio la escena e intervino- la mujeres se miraron con tristeza -Expulsaron a Holly por dos días nuevamente. Si vuelve a cometer otra falta, la expulsarán del colegio- les dedico una sonrisa triste -El director quiere hablar con ustedes mañana... iba a llamarlas en cuanto salimos, pero Mia me pidió que no lo hiciera dijo que era tu primer día de vuelta... - miro a Lourdes -Espero que no les parezca mal-

-No- respondió Martina -Respetaste los sentimientos de Mia, sabes que... estamos escuchándola y respetándola. Quizás ella solo necesitaba un tiempo para procesar lo que paso-

Marina asintió -Si hubiera estado herida o en peligro habría llamado pero... creo que solo está un poco triste-

-Quiero ir con ella- dijo Lourdes mirando a Martina

-Nos vemos mañana, ¿de acuerdo?- dijo la ojimarron poniendo una mano en el hombro de Marina -Gracias por todo-

La niñera se despidió de ambas y antes de que Martina cerrara la puerta por completo Lourdes ya estaba avanzando por el pasillo en su silla de ruedas. Cuando la morocha llegó a la habitación de Mía, la colorada ya se había transferido de la silla a la cama de su hija y la abrazaba.

Martina se acercó a ellas y se sentó en el borde de la cama, observándolas con tristeza.

-¿Queres hablar?- susurró Lourdes mirando a Mia.

La niña miró a ambas mujeres y se acurrucó en el hombro de su madre -No pasa nada, está todo bien- dijo la niña segundos después.

Martina se recostó en la cama al otro lado de la pequeña -No está todo bien-

-No quiero...- comenzó Mia y miró a Lourdes con ojos llorosos -Yo estoy bien mami, no te preocupes por mí-

A la ojiverde se le rompió el corazón cuando se dio cuenta de que su hija estaba intentando protegerla -Mia. Mi amor, si estás triste podes hablar con nosotras-

Mia apretó aún más sus labios tratando de contener sus lágrimas -No mami, yo te cuido-

La ojiverde rodeó a la pequeña con sus brazos y la atrajo a su pecho. Esta era otra consecuencia del ataque de Ferrero, le estaban robando a la pequeña su inocencia porque a esa edad no debería estar preocupada por su madre.

-No me tenes que cuidar ahora- la apretó fuerte contra su pecho y sintiendo las primeras lágrimas que se escapaban de sus ojos y chocaban contra su hombro -Mamá y yo estamos acá, y no tenes que cuidar a nadie. Tenes que dejarnos ayudarte-

Martina se acercó un poco más para abrazar a ambas -Tenes que ser fuerte, estamos acá para vos hija- añadió

-Es que... no entiendo...- dijo Mia finalmente -Yo no le digo nada a Holly y ella no para de decirme cosas feas-

La colorada acarició su espalda -Eso no está bien. Lo arreglaremos, lo prometo-

-No la empuje- dijo Mia separándose de Lourdes para poder mirar a Martina -Te lo prometí-

-Estoy muy orgullosa- dijo la morocha -Pero mami tiene razón porque... lo vamos a arreglar, no está bien y lo vamos a arreglar-

Mia miró a Lourdes con cautela.

-¿Qué pasa, mi vida?- dijo la colorada

-Es que... la otra vez que me peleé con Holly... tuviste un accidente...- dijo Mia.

-Y eso no va a volver a pasar, porque me voy a quedar con vos y esta noche podes dormir con nosotras si queres- sabía que su hija estaba alterada y aquel era un miedo irracional pero si Mia la necesitaba cerca, iba a estar cerca.

Mia asintió y volvió a acurrucarse en su hombro

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Las mujeres pasaron la tarde tratando de consolar a Mia e intentando devolver una sonrisa a su rostro. Tras la cena, las tres se dirigieron al dormitorio y tras unos minutos entre los brazos protectores de sus madres, la niña se quedó profundamente dormida.

Lourdes no dejaba de mirar a Mia, la habitación estaba ligeramente iluminada por la lámpara de la mesa de noche, y cuando alzó la vista se encontró con la mirada de Martina sobre ella.

-¿Queres hablar un rato?- susurró la morocha

Lourdes asintió y Martina fue la primera en levantarse con cuidado de la cama para no despertar a la niña. Rodeó la cama y se acercó a su novia

-No quiero dejarla sola-

-Solo serán unos minutos- contestó y antes de que Lourdes pueda protestar la alzó en sus brazos y la sostuvo contra su pecho, mientras Lourdes se aferraba a su cuello.

La morocha caminó por el pasillo hacia el despacho y con cuidado dejó a la colorada en el pequeño sofá que había y se acomodó a su lado.

-¿Qué pensas?-

-Me da pena... que la traten mal, no se lo merece pero... también sé que los niños son crueles y no podemos protegerla de todo- dijo la ojiverde -Pero... me destroza pensar que... quería protegerme y no decir nada, no debería ser así-

-Mia es muy sensible, increíblemente empática y es normal que intente protegerte-

Lourdes alzó su mano para acariciar la mejilla de su novia -Eso lo aprendio de vos- La morocha sonrió y dejó un beso en su mejilla. -Lo digo en serio... me puso triste cuando vi que intentaba protegerme pero a la vez... sé que eso lo aprendio de vos, y... no podría haber encontrado a alguien mejor para criarla, sos una madre increíble-

-Lu...- protestó Martina apartando la mirada.

-No, mírame- dijo Lourdes seriamente -Espero que veas la influencia positiva que tenes en su vida, hoy es el claro ejemplo-

-Mia era increíble cuando la conocí- dijo restándole importancia -Ya lo estabas haciendo bien antes de conocerme-

La colorada sonrió con adoración -Ojalá puedas verte a través de mis ojos, sos realmente increíble-

La morocha se puso colorada -Para-

-No- nego y se inclinó ñara besar su frente -Mañana quiero que vayamos las dos al colegio, aunque me siento un poco mal, me incorporé hoy y mañana ya tenemos que faltar-

-Mia va primero- dijo Martina -Y solo faltaremos una hora-

Lourdes asintió -Quiero volver con ella-

La morocha se puso de pie y volvió a llevarla en brazos hasta la cama y la ayudo a acomodarse besando su frente cuando su novia estuvo recostada sobre la cama

-Voy a ver si la puerta está cerrada y luego enviaré un mensaje a Guada y Mica para que nos esperen un poco más tarde mañana. Regresaré enseguida- susurró

La ojiverde asintió y se acurrucó junto a su hija. Mia se giró en sueños y apoyó su cabeza en el hombro de su madre.

Martina salió de la habitación, que estaba ligeramente iluminada, y completó las tareas que le había mencionado. También recordó que tenía que alimentar a los peces de Mia, ya que la niña no lo había hecho antes de acostarse.

Una vez que todo estuvo en orden, regresó al dormitorio y sonrió al ver a las dos mujeres de su vida dormidas

Martina se acerco a ellas y saco una foto rápidamente poniéndola como fondo de pantalla y apago la lámpara dejando la habitación en penumbra. Se metio en su lado de la cama y se acomodo cerrando los ojos y centrándose en las respiraciones de Lourdes y Mia que la ayudaron a relajarse y caer rendida poco después

















Pocos capítulos pero espero que los disfruten, faltan pocos capítulos para el final. Esta semana hace fin como más tardar el lunes. Los quiero 🤍

Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora