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Después de intercambiar mensajes con Lourdes, Martina regresó a la misma calle y encontró un lugar para estacionar cerca del edificio. Le envió un mensaje para avisarle que había llegado y poco después vio a dos figuras salir del edificio, lo cual la hizo sonreír.

Mientras se acercaban, observó a Lourdes en su papel de mamá, algo que le resultaba extraño después de estar acostumbrada a verla como la ejecutiva que impresionaba a los inversores con sus ideas. Sin embargo, se alegró de tener la oportunidad de conocer esta faceta de la vida de Lourdes

Mia, al ver a Martina esperándolas, tiró de la mano de su madre para avanzar más rápido.

-¡HOLA!- gritó haciendo reír a la morocha quien se agachó para estar a su altura.

-Hola hermosa, me alegra verte de nuevo. ¿Cómo están tus peces?-

-¡Bien!- respondió Mia emocionada -¿Vamos a hacer algo divertido? Mamá dijo que eras su amiga y que íbamos a ir a algún lugar y que hoy podía acostarme un poquito más tarde-

-Vamos a ir a un lugar increíble, ya lo verás- dijo Martina mientras se incorporaba para saludar a Lourdes con una sonrisa -Hola Lu-

-Hola- respondió -¿Se puede saber a dónde vamos?-

-Nop- dijo  y miro a Mia -Es un secreto- Mia parecía emocionada por tener una nueva amiga y por la promesa de hacer algo divertido -¿Listas?-

-¡SI!- gritó Mia.

Martina rió y las guió a su auto. Lourdes se puso un poco nerviosa, ya que no le gustaba llevar a Mia sin una silla de seguridad pero tampoco quería hacer sentir mal a Martina y antes de que pueda decir algo, la ojimarron abrió la puerta trasera del auto y sacó un elevador para niños.

-¿Sabes cómo se pone esto?- preguntó mirando a Mia, quien asintió.

No era una silla propiamente dicha, solo un pequeño elevador, pero el hecho de que Martina hubiera pensado en eso hizo que Lourdes se sintiera aliviada.

Mientras ella seguía procesando la escena, Mia se había acercado a Martina y colocaron el elevador en el asiento, luego subio y se colocó encima.

-Ahora el cinturón- dijo la niña y la morocha esbozó una sonrisa antes de inclinarse para colocar el cinturón sobre el pecho de la pequeña.

-Lista- dijo cuando se aseguró de que todo estaba bien colocado.

-¿Me vas a decir a dónde vamos, Marti?- preguntó Mia antes de que la ojimarron pueda salir

Martina se acercó al oído de la pequeña y susurró algo que Lourdes no pudo escuchar pero que hizo reír a Mia. Después de eso, salió del auto y miró a la ojiverde -¿Vamos?-

Ella asintió y Martina cerró la puerta trasera, luego se dirigió a la del conductor, mientras Lourdes entraba por el lado opuesto y se giraba para dedicarle una sonrisa a su hija.

-Gracias por la silla- dijo cuando Martina estuvo sentada detrás del volante.

-No es nada- respondió agitando la mano para restarle importancia.

-Sí que importa- dijo seriamente -Gracias-

-De nada- aceptó el agradecimiento de la otra mujer -Y ahora vamos-

-¿A dónde vamos?- preguntó Lourdes abrochándose el cinturón.

-A Brooklyn-

-¿Y qué hay en Brooklyn?- insistió

-Paciencia- le pasó su celular con Spotify abierto para que Lourdes pusiera algo de música.

La ojiverde no insistió más y buscó algo de los cantantes favoritos de su hija, quien comenzó a cantar desde la parte de atrás del auto

Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora